This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »se cClrgo de los selvicios del rnisrno, y desde entonces ellas se han dedic.ado a cuidat y a atender ese huma_ nitario centro, establecido pOI plimera vez en Glanada! dos siglos y medio¡ a la fecha en que las Hermanas de la COI idad lo tomOlan a su cOlgo
La asistencia médica¡ en la época a que nos leferimos, 1880! dejaba mucho que desear, pues no había médico interno¡ y por lo tanto los enfelmos el an atendidos solamente por las Hermanas o cuando algún médito catitalivo! llegaba al hospital y recetaba a los enfermos
Las Hermanas tenían que hacer flente o todo falta de fondos, escasez de medicinas y de vestua– rio pata los asilados, perol sin embargo, ellas ponían lodo su empeño en subsanm aquellas inconveniencias La Jun1a de Caridad¡ encargada de la parte económicu del Hospital, recogía fondos por medio de impues– 10s o de contribuciones voluntm ias de los vecinos, pelo a veces lo obtenido no alcan7aba para lIenat las ne– cesidades de lu Institución
No obstante esos inconvenientes! las caritat ¡vas y humildes Her manas de la Cm idad suplían las de– ficiencias con su experiencia en el manejo de hospital es, y con su abnegación y toda clase de sacrificios y
trabajos extfCIordinmios¡ llevaban hasto uonue elú posible el alivio y el consuelo a los pobles ahí internados
Más de una vez, nuesho abuelo motetno nos llevó al hospital, y otras, fuimos acompañando a nues– tra madre en sus visitas a los enfelmos Entle estos había el año de 1882, una mujer que fué sirvienta de lo fClrllilia Estaba, la PObl ccito, llena de llagas pu Iulentos y malolientes Permanecía ahí, junto Con ot ras pacientes y en el cuarto donde estaban estas en fermas, se notaba carencia absoluta de camas y de otros rnuebles, aunque sí¡ todo limpio De nuestla casa alguna que otra vez! se proveía a la enferma de fOpa limpia y de alimentos, los cuales ella compwtía con sus desgraciadas compañeras Por los casos idén– tico3 que tuvimos oportunidad de ver años después¡ pensamos, que esa recluída padecía de sífilis Cuando llegábamos a verla, acompañando a mi madre¡ 1'\0 r.Iejábamos r.Ic sentir asco al coníemplOJ las llagas de la enferma, e impresionándonos asimismo, aquel triste cuadro de dolol y de miseria que presentaba la desgla– ciada suerte de esos seres humanos! mostrando úlceras purulentas así como los aspectos físicos de los otros enfermos flacos, pálidos, víctimcls es10s últimos ele las enfetmedades palúdicas y atlas hidrópicos, todos ellos, careciendo de medios adecuados pOJa cural se Ilef=Jaban al hospital en busca de auxilio paro sus do– lencias y rnás de alguno pOlO tel minw allí sus tI isíes días
Corno decíamos antes, la primera vez que visitamos el antiguo Hospital de Son Juan de Dios¡ fui– mos acompañando a nuestro abuelo, quien iba con fl ecuencia a visitar los enfermos y entlegarles alguna pequeña limosna
Nuest.a madre, formó parte, duratlte los años de 1870 a 1880, de la Junta de Caridad que tenía o su COlgO, la vigilancia del Hospital, y como ella, otras tantas señalas más y algunos caballeros de la Cill– dd, (juiencs se intelesaban por la institución y callodnmente, llevaban limosna o su consuelo, a fin de hacer más llevadera la triste condición de los pobres allí osi lados
Las Hel manas de Caridad, por mi pOI te, hacían también toda clase de esfuerzos, de acuerdo con los escasos medios económicos de 'llle disponían, para atender a esos pobles de solemnidad los cuales fal– tos de hogar y atacados de enfelmedades incurables¡ eran recibidos en la instiíución por esas bondadosas HelmanCl;; de San Vicente de Poul, vistiéndolos pobremente¡ y cuando podían¡ ellas mismas los medicinaban, de ocuerdo con las recetas obtenidas d'3 algún médico cm itativo que llegaba al hospital, yo que en ese tienrpo no había allí médicos intet nos
Las Helmanas añadían, a esos cuidados maleriales, los espirituales, que es lo que más falta hace en esos centros de beneficencia¡ ya 'lue estos auxl1¡os p rodlgados cariñosamente a los que sufren¡ en fOI ma de {toses OInables como acostumbran hacerlo esas abnegodas Hermanas, les hacía menos penoso a ellos su per– rnanencio en el hospital Las buenas Hermanas llegaban a hacer más que esto¡ contribuían también en otra forma a que la estada de sus internados resultase más agladablc¡ y pOJa 10gl0l esto¡ se valielOn del pu1io centt al plantado de árboles coposos y matas de pintonas con arbustos y tosales¡ los cuales tegaban y
cuidaban diariamente a fin de mantenel frescos en las horas más calientes el patio y los corredotes que 10–
deaban a éste
Los vel des matices de las matas de plátano y de los OJ bustos, el morna de las {lores y la agroda– ble sonlbra que proporcionaban los grandes árboles, refl escoban la vista de los recluí dos, y sus debilitodos Luerpos se solozaban dentro de aquel apacible y fresco ambiente donde le! sombla y el verdor contriuuían a ,<:",llavizor la tempS'ratura sofocnnte de los días culu rosos Los enfermos que sufrían males incurables, obligados a pe.mcmecer en sus lechos, disfrutaban tanlbién del aile fresco que les lIégaba del patio, y los Cluc podfoll cominar se paseaban pOI los conedores lecibiendo de la naturaleza un sedante pOlo soportar los (hlores que 18s producían sus enfermedades, y en est a última forma, además de sus cuidados diarios, se en– corgaban de legar y cultivar el jardín, para hacerles más llevadera o los enfermos su estancia en ese centlO
eh caridad
A,imismo las Helmanas, adornaban diariamente la capilla instalada en la sala esquinera del edificio, o fin de que los enfermos y fieles de la ciudad, Ilegal sen a orOl a la preciosa capillita El arreglo que las Hermanas ejecutaban en el Monumento del Jueves Santo, era de todos los otros de la ciudad en aquellos
II,"'\US, el mós notable de ellos por la forma con que las Hermanas, lo CldOlnoban, poniendo en su ornOlnen-
- 68--
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »