This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »CALDERON".
fesor de utia Escuela Militar que había elt' el cuartel La lUomo,tomoo, cuyo Comandante, el Gral. Guillermo Reubl· ing dicho sea en honor a la verdad, se comportó con él de la' manera más deferente, no se sabe si PQr, recomen· daciones recibidas, o por impulsos de su prQpiu genero– sidad. Al cabo de un mes más o menos, se expidió el siguiente Decreto: ,
, 'El Presidente del Estado, ACUERDA: Suprimir el destino de Profesor de Letras de la Escuela de Cabos y Sargentos de esta ciudad, que es a cargo <Iel señor Coronel Don Enrique Guzmán; y rendir a éste las gracias por sus buenos servicios. Comulúquese, Managua, 28 de Diciem· bre dé 1896. Zalaya, el l\linistro de la Guerra, Calderón".
Managua, 3D de Diciembrc de 1896.
Señor Coronel Don Enrique Guzmán.
P~
"Con instrucciones del señor Comandanté General,
ten~Q el gusto de particil?ar II Ud. q~e por la orden gene– ralde esta fecha quedara Ud. de baja.
Soy d,e Ud. muy atento SS.
'El Ministro Calderón que firma las anteriores co· municaciones era Don F,rasmo Calderón, padre del actual
Obispo de Matagalpa Monscñor Octavio Josó Calderón y
Padilla, honra y prestigio del episcopado RÍeuragÜensa.
Pasada esta humiilación a qUe fue sometido Don En– rique, no existe ningún manuscrito en el que haya lle– vado sus apuntes durante el tiempo que permaneció en Managua, ni por el resto del año de 1896. Tampoco se ha podido encontrar el Diario correspondiente al año de 1897. Como se sabe en dicho año, en la noche del 17 de Sep– tiembre, hubo el intento de apoderarse del cuartel dI) Gra· nada, y del vapor Victoria, habiéndose fracasad~ en' cuan– to al asalto del cuartel, pero cayendo el vapor en podér de lQs :revolucionarios que lo abandonaron al tener noticia del descalabro sufrido eu Granada. , Don Enrique esperó en la finca Palmiro. propiedad: de su hermano Don Gustavo, el resultado de la tentativa contra el cua!-"tel; Y al saber que los asaltantes habían sido rechazados, tOnlÓ el camino que va al Cerro con áni– mo de dirigirse por tierra a Rivas y ganar la frontera con Costa Ríca. Pero en el camino encontróse con varios de los (IUe habían tomado parte en el asalto, y con ellos se dirigió al Mombo.ch'o, para ocultarse en sus intrinca– das montañas huyendo de la persecución de que eran ob-jeto todos los conservadori¡s. , En las siguientes págmas va escribiendo Don Enri– que día a día que transl;urre, sus impresiones y ,lo acon– tecido en esa vida llena de penalidades, de sobresaltos y de tristeza continua.
•
1897
SEPTIEMBRE 27
SEPTIEMBRE 17
A las siete de la noche monto en un caballo co– lorado de Gustavo Guzmán y me dirijo a su quinta Pálmira con el objeto de pasar alli la noche. Yo le habia hecho creer a Gustavo que temía que en la ma– drugada vinieran a, aprehendemos corno ha sido cos– tunU>re en este régimen hacerlo, y quería ponerme a slI-lvo. El me envió su bestia para que en ella me trasladase a su chalet.
, Pasarnos las primeras horas en vela y ya cuando íbamos a meternos en la cama sonaron los primeros disparos por el' lado de la plaza, eran las doce en pwlto de la noche. Después Se oyeron las descargas dé fusilería de los defensores del cuárlel, y luego otros tiros desperdigados de los atacantes hasta quedar to– do silencüido.
Los vecinos de este barrio, que se habían desper– fado al oír las detonaciones, alarmados con justicia, empezaron a indagar la causa de iales disparos y al–
gu~OS de ellos se atrevieron a ir a la plaza para in– qwrir lo que pasaba.
Tanto los que regresaban corno los que huyendo pasaban por P¡¡.lrnira; daban la noticia de que habían mtentadoapoderarse del cuarlel, habiendo sido re– chazados los asalfantes.
A esa hora' dispuse ponerme a salvo y emprender la marcha en el caballo de Gustavo tornando la di. rección de Nandairne. En el camino me encontré con Hildebrando 'Rocha y CalixioTalavera que habían to– mado parle en el asalto y huían, corno yo, de ser perseguidos. '
Más tarde se nos agregó el Dr. Filadelfo Chamo– rro y al llegar al Guanacaste encontrarnos a Goyüo C,uadra Nicaragua quien nos llevó a su hacienda Amé– nca (hoy San Emilio). Estando allí Se apareció Car–
~s ~ende:ña y éste dijo conocer un lugar llamado La .ona donde podíamos estar más seguros y para allá
nos dirigirnos. También anda con nosotros l,uis Co– rrea, que fue uno de lc;>s gua disparó conira el cuartel y anda, corno fodos nosotros, a salto de mata, pa~a
no caer en poder de las escolfas de Zelaya.
¡
Hay en todas, aunque nadie lo dice, el más Vehe– mente deseo de dejar cuanto antes aquel trisfísihlo lugar. Tratarnos de hacer fuego a las 6 a.m. para beber una taza de café, y con tal objeto hacemos me– nudas astillas el cabo de una macana, pero ape,sar de que verlimos sobre aquellas asfillas considerable cantidad, de petróleo, no hubo modo de que ardieran. Esto acabó de desalentamos. Los fugüivos que virtie, ron ayer re¡¡uelven cruzar la cumbre del Mombaého para dirigirse a la falda septentrional. Sin perder tiempo se ponen en march¡;¡, Toño y Talavera van a encaminarlos hasta la cÍlna. Tan luego regresan és– tos, sale de todos, casi a un misn'to tiempo, la e1C.;:la– maciótl de "vámonos de aquí". Toño se manifiesta el ntár; decidido a ntarcharse de la Gloria, vaya una gloria I A las 10 en punto nos ponernos en carnina. Aunque parece menfira me decido a hacer el viajé a pie. Apoyado en una caña de pacaya, torno el di– ficil camino. A cada 100 varas y a veces a cada 50 me siento a descansar. El rápido y lodoso desc~nso
fiene por lo ntanos una milla. A pesar de mi <laña de pacaya me di cinco caidas. A un tercio del cami– no encc;mtramos a Madriz que nos llevaba el alml.j.er– zo. Nos da la alarmante noticia de que había lle– gado una escolia y se había llevado a Carlos Bencla– ña. Nos inquieta no ver llegar al "Paisano" t¡ue de– bia ir a acabar de cubrir el rancho. Resolvernos ha– cer volver a Madriz a la casa, para que, tornando las convenientes precauciones, observe lo'que pasa y ven– ga a decimos qué tan peligrosa está aquello. Espe– rando a Madri2: nos pasarnos bajo unos árboles más de media hora. Por fin nos decidirnos a continuar nuestra peno¡¡a caminata sin aguardar la llegada.' de Madriz, como a 1,50 varas le encontrarnos acompaña– do del "Paisano" quien refiE!re que la escolia nO sa llevó a Car1Qs y que aún solló, 'pQr la interposición de
-".333-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »