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« Previous Page Table of Contents Next Page »ga r a la ?ahía ~e Salinas.' lugar fronterizo, donde hiCleron lena. Conhnuaron la marcha hasta llegar a la bahí~ de Culebra, donde. en– contraron al doctor Cardenas, a don AleJan– dro Chamarra Y a otros.
Aquí obtuvieron la fatal nueva del fraca–
so' de Rivas y San Juan del Sur. Estas fueron las causas que contribuyeron a hacer ineficaz aquel impulso de la libertad contra la tiranía. Al relatar a grandes rasgos los esfuerzos que el Partido Conservador hizo para derro– car la tiranía de Zelaya, nos encontramos ,si– guiendo el orden cronológico; con el movi– ¡nien±o revolucionario que surgió en la Cosra Ailániica en Febrero de 1899, encabezada por el general Juan Pablo Reyes, Intendente de aquel lHoral.
Este movimiento, aunque secundado por ¡nuchos de nuestros correligionarios, no fue netamente conservador y por tanta no lo co– locamos en el catálogo de los que realizó el. partido.
Haremos de él una relación para prepa– rar su incorporación a la historia.
Este relato lo tomamos de "El Ferrocarril Meridional" y es corno sigue:
Corría el año de 1899. Tranquilos esfá– bamos los rameños dedicados a nuestras fae– nas agrícolas en las plantaciones de bananos situadas en los Ríos Rama, Siquia y Mico, cuando tuvimos noticia de que había llegado a Rama el doC±or don Pedro Andrés Fornos Díaz y don Enrique Espinosa, comisionados por el general Reyes, que a la sazón desem– peñaba el importante puesto de Gobernador e Intendente de nuestra litoral ailán±ico, para tratar con los principales propietarios sobre la manera mas conveniente de llevar a cabo la organización de tropas con el objeto de "re– peler una agresión de parte del vecino go– bierno de Honduras".
Como se comprenderá, esa no era más que una farsa inventada por ellos, para sor– prender a Zelaya y conseguir la impor±ante cooperación de los rameños.
El plan de Reyes era proclamarse Presi– dente provisorio, para lo cual contaba con la simpatía de todos los habi±anres de la Costa, por haberle focado en suerie desarrollar el programa del malogrado general don Rigo– berío Cabezas, quien al incorporar la Reserva MosquHia, proclamó la autonomía de la Coste, agregando que las rentas serían destinadas a obras de posHivo progreso y que en ningún caso ingresarían a las arcas nacionales. In– vestido como estaba Reyes de amplias facul– fades, y deseoso de captarse la estimación ge– neral, emprendió con una actividad asombro– sa, todas aquellas mejoras de utilidad públi– ca que dieron tan:l:o renombre a su adminis– tre;tción. En ellas podernos cHar la macada– mlzación de las calles de Bluefields, para lo cual hizo venir de los Estados Unidos una má– quina de triturar piedra; el establecimiento de .luz eléctrica, que no dio el resultado ape– tecldo, la construcción de ,dos hermosos edifi~
cías de dos pisos desfínados al "Colegio Cris– tóbal Colón" y al Hospital San Pablo, mon– tados al estilo americano; la formación de un preciosos parque situado frente al Colegio; y la implantación de una fábrica de hielo, así como también la instalación del teléfono en– tre Bluefields y el Bluff.
Lo anteriormente relacionado ocurrió el
8 de Febrero, es decir, cinco días después de haber estallado el movimiento revolucionario, iíempo mas que suficiente para que el gene– ral- Reyes hubiera tomado posesión del Río San Juan llegando a San Carlos sin disparar un cartucho, y sin que Zelaya se diera cuenta
d,e ello, por la circunstancia siguiente. El propósito de Reyes no era traicionar descara– damente a Zelaya quien en todo tieznpo le dio muestras de aprecio depositando en él su con– fianza, sino proclamarse Presidente provisio– nal, después de haber entregado el mando de la Costa. Al efecto elevó su renuncia con ca– ráC±er irrevocable, la cual le fue aceptada, siendo llamado para sucederle el general Au– relio Estrada, quien llegó a Bluefields, a me– diados de Enero acompañado de gran número de eznpleados, entre los que figuraban los se– ñores Juan José Zelaya y Alejandro Ber– múdez.
Fijado el día para la entrega, se proce– (lió a hacer el inventario, pero sospechando Estrada que Reyes tenía fraguado un plan pa– ra deponerlo, se negó a finnarlos saliendo precipitadamenfe de la Inrendencia y refu– giándose en el Consulado Americano.
En visfa de la actitud de Estrada, ordenó Reyes que le fuera registrado el equipaje que tenía en el hotel, donde fue encontrada una clave especial con que debía comunicarse di– reciamente con Zelaya. Contento Reyes con el hallazgo puso en el aC±o un telegrama al Dictador, en nombre de Auralio pariicipándo– le que había recibido la Intendencia en "el mayor orden" y que su antecesor llegaría a .la Capital en el prüner vapor.
Al mismo tiempo fueron capturados los empleados de Estrada, sin que lograra esca– parse uno solo y conducidos a 'Half-Way-Key' Una pequeña. isleta que se encuentra en la bahía de Bluefíelds, entre este lugar y el Bluff, donde permanecieron incomunicados y custo– diados por un resguardo de toda confianza.
Imagínese el lecior cual sería J a sorpresa del astuto Dictador al imponerse del mensaje que le dirigió el doctor Santiago López, de San Juan del Norte, al que se resistió a dar crédi– to basado en el telegrama en clave que había recibido de Estrada ...
Sólo un· hombre tan falto de carácter pu– silánime corno Reyes, pudo haber despreciado como lo hizo, aquella ocasión tan propicia pa– ra el completo triunfo de las fuerzas revolu– cionarias.
No exagero al decir que cualquier hom– bre valiente, aun careciendo de doíes milita– res, habría hecho mejor papel que el "Prín– cipe de Piombino" a qdien mala hora' secun-
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