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« Previous Page Table of Contents Next Page »pedos por el comando militar. Las fuerzas armadas asu– men las funciones de la policía interna, que un control
tDI1 e$tricto sobre 13 asodad6n, ,publicación y mov!l:dad pelsonal, que las tradicionales libcltDdes de la democra– cia vuélvense inexistentes. La economía pierde toda Ii–
bellad de acción que había podido mantener a través de las guerras p~saclas y las depresiones, COn su diretdón,
lo~ trabajadores y las operar.iones regimentadas en un pliin nacional, dominado pOI el eiército y teniendo como
solo objetivo el logro del máximo poder militar. la fuer–
t8, como amenaza y como realidad, se vuelve la base úni– c,] y patente para la conducción de las nogociaciones di–
plomáticas y la solución de las discrepancias internacio– nales, con la consecuencia de que las competencias en–
he las potencias rivales, acumulativa e inexorablemente
lleva a todo el grupo a punto de saturación militar, que es lo que constituye el Estado gU8lnición. A semejanza d9 Esparta, puede ejomplificarse el Estado guarnición con un mundo enmarañado por la posesión de todo el arse–
nal para la 9uerra moderna, la bomba atómica, sosteni– do por la _superlativa productividad de la moderna tec– nología, disponiendo sus colosales energías en un solo
y único esfuerzo de guerra, dirigido y mantenido por el vasto complejo de las recientes técnicas de conducción, comunicación y finanzils.
En el Estado gual nición prevalece en su sistema tle valores el militarismo, el que, como cualquier otro mismo, es una entidad doctrinaria que involucra (jertas hipótesis respecto ~ 105 méritos relativos de normas al–
ternativC!s de conducta La doctrina contral de militcris– mo considera que la ~uerra es a la vez la más necesaria
y l. más noble función del Eslado. Los códigos de dis– ciplina son impuestos sobretodos, con el "honor nacio– nal" definidos en los térm:nos acostumbrados por el guerrero. El milita¡"ismo asigna el más alfo prestigio en la sociedad al cuerpo de oficiales y exige a todo el pueplo las virtudes castrenses de disciplina, sacrificio y
l'espe10 a !a autoridad. Para la juventud establece el comportamiento varonil, a manera de una variante del código del samurai enalteciendo, como la más sublime admiración ,para los jóvenes, las antiguas y confortantes palabras de Horado: dulce et decorum est 1"0 pah ia mori.
El militarismo es más que un sistemCl formal de
pen~amiento. Es Un tipo de opinión pública y como tal se halla pre!iente en algún gr~do en cada sociedad Como sucede con otras cuestiones, la opinión relativa a las doctrinas militares fluctúa constantemente en respues– ta a variadas codiciones psicológicas y ambientales En los Estüdos en donde el militarismo está comunmente en posición secund~ria el principal ,peli~lo reside en el he– cho .de que la ópinión mílitatista pueda ~xpandirse biijO
01 peso de un!i ansiedad crónica de inseguridad militar, hasta pases;onarse de la mente de casi todo el pueblo, r)eHg¡o agravado por una sucesión de crisis bélicas que sin llegar a constituir un verdadero conflicto tienden siem· f1re a acercarse a él con ineludibles índices de inevita– bilidad.
Estos hechos que indican como el Estado guarnición puede llegar El toner existencia en un pueblo hasta este momento libre, SOn dignos de estudio. Esta situación puede venir no Ipor votuntad de usurpaci6n realizada por
el ej6rcito, sino por sucesivas adaptaciones sociales pa .. ra la defensa, teniendo como sostén la opinión pública. Puede int,.odudrse no por conspiradón, sino por plebis– cito. Puede llegar al poder, no por desalojo de los ól'9a– nos civiles de los que tradicionalmente se espera la re– ,presión de ello, sino pOI su activo apoyo. Puede no llegar violentamente, sino por influencia nacida de la de– manda de las masas que no desean estar expuestas al aniquilamiento por ataques hostiles, o por omisión de cualquier factor de seguridad Este ir:fltJ!<'I pue\i'3 ser nutrido por el servicio militar que amolda a liI población a nuevas formas de pensamiento
l
y puede ser expandi– do enormemente por una economía en la C!ue la exigen– cill milital' se ha convertido en un factor tal de control, que su retiro Ilegal ía a amenazar a todo el sistema con dasaTtkulaciones extremadamente f1r;~ves Así enfre los pUllblQS obsesionados por' una an"'"'siedad cada vez más profunda, basada en una guerra inminente y sus escasas ,probabilidades de supervivencia después de ella, o por un proceso que en un c:ontexto menos siniestro ha sido llamado la "inevitabilidad de los grados", el Estado guar– nición puede Ilegal al pleno poder.
las implicaciones de todo e:¡to con respado a los Estados Unidos son claras. Las cI.1ses o tipos militares
que representaban el pretorianismo y el cesarismo no se muestran como veldadeaas amenazas para nuestra for–
ma de vida, pero no son inconcebibles en tiempos de
latente revolución o c:ll tenerse que encarar In catástro.
fe milital que sigue al bombardeo total de nuestras ciu–
dades o a una serie de sangrientos reveses en el campo do batalla La amenaza del Estado guarnici6n no pue"
de ser facilmente descartada En el medio si~lo poste– rlol a 1898, este país ha peleado en tres gureras, todas allende los mares, siendo dos de ellas de tremendos es.. fuerzas militares que invoJucralon los recursos totaJes de la nación. La segunda Guerra Mundial llegó a su fin con la completa derrota de las potencias contrarias, re– sultado del que ampliamente se esperó que traería una paz duradera v relaciones fraternales entre los pueblos del mundo. S-in embargo, ni la paz ni la seguridad han sido aseguradas En la mitad del siglo XX Estados Uni– dos encabeza uno de los grandes grupos políticos que
se confrontan mutuamente en un mundo aún más desol– ganizado Mantiene la institución militar más ~rande de cualquier período de su historia sin estar en guerra, y
está por segunda vez en la existencia nacional, reclutan– do hombres en tiempo de paz Mantiene fronteras en Asia y Europa Occidental, con misiones diplomáticas en áreas críticas que deben ser garantizadas por el poder milital norteamericano Durante esta 9uerra fría el di– nero Se gasta en una proporción igual a las erogado· nes de la Primera Guarra Mundial v la producdón de la industria está organizada baio nc.r.:nas Ic~alGs de ne(e· sid.d.
Puesto que no existe más el monopolio nortemnerj· cano de Ji] bomba atómica, la producción y muchos de nuestros centros ,poblados, están expuestos a ~er aniqui– lados po. bombardeos enemigos o por saboteadores, por lo que los militares ur~al1 a los álganos de planificación industrial y cívica a deliberar sobre los medios de segu– ridad contra el "arma absoluta". Esto, naturalmente, trae una fuerte influencia militar sobre áreas de la vidll noy-
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