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so, entre las varias sectas protestantes y la Iglesia romana. Pero Cristo Dios y Hombre verdadero, le dió al hombre no sólo un conocimiento de Dios, en el orden religioso, sino también un conocimiento del hombre, de su esencia y de su valor humano. Amenauda esa esen– cia por el comunismo se ha tocado el clarín de reunión al centro para defenderse y salvar esas valiosísimas esen· cias. Todos se han colocado a la sombra de la cruz, que fue el ¡signo que en la antigüedad dió la victoria al Em– perador Constantino. De esa manera han tenido fuerza para comprobar ante el mundo la falsedad del ateí~mo

de Marx.

Existe un libro maravilloso titulado "Del Consuelo Divino", c.uYo autor es el filósofo cristiano Ec.kehart, quien lo escribió en el siglo IV de nuestra era, en el cual razona sobre las r!,laciones humanas y divinas con Jesucristo, y afirma el axioma de que Jesucristo es contemporáneo de todo hombre. Da corale a los cristianos el convencimiento que nunc", está ausente Cristo ,para el que lo busca con amor, sea protestante o sea, más legítimamente, católico, apostólico y romano.

Por esa sombra de la cru%, por esa presencia de Cris– lo se ha formado nueva entidad que se llama Otcidente, que quiere tomar la forma humana de una civilización cristiana en esencia y por consiguiente en potencia. A esos elementos se ha dirigido Su Sanlidad Juan XXIII, con su valiente Endclica "Madre y Maestra". Desde León XIII ha venido el Pontificado, preparando una so– cialiución, entendida "c.omo un progresivo multiplicarse de las relaciones de convivencia con diversas formas de vida· y de actividad asociada"; pero siempre que no res· Irinja ni disminuya la personalidad del hombre. Por eso el principio fundamental de la concepción social procla. mada !por Juan XXIII, consiste en que cada' uno de los seres humanos siga siendo siempre el fin y el sujeto de todas las instituciones. Un autor expresa ese pensamien.

to en esta forma concluyente. lila doctrIna social cristiana es una parte integrante de la concepción cristiana de la vida. Su verdad y eficacia se demuestran al ofrecer una orientación segura para la solución de 105 problemas con– cretos".

Hemos procurado exponer las vicisitudes de la Igle– sia después del edicto de Milán en el siglo IV, por el cual adquirió la posición de religión oficial del Imperio romano. Su creciente poder la elevó a la creación de los Estados Pontificios con el consiguiente peligro de su par· ticipación en la política internacional. los Estados Ponti· ficios sucumbieron en él Pontificado del mártir Pío IX, que está en camino de subir a los altares. Sucesores emi· nentes como león XIII fueron simples prisioneros del Estado italiano, hasta que Mussolini concibió el proyecto de formar en el centro de Roma un minúsculo Estado, pe– ro suficiente para dar inde,pendencia al Pontífice. El 11 de Febrero de 1929 se firmaba solemnemente el Pacto de Letrán en el cual Benito Mussolinl y el Cardenal Pedro Gasparri suscriben, como plenipotenciarios, respectiva. mente de Viclor Manuel 111 y Pío XI, el Pacto de Letrán. Habían transcurrido nada menos que dieciséis siglos entre el edicto de Milán y el Pacto de letrán, con una Iglesia saltando sobre obstáculos que paredan insupera. bies para dar al mundo una nueva civilización.

y cuando Carlos Marx con su teoria, y Lenln con su despótica dialéctica, creían poder cantar victoria apagan· do el faro de la religión, la Iglesia en Roma, en el Estado Vaticano se yergue al frente del mundo Oc.cidental. Con· vaca un Concilio Ecuménic. ,para compactar al cristianismo bajo el signo que divisó en el cielo Constantino.

Repiquen las campanas de San Pedro, repercutiendo en los campanarios de las iglesias de todos 105 continen· tes, por la victoria de sus afirmaciones sobre las vanas negaciones del ateo y altanero comunismo.

Firma del Tratado de letrán.

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