Page 5 - lista_historica_magistrados

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vicia de Infarmacl6n Inglesa. (6) lo cHirto es que este golpe levant6 101 ánimos de los súbditos británicos que al mando del Comandante William Dalrymple asaltó con bita las fortificaciones de Omoa y decidi6 al Gobernador Dalling planear detenidamente el ataque a Nicaugua, sueño dorado y largamente acariciado par el Gabinete de Londres Y en cuyo estudio se llevaban ya sntadas los in– gleses grandes sumas. Durante años hablan tenido diver· sos agentes.espias viviendo en la costa atlántica y haciendo pequeñas incursiones al Interior del pars, para recoger informes, trazar mapas y levantar planas de fortaleza~ y caminas. (7) El comienzo de las hostilidades les daba ahora la ocasi6n propicia tanto más que, según todos los informes que se tenian, la zona del lago de Nicaragua -su principal obletivo-- estaba muy poco defendida. El proyedo más reciente se b;lsaba en los informes de un tal Smith que durante bastantes años habra vivido entre los indios mosquitos y penetrado tierra adentro le· vantando mapas bastante precisos. Los comerciantes )amaiquinos invirtieron grandes sumas en este "negndo", pues como tal se vera. La expedición se organizarla en Jamaica partiendo hacia el puerto de San Juan, deberie remontar el rlo, tomar el Castillo, establecerse en la isla de Ometepe como base segura de operaciones, construir una cadena de puestos militares en las islas y costas para mantener el paso libre Ipor el lago. Deberla atacarse luego Granada, y si fuere posible Le6n y El Realejo, y todavla más: si fuere cierto el informe de un camino en· tre el rlo San Juan y Cartago, atacar también esta ciu– dad. (8)

Las instrucciones de Dalling a sus subalternos son bien minuciosas: desde la estrategia con que debe ata– carse cada sitiQ, los Informes que deben rel¡.ogerse, y el cuidado de los enfermos hasta el trato que deberá d,lrse

a los indios. Es curioso que este capltulq ocupa primor– dial lugar en las diversas instrucciones. Al Ca,pitán Poi· son, por ejemplo, se le instruye detalladamente, y vale la pena transcribir parte del instructivo: "". y yo tamo bién le ruego tener presente el siguiente párrafo del úl. timo despacho del Superintendente de la Costa, que "el Comandante de la expedición debe ser intruldo con res· pecto a evitar cualquier molestia a los indios, quitándoles su propio botin, que puede causar una fuga en m'!· sa entre ellos, y resultar fatal para nuestra empresa". Y añadla Dallin~ de su cuenta: "A esto debo añadir mis propias 6rden~s a todos Jos oficiales bajo su mando: que no Interfieran ellos en manera alguna con los iridios sino por orden de Ud., y que miren que los. soldados tengan muy poco trato con ellos a fin de prnvenir la posibilid.~d

de cualquier disgusto en esta parte; debe h1cúlcárseles esto del modo más enérgico, aclarándoles que el de5cui·

(6) Dall1na a Wm. Dalreymple. Jamaica. Oct. 20th., 1779:

u.

am ex– tremely lorry lor tbe Ion 01 Sto George·s Key; but the Spanish ~

vernment, belllK determlned to break with Dl!!I .jn Bplte of our eenerolls

c:onduct and ottenUon to them BS a neutrol Nation,

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COUf!le could tlve the neccu8ry lntlmatlon of War to theh' Colonles before tt waR In our 1'IoW'cr to do the .!lame. UEntre los papele!! del Coronel Stephen Kemplc pubtl('adoJl por la New York Blstorlcal Society. The Kembte Popers. Collectlons 1883/1884. Vol. 11, p. 189,

(71 V ~.se. por ejemplo. 10 nnrraci6n de D. Francisco Sanvedra Que 10" vio dichO#¡ proyutos en Jamaica. Manuel lJ(n. Pérex·Atonso. Wnr Mis· oion 1" th. Carlbb.an. W.Bhlngton. D. C. 1953. PP. 53/59.

