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« Previous Page Table of Contents Next Page »"derechlsta" de Un segmento substancial do la .lUlo del país. Il:Jualmente, o aun más importante, es que existen cietltos factores históricos y políticos que íntimamente in.. fJuancian la teoría derechista A este respecto, debe te– nerse'en mente un hecho crucial y es que el 13 de Mayo
de 1958 es, a los oios de los escritores nacionalistas, una respuesta espectacular si no al 14 de Julio de 1789, al
menos al 6 de Febrero de 1934. En aquel día, una masa,
más bien desorganizada, compuesta de miembros de va– rios gru,pos del ala derecha, ligas y organizaciones pro– miHtarés invadieron (a Asamblea Nacional en un intento de llevar a París la marcha sobre Roma que Mussolini en– cabezara doce años antes. El fracaso de D'1uel "golpe" impreparado (pronto la Izquierdo replicó con el Frente Popular) no dejó de molestar a los militantes de la Dere· cha; el efrmero régimen de Vichy no fue de una natura~
loia de otro aun mayor como fue el frecaso nacional y la
ocup.lici6n alemana.
El regreso de De Gaulle ha sido diferente en quo lleva en sí el sello genuinamente francés y, además, de~
bida a la personalidad del General y a sus grandes ideas, satisface la cuasi religiosa vehemencia plOpia del nacio– nalismo francés, sea éste de Derecha o de I:t:quielda. Tal atmósfera nacionalista~religiosa rodeó la Liga de Patriotas
(1882) de Paul Derouléde; para Maurras, la "premisa na~
cionOJlista U era un punto de .partida que trascendía los antagonismos políticos hacia una religión del patriotismo. Como todas las religiones, ésta también aspira a la
uni~ad, y combate lo que considera como su mayol pe–
cado, la fragmentación. No es para sorprenderso encon– trar que el grupo Méilurrasiano sostenga el ideal monár– quico como su centro, puesto que sólo tal institución como la rnonarqu' puede mantener esta unidad y puede g~ran~
tizar, al mi$ll1o tiempo, la continuidad de la política na~
cional y suplí. un arbitraje supra-partidista entre los diversos grupos contendientes, dases e intereses. Con diversos medios de expresión y de metáforas, 1)9rO sir– v)endo un mismo ideal, escritores nacionalistas desde
Dernauos a Drieu La Rochelle, de DI umont a Pierre Bou–
t~ng sueñan con la restauración del Rey conlO el chnre del .peligroso abismo abierto hace más de ciento setenta años.
Existe, sin embargo, una diferencia entre los naciona– lismos de las últimas dos o tres generaciones, así como existe una diferencia entre la Francia de 1900, la Francia entre las dos guerras, y la Francia post-194S¡ mientras que la Derecha, desde 18 proclamación de la Primera Re–
pública (1875) a Vichy, conecta con un eslabón mental e ideológico irrompible, la idea d~ la monarquía con la Francia de San Luis, y Juana de Arco, la Francia medieval de "caballeros y campesinos" (Bernanos). La presente generación de nacionalistas ha descubierto la compatjbi~
lidad del Rey y 01 mundo moderno. De allí nace la ac-ti· tud prescmte, más dinámica y conel eta, de la Derecha
frilnces~ y este modernismo el que Lla al movimiento del 13 de Mayo su casi revolucionario significado.
A pesar del "estilo" ¡peculiar con que se expresa la mentalidad derecha-nacionalista francesa, 'as sorprendenR tes f6rmulas que encuentra en su fluida eloeu~l1cia, la trágica vehemencia de sus discur60s, la dignidad, el fuego
y el fervor de Un De Gaulle, un Malraux:, un Debré, la Derecha francesa es más que una "religión patriótica", o, (omo sus enemigos prefieren llii1marll!!l, 'luna m(stica".
En lllí ésludio sobre la Derecha FrancéSa, 1. tdtal y
decisiva importancia de la influencia de Maurras debe cla.. ramente enfatizarse. Antes tle Maurras la Derecha Fran– cesa era, hasta cierto punto y a través del siglo XIX, una reacción Católica en contra del Modernismo (según la
definición, IJOI eiemplo, de Pío IX en el Syllabus de erro– res modernos (l8(4) y después, la reacci6n de la noble–
za rural y del campesinado contra la ciudad, los bancos, las compañías ferroviarias, los intereses mineros, es dedr, la industrializüción y proletarianización. Un Veuillot, un Drumont pertenecían a la vieia, incólume Francia Católi– ca, y ellos lucharon en tantos frontes cuantos el creciente liberalismo y la democratización les presentaban
Con Maurras, la Deretha Francesa enfró en un nuevo período, separada, en cierto !entido, del Catolicismo co–
mo una "religión", y desar~ollándose, el1 cambio, como un Catolicismo "poIBico". Pilra Maurras, que fue un gran admirador del positivismo de Compte, la Iglosia Católica no era p¡'incipalmente la depositaria del mensaje de Cristo ,una fe incuestionable y aceptable sin reticencias; eso era también, .por supuesto, pero mayormente, la úni· Ca institución sobl eviviente en el mundo moderno que esté basada en la Ujerarquia" y el uorden Jl
,
y que debido
a su misma estructura, shve como slmbolo y garantia para una similarmente construída estructura, ¡erarquia y orden en naciones católicas.
Fue sobre esta base que Maurras denunció el espíritu del Protestantismo: "Si en la conciencia del individuo, que es anárquica por naturaleza, infundimos la convicción de que puede establecer contactos directo: con el Ser ab– soluto, esta idea de un Señor invisible y lejano debilitará en él el respeto que le merecen sus visibles e inmediatos superiores. Preferirá obedecer a Dios antes que a los hombres".
La Iglesia, pues, es la imagen visible de la autoridad,
a la cual la más natural entidad poHtica, el Estado, debe imitar. La plÍmera virtud que se si9~e desde este punto
de vista del Estado es la "esta:bilidad", en el clásico sen..
tido Mediterráneo de la palabra, que es la aproximación pDlítica del ideal estético griego y del genio romano de la política Durante su vida, Maurras luchó en contra de la sensibilidad Romántica-Protestante que favorece el de– sOl'den ,por sobre el clásico concepto de la armonía y el equilibrio; él nunca cesó de contrastar "el caos obsceno"
enraiza~o en el alma nebulosa de Alemanes y Británicos con "la belle notion de finjll representada por las razas Latina-Mediterráneas.
Las ideas de Maurras han penetrado profundamente en la substancia del pensamiento francés. Por décadas, su periódico, Acción Francesa, en el que tenía tan brillan–
tes colaboradores como León Daudet y Jacques Bainville, era el foco de la ideología dorechista, la fortaleza desde la cual salía y asaltaba las ciudadelas enemigas. Hasta
1926, año en que la santión oficial de la Iglesia le dió un golpe decisivo, Acción Francesa era el punto de reu– nión de innumerables católicos, vicios y ióvenes, sacer– dotes y 5eglares, civiles y militares. Después que la ame– naza de excomunión fue pronunciada en contra de todo Católico que la ayudara, Acción Francesa perdió mucho de su influencia y el movimiento a que le dió su nombre, com9nzó a desintegrarse en pequeñas ligas y organiza– ciones, incapaz de resistir la tentaci6n Fascista, y a desco– yuntar, diluir y simplificar el ,pensamiento del maestro.
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