Page 104 - lista_historica_magistrados

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biljo ~ii proJ?,íi:i :vigilancia,. ni un instante se aparto ~l dol~IIUClueJ:o c;lella.do 'de sugal~arda

y 'had~ . comu~ ~oiú.ura IY\l~n~ras 'esiUVleron aCÍCalando al reJego ·desmedldo. '

. Listo el a~J, hecho e¡ ~udo falso qu~

10 llevaría a la libertad y con el cual se traia siempre de evitar complicaciones inesperadas apla soltada, reviSado elpretl:il'que afianzaba dándole doble fuerza a la albarda, el jinete ya no esperó rn~, metió, el caite en .el estribo de montar, pego un enVIón para, en]otque±ar– se y quedó enganchádo en el tor¡;l.zo y plena– mep,±e sembrado sorno s~ dice pOr ahi.

La chichera dejó ói,i las)lotas dela Mama, Ramona, la barra enardecida aUllaba más que gritaba de entusiasmo y en el ins±anta preciso fue corrido el falso de la soga aseguradora dándole así puerta al endemonil;ldo rejego.

El foro vaciló un momento buscando con

su insfin±o un sendero que tornar, se creció estupendamente, mugió, espumaríó como si rumiase Un taco de jabón. Prego ycorrio si se despedara de pronto o hubieta hallado el ca–

mino que seguir debía sembró la cabeza y principió a agacharSe de VeraS de una mane– ra tan recia corno jamás los espaciadores la habian visto mas antes.

El montado le clavó las chocoyas al be– I1isimo ch6±azo, los sorteadores desplegaron los curtidos, las chamarras, y zaleas y el ani– mal embravecido embisiió de un 'lado y por el ofro,' tirando aquí y por acUllá, medio cami– nado con iodo, a pesar de los arrumacos de los toreros fueraniles¡ luego' se fue arrimando lentamente a la ±alangueia de la barrera por el flanco que da. al frente 'de la casa' que hoyes de don Juan B. Morales, el toroneón husmeó un instante, 'cabeceó, veriicalizó su mole, envionóresueUo, de un viaje se aventó el encaúembravado del enorme corral", des'– pués del vasto salio feroche arrancó en es–

~ampida con el jinete pegado como :si hubiera ldo raiel;l.do con treinta vueltas de una soga

ola~eña nuevecita' y ensebada.

El Retumbo atravesó 1a~ calles que llevaIl a la quebrada de El Pochote sin pararse, llegó a la ronda y sin vacilar siguió galopando de– senfrenado, enrumbado para La Trinidad y perseguido por unos treinta campisfos, éstos no le p\ldieron dar alcance en el camino y por tal causa se fue derechito a parar. a la puerta de golpe de su querencia en donde se detuvo para coger juelgo.

Logró Gabino, sin vacilar, el apareamien– to del toroncón a la' fornida puerta y en un dos por tres se enjorque±ó sobre los travesaños de nísperos de la hoja de golpe, evitando así (ue el animal se 10 llevara a los encierros y o ma1matara en la amplitud de los potreros cercanos después de hacerlo pasar en las cer– 'Cas a fuerza de pimporrazos en donde quizás

hubiera dejado algunos iucos de costillat¡J dea"' perdigados. .' '

Cuanclo los p~rsemlldores llegaron yaEl Returribo balaba paseándqse' en los para.:i:!i.les de los planes del potrero de San José y Za– mora se exariUnaba pausado por ver si, tenía averías en e1' cuerpo.

El caballero jinete de la montura rumian– te cogió e;l su.ca 9:ue le 'ofreció Abel Ortega y

y a.- poquito slguleron el rurr).bo que los llevo al luga.r en que el animal se 'hallaba mugien– qo.,. rasqando y esperando enfurecido a 10$

diE~siro~ que lo cotoneaban.

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Tres sogas y dos barzones cayeron sobre el huyente y después de una peleadera de una llora, y de haber desmambichado dos ca– ball,os el :rejego famoso, él ±orOnCÓ1;1 sometido,

e~±ró ~ la barrera en plena plaza bajo una sal– va a±r;0J;1adora, c;le apla\lsos para Gabino, es– pontá?ea admiración a' su hazaña y para la camplStada que regresaba ±riun~aIl±e.

Fue en este instante precjso que la con–

ci~er±ería de La T;-inidad se des~~rfó y vol– vlendo del alelanuen±o' a que habla estado so" metida por los acontecimientos, se· acordó de que tenía que comprobar, lo . de la cola de mico. .

El mo~enio resultó oportuno' porqué ha– biéndose ,echado un, fá.ro~~zo Oabino que le brindaron sus ad~iradores, désp'ués que. se

lo empinó envalentonado por la ovabión que le habían hecho al regresar, voló un grüo es~

ten±areo y pidió a continuación que le vol– vieran a coger el toro para hacerlo andar a. la andadura y supiera el bruto quien era Sabino Zamora. " , . Pegaron de nuevo. E~ Re±umbo al poste para,df\rle 9lJ:s±o.y co;rno Gab~o ya andaba con la :rallE!, ,pIcaqa no se acordo qe vigilar a

1.9~ ~nsm.~d6res que fueron escogidos, a ~~~­

Clan del pne±e entre los meseros de La TrInI– dad, única precaución que tuvo el' fe'rósticio montador, puesto que eran sus compañeros de trabajo y de quienes por lo tanto. no temia que lo traicionaran.

Con fal determinación a la conspiradora mesería el asunto le salió a pedir de boca y en un santiamén Abraham Pérez dio con la chuspa guarp.adora, güevió rápido el mis±e– rioso y apetecido talismán pampero y tem– blando de emoción sac6 de su escondrijo a la célebre colernico disecada que tanta fama de mala ley le había dado a Gabino entre los ha·· teros como albardeador de brutos.

Todo campis±o por lo general y en parti– cular. el boaqueño usa bajo la falda de su albarda, al lado de moniar, una bolsita de cuero crudo en forma y tamaño de un sobre postal cuadrado, la que adhiere colgante al fin del borde de la sen±adera de su aparejo sujetada con coyundifas especiales y la cual

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