(8) LB" lnlltrucc10nH nI Comandante de la expcdld6n Coronel Stephen Kemble en The Kembte Papera. Vol. JI. pp. 191/20(; al CO""Rndante WI1II.m Dalol'mpl., Ih. 11. pp. 191/191; Y flnalment.

B Capto Pols.n, lb. pp; 191/196. ' .,

do de este deber tan necesario causará la dimisión de los Oficiales de volu!,!tarios, mientras a los Oficiales de las Fuerzas Regulares del Rey se les llevará a juicio ante una Corte Marcial General. La necesidad de mantener a tal gente (los indios) contentos, es obvia; la inconstancia y aun cosas absurdas provenientes de ellos no deben como batirse", (9) Y el mismo Gobernador Dalling ¡nstrufa asl al Cap. Dalrymple respecto a los indios de la isla de Ometepe y lugares vecinos en Nicar,agua: "Debe usarse todo medio posible para ganarse la buena voluntad de los indios, y publicarse un bando, prometiendo a los Indios Españoles y otros muchas ventajas: dándoles seguridad parll sus cosechas, estableciendo comercio con ellos y ase· gurarles que serán establecidos en la tierra conquistada, sostenidos por las armas del Rey de la Gran Bretaña, y que serán exonerados de cualquier clase de impues– tos". (10) Era evidente que el inglés no miraba la cam– paña de Nicaragua como una mera escaramuza de guerra, sino como una o,portunidad de asestar un golpe mortal a la Monarquía española en un sitio muy sensible ya que entre las instrucciones llevaba lugar primordial la inspec– ción del terreno para la construcción del canal interoceá– nico. Deblan establecerse s6lidamente en el lago como el mejor lugar estratégicamente hablando para dominar después la Provincia enterll.

Con estas instrucciones y después de largos prepa· rativos partieron de Jamaica y de los establecimientos de la Costa Atlántica de Honduras y Nicaragua, rumbo a San Juan, las diversas embarcaciones transportando dos .mil quinientas tropas veteranas a las que se habfan añadido muchos civiles y gran número de zambos y mosquitos, su· perando la cifra de tres mil en total. Iba al frente de ,la expedición el Coronel Stephen Kemble y biljO sus órdenes los Coroneles John Polson, William Dalrym,ple y Sir Alexander Leith. El grueso de la expedición arribó a la desembocadura del San Juan en Marzo V todavíll en Abril siguieron llegando tropas. Precedía -el barco real ULlSES y lo seguran las fragatas RESOURCE, HORATlO, PILGRIM, HINCHINBRKE Y MtNONA de 36, 32, 28, 24 Y

20 cañones respectivamente.

5 - Lord Nelson of the Nile

La expedición no tuvo problema en el puerto de S,1n Juan, como tampoco al remontar el rfo, fuera de lo h'a' bajoso que siempre ha sido, hasta llegar a la vista del Castillo junto al río y cerca del lago. Los informes que tenían los ingleses sobre la debilidad de esla fortaleza eran ajustados a la verdad, sólo' que pasaron por alto contar con un hctor muy importante: el valor de sus de· fensores que sorprendió al ejél'cito sitiador. Volvió a re– petirse la hazaña de Rafaela Herrera, aunque esta vez en forma más anónima, e igual que dieciocho años antes 13

perseverancia de la pequeña guarnición del Castillo alia· da con lo insalubre dol clima derrotó por completo al invasor.

Diecinueve dlas tardó en rendirse la ,tJequeña 9l,jar– nición reducida a cincuenta hombres desprovistos de vlveres y municiones, En las Capitulaciones firmadas por

(9) John DalltnR' al Cav. Pol.aon. Jllmaicu••. f. Kentble Papera. 11. pp. 195/196. .

(19) John Dalllng al Cap. Como WiIIlalO T'lalrympla Jamaica, 20/X/1779. l{emhle Pa.pen JI, p. 188.

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