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plomático con los Estados Unidos Para f<Írtalecer su po– sición en contra de los Estados Unidos y el Brasil, sus mas importantes rivales por el liderato en el Continente, el régimen de Ramírez, y después el régimen de Pe· rón, trataron de crear un bloque de estados que apoya– rían 11 la Argentina Esto condujo a una serie de inter– venciones e intentos de intervenciones en Bolivia, Chile, Paraguay Y Uruguay El gobierno del Uruguay fue el blanco especial de Jos esfuerzos Argentinos ya que ser– via de refugio a un gran número de exilados políticos de Argentina, los que podían llevar sus actividades a muy corta distancia de casa

En Noviembre de 1945, el gobierno del Uruguay hizo circular una nota (generalmente conocida como la Nota Larreta) entre los otros Estados Americanos Sin mencionar su nombre, el gobierno de la Argentina fue francamente denunciado como una amenaza a la paz La nota no señaló acto específico que pudiera considerar– se como una amenaza contra la paz pero insisitió en que tal gobierno era, por su propia naturaleza, contrario a los principios del sistema inter-Americano "El más puro respeto por los principios de no-intervención de un es– tado en los asuntos de otro no protege ilimitadamen– te las flagrantes y repetidas violaciones por cualquier re· pública de l-os elementales derechos del hombre" En la política internacional de América, "el paralelismo entre paz y democracia" debería constituir "una indeclinable norma de conducta" Una lista substancial de declaracio nes y resoluciones inter-Americanas que se suponían ha– cer obligatorias la democracia y el respeto por los dere– chos humanos fueron citadas en favor de esta tesis Fi– nalmente, se proponía que los Estados Americanos de– berían consultar entre ellos mismos respecto a qué con– due!a segu ir

Juzgada por las normas de la mayoría de los juris. tas y estadistas Latino-Americanos fa reacción Uruguaya a la situación Argentina sería en sí una forma de inter– vención indirecta -al menos si hemos de tomar seria– mente la posición que niega el derecho de un estado de protestar diplomáticamente respecto a un tratamien– to injusto de sus propios ciudadanos por un gobierno ex– tranjero Como uno de los más osados sostenedores de esta posición es irónico encontrar al Uruguay sometien– do una protesta diplomática concerniente al tratamiento dado por un gobierno extranjero no a los ajenos sino a sus propios ciudadanos, en este caso el tratamiento de Argentina a ciudadanos argentinos

La tesis del Dr Larreta en favor de la acción colec– tiva ha sido severamente criticada por el jurisconsulto español, Barcia Trelles Es su opinión que basar tal ac– ción en la solidaridad democrática de A~érica "no es

g ecil mucho, puesto que tales supuestas democracias, Comparadas unas con otras, varían no solamente en la forma sino también en la substancia" Además, consi– dera que esto sería mucho más subjetivo y peligroso que la Doctrina Tobar misma Al menos en lo que se refiere a las prácticas constitucionales las que le dan una me– dida de objetividad En la propuesta de Larreta (siguien do aun a Barcia Trelles) se enfatizan los motivos ideo– lógicos más que los medios de llegar al poder "Cuando leemos los antecedentes invocados por el Dr Rodríguez Larreta en favor del caráGter netilmente Americano de su

posición doctrinaria, percibimos el inherente defecto en toda reacción dialéctica que no está basada en un raza namiento abstracto... La verdad es que la doctrina ci tada.. no es más que una reacción dialéctica ante un hecho concreto, en ese caso la cuestión Argentina" La critica de Barcia Trelles parecería estar justifica– da en cuanto a lo que se refiere al argumento Urugua– yo de que la acción colectiva está basada en el Derecho Internacional existente AsI como la doctrina de absoluta no-intervención fue proclamada a la faz de una amena– za específica -la intervención de los Estados Unidos– así también la doctrina de un derecho de intervención colectiva en nombre de la democracia es proclamada como un principio legal a la faz de otra amenaza, la Ar– gentina Tampoco, como se señaló arriba, carece de fun– damento su aserto de que la Nota Larreta en sí sea una forma de intervención indirecta.

Mas es importante anotar que las propuestas del Dr Larreta no eran tan rígidas El proponía también la con– sulta entre los Estados Americanos sobre el "paralelis– mo entre la paz y la democracia" Esto al menos deja– ría abierta la interrogación de que si los Estados Ameri– canos están legalmente obligados a practicar la demo– cracia

Solamente cuatro Estados se pusieron de acuerdo con la'posición uruguaya y, de estos cuatro, los Estados Unidos aparecían apoyando la idea de la consulta sólo en cuanto al paralelismo entre la paz y la democracia Muchas de las respuestas mostraban claramente una fuerte repugnancia a comprometer en forma alguna el principio de no-intervención El Salvador, por ejemplo, rechazó de plano la idea basado en que el principio se refería solamente a intervención unilateral "La misma razón que existe para declarar inadmisible la interven– ción de uno es suficiente para no aceptar la interven– ción de muchos, y si la intervención de uno constituye un serio peligro para la paz, la intervención de muchos puede convertir al continente en un Campo de Agra– mante"

IV

Dos factores principales motivan el reciente brote de la política intervencionista en ei Caribe 1) Aunque no se puede precisar la fecha, basta decir que durante la década de 1930 comenzaron a desarrollarse movimien· tos en Latino-América demandando cambios fundamen– tales, no sólo en las instituciones políticas sino también en la estructura de la sociedad Algunas veces estos mo– vimientos continuaban enfatizando la democracia políti– ca y el respeto de los derechos humanos Pero, cada vez más, y más, el énfasis se ponía en la libertad de las masas pisoteadas en el cautiverio económico y social, y siempre cada vez menos y menor interés en los medios, aunque a la boca se pagaba tributo a la "verdadera de– mocracia", a la "democracia social" o a la "democracia significativa" El rasgo distintivo de estos movimientos, en contraste a muchas de las anteriores "revoluciones", era la insistencia sobre los cambios fundamentales que hablan de arrancar de ralz el viejo patrón del control oli– gárquico y extranjero

Este hecho hizo las luchas por el control de los go– biernos algo enteramente diferente de las luchas tradi– cionales entre facciones de Ii;ls viejas oligarquías y el

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