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5011 buenos Jueces 0 buenos Magistrados.

Un Magistrado que no sepa desempeñar sus funcio~

nes, es una carga social, pero que hoy tiene término, y fácil es entender que si tal Magistrado es de por vid;;!, el daño y el mal para todo el país van más allá de lo

pi evisible.

No estoy t1atilndo de zaherir, sino mas bien de levan~

lar o,

Juez y 01 Maflislrado que ejercen lo que STAMMLER

llama Sacerdocio Judicial y refiriéndose al cual uno de nuestros más s.. andes Jurist~s I1n el elogio de los Jueces

esel ito por un abogado, dice:

UNo cQnozco otro oficio que, mas que el de Juez, mcija en quien lo ejerza fuerte sentido de viril dignidad; sentido que obliga a buscal en la propia conciencia, la justificación del pi opio oblar, y asumir de lleno, a cara

descubierta, la responsabilidad".

Comentando esos principios el DI' Floles García de la Universidad Autónoma de México dice 'tue la indepen– dencia de los Jueces es el ;principio institucional por el wnl, en el momento en que juzgan, deben sentirse libres de toda subordinación jerárquica, y ese duro privilegio im– pone

el quien lo disfluta, el valor de respondel de sus actos sin esconderse tras la cómoda pantalla de la orden

<lol Supelio,.

Cuando una Corte en los Estados Unidos abre su sesión, se anuncia a todos los presentes que se encuentran ante el pueblo de los Estados Unidos y que deben sentitse libres para p~dir Justicia. El Juez h~bla y su voz es la del pueblo americano y por eso aquellos Jueces sienten que encaman a todo un pueblo y no se sienten amenazaD dos en sus fundones

Vel a un lado esa alta misión del Juez y ver al otto, que quien va a vestir la Capa del Juzgador, llega rodea– do de compromisos políticos, o es hijo de componendas de parHdos, es algo que desanhna y et,trjstece a quien desea lo mejol' !JiH a su Patria. Así pues, mantener ese sistema de eletci6n y convertÍ! en inamovibles a los Jue~

ces, es casi como proclamar la etel nidad del mal Conclusión de lo que vamos diciendo es que iefor

d

m~r la Constitución para hacer inamovibles a los Magistra

u

dos de la Suprema, sin rodear de garantías el sistema de su ele~ciól1, es agravar aun más la muy delicada situación

adu'll dc nuestlo Podel Judide.!

A fin de que 110 se diga que 5010 se da la crÍ'ticil y

no se sugieren re!crmas que lleven espíritu sano, aquí van algunas ideas de lo que podría hacerse ,pai'iI salval a

la Justicia Nicar~9üense de la postradón en que se encuentra,

Ante todo hay que tecordar que la Justicia debe sel eshicta Justicia en todos sus aspectos, sobre todo cuando se trate de la Justicia al pequeño o al desheredado que

no puede procurarse los servicios de abogados que cono sagran todo su tiempo a sus inteieses POi' eso, los Jue– ces Locales, soble todo, y los de Distrito, deben ser ele–

sempeñados por quienes hayan sido abogados honestos y

probos, en forma reconocida, porque el pobre necesita mayor justicia que el rico que puede defenderse. Los jueces deben formar parte de la carrel'a judicial

y debería eJdstir una Escuela Judicial en donde recibirían instrucciones Ipara Jueces, aquellos que quisieran seguir esa carrera.

La designación de ¡ueces y magistrados no se haría ni pOi los Partidos Políticos ni por el Poder Eiecutivo ni por el Poder Judicial, ni directamente, ni por el anticuado

sistema de tel nas, sino (1ue debería hacorse pOI' el sistema de Oposiciones y Certámenes, bajo la dirección de un Cuerpo integrado 1'01 personas de diferentes procedencias, como sea de la Corte Suprema, del Poder ,Ejecutivo, de las Asociaciones Profesionales, de las Universidades. Quien fuelo calificado como aceptable quedaría apto pa·

rn

i edbh el 110mbl mniento de la Corle Suploma, pero no a libl e escogencia de este Tribunal, sino que sería nece d sario que el interesado hiciera solicitud para determinado cargo y de haber varios, la escogencia se haría por el Trid bunal Supremo en audiencia pública y voto público. Quienes así fueren admitidos deberían tener garantía de eiereel su cargo por un período de dos años, al cabo de los cuales, de no haber proceso justificado en su contra, quedaría confirmado en su caigo por otro período de cua.. tro años y al terminar esle segundo período, y estar en las antes dichas condiciones, sería inamovible. En esta forma se depuraría el personal de la Administración de Justicia y como debelía establecerse el ascenso judicial, al cabo de pocos años la Juslicia Nicaragüense ,podría onor– gullecetse de tener jueces probos, dignos, y que corres– pondan al elevado cargo de ser Juez

Naturalmente si la can era ¡udicial, no se rodea de

p..estigio y de dignidad, también tendlía que decaer, y por lo mismo quien sea Juez debe gozar de buen sillario,

de privilegios y exenciones y deben dársela honores por,;, que al administrar Justicia, lo hace como representante del pueblo y de la Nación Nicar6güense.

Debemos todos considerar y pensar que si a un Juez se le rodea del privilegio de la inamovilidad, se le dan honores, se le paga buen y ¡usto salario, si se le resperta

y se le dan tantos privilegios, no es únicamente Ipara que eSe Juez se sienta feliz, contento y libre de preocupacio

m

nes, sino para (1ue l,ueda resistir las amenazas, los hala.. gos, las prebendas y las influencias de los poderosos, de los ricos, de los fuertes, o de sus propios ílmigos y a eso

funcion~rio que va a disfrutar de todos esos tllivilegios, debe dificultarse su llegada a esos cargos, debe tamizarse

a los interesados para que la escoria y la broza queden de– purados y solo prosiga quien sea pi abo, honesto y capa~,

ya que sería climen canlta la sociedad dar esos privile.. gios a personas incapaces, deshonestas o faltas de moralidad

"La inamovilidad ¡udicial será institución benéfica, cuando los nombramientos de jueces queden fuera de la

acción de la política, y recüigan sobre personas honora– bles, cmnpetentes, enérgicas y con la pel sonalidad bas"

t~nte para desempeñar cumplidamente sus obligaciones ll

Duele decirlo pero en Nicaragua, muy lejos estamos

de ,poder alcanzar esas condiciones y como tal inamovi– lidad es fluto del interés de un Partido, no puede menos que augurarse que de ser aprobado ese proyecto, la Jus– ticia en Nicaragua caerá aún más de lo que hoy se en– cuentra y nosotros los abogados tendremos que padecer sus nefastas consecuencias.

Para cenar, quiero recordar que no obstante do que este problema es de suyo grave, y viene a afectar la propiedad, la familia, el orden social de todo Nicnragu8, le estamos dando poca importancia, lo cual es aún mu.. cho más sensible cuanto que ni la Asociación tle Aboga.: dos se atreve a opinar sobra este problema, ni los pro– fesionales como individuos, se atreven a hacerlo. El mie– do y la prudencia del acomodo, son las reglas del mundo en que vivimos y por eso creemos que es más c6motlo de– cir no meneallo, Sancho amigo.

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