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ejército, luchas que en el pa3ado rara vez amenazaban el orden social y económico establecido Significaba que estas luchas serían cada vez más y más el produc, to y las productoras del celo mesiánico y que un nú mero cada vez mayor de pueblos llegarían a sentir ver– dadero interés por ellas La Segunda Guerra Mundial con la condenación aliada de las dictaduras y las prome sas de "un mundo mejor pala todos" dio un golpe a es tas tensiones, y la propaganda de la guerra fría que la sucedió inmediatamente, continuó el proceso mostrando cuán abundante es la vida bajo los sitemas políticos y económicos sostenidos por los dos mayores contendientes En una área ya inestable de por sí, tales desarrollos ha– bían de producir un impacto, especialmente si se le agre· ga un segundo factor

2) Ciertas regiones de Latino-América (siendo las más notables las del Caribe y Centro América) siempre han tenido una numerosa población fluctuante de exila– dos provenientes de algunos de los regímenes políticos vecinos En la mayoría de los casos su propósito es el de conspirar para derribar el régimen del cual ha huí– do recientemente, y siendo así, es siempre un factor de inestabilidad en el área Mientras los conflictos en estos estados envuelvan solamente a facciones de la oligar– quía reinante y el ejército, el problema de los exilados puede mantenerse ba jo control la Convención de 1928 sobre los Derechos y 106 Deberes de los Estados en Tiem– pos de Contienda Civil sirvió extraordinariamente bien bajo estas condiciones

Pero cuando un n'-levo régimen llega al poder pro metiendo barrer con el viejo orden de cosas y levantar a las masas desventuradas de su actual estado de servi· dumbre y "respetar la soberanía del pueblo", entonces tratará el problema de los exilados de una maneril di– ferente Dada la presencia de exilados de algunos de los regímenes dictatoriales vecinos (y están seguros de ser algunos) y dado también el fuerte sentimiento po– pular expresado por el reciente derrocamiento de la dictadura en el estado acogedor, no es muy probable que el gobierno se arriesgue con medidas impopulares destinadas a impedir a los exilados el conspirar contra un régimen que es universalmente detestado El entu– siasmo popular, los complejos mesiánicos de sus jefes y la conveniencia circunstancial de apelar a un estado de ánimo popular revolucionario ofrecen irresistibles tenta– ciones a los gobiernos para hacerse de la vista gorda y aun para ofrecer ayuda a los exilados conspiradores La reacción de los regímenes dictatoriales no es di– fícil de conjeturar Ellos, también, pueden permitir a exilados a conspirar el derrocamiento del régimen que los echó del poder, y si es necesario, ayudarles Esto no quiere decir que esa sea siempre la reacción, de par– te de regímenes dictatoriales, a un proceso comenzado por ardorosos vecinos revolucionarios En política de es– ta clase es corrientemente imposible determinar quien pone el proceso en movimiento Basta saber que por las razones arriba citadas, inestables regímenes políticos han encontrado "necesario" conspirar, o al menos permitir conspiraciones en su territorio en contra de regímenes vecinos. No intentaremos aquí hacer una revisión de los numerosos casos ocurridos en las dos décadas pasa· das, mas una rápida ojeada a dos de los más serios ¡nci-

dentes ilustrarán los resultados de las acciones arriba descl itas

El 11 de Diciembre de 1948 el Embajador de Costa Rica en Washington informó a la Organización de Esta. dos Americanos que "el territOl io de Costa Rica había sido invadido por fuerzas armadas procedentes de Ni– caragua" e invocaba el Tratado Inter-Americano de Ayu. da Mutua Después de la debida investigación, una co– misión especial del Consejo informó que "no hay la me. nor duda de la omisión del Gobierno Nicaragüense en tomar las medidas adecuadas para prevenir actividades revolucionarias dirigidas en contra de un país vecino y amigo" La culpa no estaba enteramente a un sólo la– do La comisión también encontró que "por muchos me ses antes de la invasión la llamada Legión del Caribe con la ayuda material y moral del Gobierno de Cosl~

Rica gozaba de la simpatía y facilidades oficiales para llevar a cabo su programa y actividades, los cuales, de acuerdo con la opinión general en la nl9ión del Caribe, estaban diseñados para el derrocamien,Po de ciertos go biernos, entre ellos, el actual régimen de Nicaragua" El a legato corriente de que d ifíci les legiones fronterizas hacen virtualmente imposible prevenir tales actividades, no puede sostenerse en este caso La comisión fue explí. cita en señalar que ambos gobiernos podrían y deberían tomar medidas adecuadas

Por 1950, el gérmen de la intervención y contra·in. tervención se había propagado por el Caribe y Centro América Como resultado de las quejas del gobierno de Haití, el comité especial de investigación encontró prue bas que implicaban a Cuba, la República Dominicana, Guatemala y Costa Rica Encontró, primero que todo, que la República Dominicana había permitido que exilados fomentaran, en territorio Dominicano, "actividades dise ñadas a perturbar la paz interna de Haitr" También en– contró "que ciertos funcionarios Dominicanos no sola mente toleraban las actividades de [un conspirador con· tra el gobierno de Hatí] sino que le ayudaron en la cons· piración de Noviembre y Diciembre"

Mas significativo, sin embargo, es el hecho de que este incidente fue relacionado a otras conspiraciones que acontecieron algunos años atrás:

Es bien sabido que durante la primera mitad de 1947 las actividades de conspiradores que in–

tentaban invadir la República Dominicana se ini– ciaron en Cuba En la Habana y en otros puntos de la Isla, más de 1000 hombres se juntaron y entrena· ron, y estuvieron listos para usar de la fuerza ar– mada

Informaciones aparecidas en la Prensa muestran que el reclutamiento público se llevaba a cabo en territorio cubano con el propósito de aumentar las fuerzas expedicionarias

Estas fuerzas expedicionarias incluían ciudada– nos de muchas nacionalidades, muchas de las cua les llegaron a Cuba individualmente o en grupOS desde sus países de residencia u origen, y su lIe gada no podría haber tenido lugar a espaldas de las autoridades

Finalmente, todos los hombres y el material de guerra que estgban dispersos pór diferentes partes

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