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que se enfrentan por un lado la democracia liberal, bo– nachona y tolerante, y por el otro la democracia revolu– cionaria de las masas. "La irrupci6n no puede ser asimi– lada por los organismos polfticos, y su impaciE1ncia se torna en impulso violento al margen del Estado, sobre el Estado, más allá del Estado, contra el Estado ..... " El liberalismo ha fracasado al asentar los pies sobre las duras realidades econ6micas. Han quedado rotos los supuestos de convivencia, no obstante subsistir, como he– rencia liberal, los conductos formales de la expresi6n de voluntades. En otras palabras, ya no se puede ser al mis– mo tiempo auténtico liberal y auténtico dem6crata. La tensi6n, estudiada por el autor, entre liberalis– mo y democracia, adopta ahora forma de tensi6n entre liberalismo y socialismo. El concepto de igualdad propug– nado por el liberalismo es el de igualdad ante la ley, igualdad de oportunidades bajo la tutela de la ley co– mún. El socialismo da un paso adelante. "Reputada ar– tificial por el liberalismo -escribe Ruiz del Castillo– la diferencia de clases según el nacimiento, el socialis– mo se limita a extender al orden de la propiedad la abo– lici6n de los privilegios hereditarios del linaje. Si la he– rencia no es título legítimo para., trasmitir privilegios no– biliarios, tampoco lo será para tr~smitir la propiedad, que es el privilegio econ6mico".

El derecho a la propiedad, concebido como esencia natural por el liberalismo, pretende el socialismo trans– formarlo en acceso efectivo a la propiedad. También afir– ma el socialismo, frente a la tesis liberal, que la liber– tad económica es incompatible con el mantenimiento de un régimen de libertad general. Y decide abolirla, por entender que s610 el monopolio público de los medios de producción puede evitar los monopolios privados a que propende la libertad de iniciativa.

El socialismo pretende defender la esencia de la li– bertad personal mediante la disciplina econ6mica. El des- , enlace ya lo conocemos: en teoría nos lo brinda el socia– lismo con fórmulas utópicas: una sociedad sin clases y sin Estado; una administración de las cesas que evite los quebrantos del gobierno sobre los hombres. En la prác– tica (régimen soviético), la disciplina económica ha aho– gado la libertad personal, y el hombre ha sido conver– tido en un esclavo de la técnica.

Creemos que frente a ambos extremismos (libertad liberal y disciplina socialista) lo único que tabe es una solución cristiana y conservadora. Ruiz del Castillo la ofre– ce en una brillante síntesis: "La libertad defendida por el Estado contra los monopolios privados y defendiéndo– se desde el mercado contra el monopolio estatal",

LIBERALISMO Y RElIGrON

El liberalismo, hijo de la Reforma luterana, nació con una aspiración emancipadora, fué "portavoz de mino– rías mal instaladas en un ambiente de unidad religiosa". Estuvo, pues, contagiado por el espíritu negativo de un anti. Fué instrumento anti-religioso en manos de hom- 'bres poseídos por un espíritu racionalista, que -como distingue certeramente Ruiz del Castillo- "no significa– ba la serenidad de la razón, sino el fanatismo que pro– clama el conflícto entre la razón y (a fe". El líberalismo asume carácter. de naturalismo religioso y se cubre con un manto de soberbii'! luciferina. Es, dice Sardá y Salva– ny, sumo pecado, porque entraña "cierta orgullosa pre– ferencia de la razón propia sobre la razón de Dios". Por causa de ese naturalismo malsano, y no por defender la libertad política, el liberalismo sufrió el anatema de la Iglesia, en el Syllabus de Pío IX.

Por otra parte, la neutralidad proclamada por el li– beralismo siguió un proceso' de neutralización absoluta, que vino a dejar al Estado interdicto para tomar decisio– nes en la esfera de la Religión y de la Cultura. El libe– ralismo propugnó la absoluta separáción de la Iglesia y del Estado: ignoró las creencias religiosas y las concep– ciones del mundo; y con torpeza de avestruz cerró los ojos ante el más hondo problema que confronta la men– te humana: el problema religioso, la relación del hom– bre con la Divinidad.

El liberalismo inauguró así el descrédito del espí– ritu y de la personalidad espiritual, conduciendo al hom-

bre a abdicar ante lo infrahumano y lo infraespiritual, "considerándolos como suficientes para satisfacer la nos– talgia de lo objetivo y la apetencia de lo absoluto". Por– que éomo dice el filósofo alemán Dietrich von Hildebrand: "Cuanto más concentrado es el reflejo de Dios en un ser, más desnaturalizado deviene este ser desde que se aísla de Dios".

El liberalismo naturalista, neutralizador y agnóstico, está -afortunadamente- bien muerto. Una de ras ca– racterísticas de nuestra era atómica es que ya se, empie– za a conocer la supremacía de la vida del espíritu. Ruiz del Castillo anuncia este despertar religioso con frases de hermosa c1arividenc;ia: "Las tinieblas que han ensom– brecido la libertad en regímenes contemporáneos sólo podrá rasgarlas el espíritu con un sentido de la vida que ha de estar penetrado de religiosidad. Tan fuerte es este impulso y tan necesario para vencer el materialismo y para restaurar los valores morales, que hay que regis. trar como rasgo sensato de la mentalidad contemporánea el reconocimiento de la necesidad de una reviviscencia religiosa que, siendo obra de libertad, prospere en un ambiente favorable a la colaboraci6n del poder espiritual con. el temporal. No puede ser cuestión el clericalismo" en el sentido del gobierno temporal del sacerdocio, sino que ha de aspirarse a que, en la paz de las conciencias, florezca la verdadera religión del alma, la que en esta hora de angustia está ptoduciendo ya un renacimiento de espíritus escogidos, capaces de sentir profundamente

la responsabilidad de la existencia".

LIBERALISMO Y NACIONALIDAD

Hemos visto que el prinCipiO organizador del libe– ralismo, en lo social, ha sido la burguesía. En lo territo– rial, en cambio, ha sido la nacionalidad. "La Naci6n -afir-

ma Ruiz del Castillo- fué la palestra elegida por el li–

beralismo para librar la batalla de la nueva libertad", Individuo libre en la Nación libre. Y así como se espera

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