Page 5 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

prefiere ocultar su nombre. Pero sea este eÍ origen o no, ulla cosa es cierta y es que el sindicalismo nació con la fUIldación de la Confederación de Trabajadores de Nica– ragua. Después de haber sido suprimida ésta, en 1948 apareció en esce,na la Confederación General de Trabaja. dQres. En la actualidad existen tres confederaciones: La Confederación General de Trabajadores, la Confederación Nacionalista de Trabajadores Democráticos y la Confede– ración Nacional de Trabajadores (que fuentes bien infor– madas dicen es casi nula). Además existen federaciones de trabaiad~rcs tales como la Federación de Trabajadores de Managua (FTM), la Federación de Trabajadores de Chi– "andega (FTCh) y otras federaciones. Carecemos de da· tos que digan el número de sindicatos activos y el número de obreros afiliados.

Penetración comunista

Apoderarse de la masa obrera ha sido siempre uno de los objetivos primordiales de las tácticas comunistas,

y fiel a ellas nuestros comunistas criollos han realizado un trabajo de penetración fecunda en la masa obrera nicara· güense. Su labor ha sido tenaz y se ha servido de todos los medios a su alcance, fieles como siempre a la consig– na partidarista de que todo aquello que favorece al par· tido es bueno y malo cuanto a él se opone

El cariz comunista de algunos sindicatos, y de una federación en particular, no es ningún secreto. El adagio dice: que el árbol se conoce por sus frutos La reciente manifestación del primero de mayo del año en curso, fue un día de revelación, de relación comunista. Ese día los antifaces cayeron ,por tierra; este acto fue realizaqo a pIe· na luz del día, y radiado por todo el país. Los discursos con que concluyó la jornada de esa mañana estaban re· cargados de un tinte subido de rojo soviético. Las ala– banzas a Rusia, a Krushchev y a Castro fue el lema del día. La multitud reaccionó con la sicología propia de las masas en semejantes ocasiones, y hubo momentos en que uno de los oradores fue ínterrumpido por el creciente clamor de vivas a Castro Sin embargo, todo esto podría disimularse diciendo que fUe un momento de emoción, una exaltación oratoria para despertar los ánimos ador– mecidos de una multitud; pero el hecho que alarma es que no hace mucho apareció impreso un folleto publicado por Juan Lorlo, conocido diri~ente de tendencias comu– nistas. Ef folleto se titula "Núestra Cuestión Sindical" y

pretende ser el ABC de la ideologla sindical. Es un Ila· mado de alerta hechó en términos comunistas usando los ya conocidos slogans del comunismo.

. Como este folleto es de conocimiento público con· s!dero un deber dedicarle algunas líneas, porque él cons– tituye un reto abierto a la democracia Social Cristiana. El autor del folleto se esfuerza ante todo en predicar cru– dalnente la lucha violenta de clases; su énfasis principal

e~ despertar la conciencia de esta lucha, de un clasicismo

vl~ul~nto que no puede producir más que violencia. Este PYlnclpio marxista es de sobra cOl1ocida, y frecuentemente

usa~o por los ,comunistas para prender la llama de odio

~a~IClnal, para sembrar la anarquía, para soliviantar los nllnos del obrerismo y del campesinado. Lo grave del

caso es que en ,paises donde se ha dado la explotación como secuela de un liberalismo económico explotador, esta prédica de lucha de clases es como fósforo en mon– tón de paja seca. El comunismo no concibe un movimien– to sindical sin la agresividad clasista, llena de odio y de violencia Sin embargo, en más de una nación se ha dado y se da el sindicalismo fuerte, eficaz y luchador que ha conseguido el mejoramiento de la clase obrera, con lucha sí, pero sin odios. Así el sindicalismo en Estados Unidos ha tenido como objetivo no destruir el capitalismo, sino obtener para los obreros los mayores beneficios posibles dentro del sistema presente, por medio de negociaciones y no por medio de la revolución Cree en la existencia de clases y en su antagonismo, pero descarta la lucha Cier– tamente es un erlor oponer la "paz social" a la lucha de clases. Muy acertadamente dice a este respecto Lucien Laurant que la paz social, es decir, el enfrentamiento pa· cífico de dos o más clases en la sociedad ,parece ser la forma normal de la lucha de clases, en la cual los cho– ques violentos son la excepción y no la regla. (1) El cristianismo ha considerado siempre el sindicalismo como una organización de combate, de lucha para reivindicar derechos que han sido conculcados, o para hacer valer de· rechos que parecen ser ignorados; para corregir abusos posibles, para elevar los salarios y mejorar las condicio· nes morales y económicas de los trabajadores. Pero todo esto se puede conseguir dentro del marco de una lucha que no necesariamente tiene que ser de odio, debe ser semejante a la lucha que entablan dos equipos para ganar un partido, donde los jugadores una vez pasado el juego vuelven a mantener sus relaciones amistosas.

Respecto a la ,propiedad privada, Lorío no hace más que repetir la doctrina marxista, la niega, la hace apare· cer como una instituci6n arbitral ia. En América su origen se remonta a los conquistadores, ellos la implantaron: "Fue cuando la- España de Carlos V nos trajo la esclavitud y la encomienda, cuando los conquistadores procedieron a repartirse la tierra, instituyendo el derecho de propie. dad privada sobre ii! niisma". (2)

Hay un apartado en este folleto dedicado a la lucha por la mejora de los salarios, que merecé especial aten· ción, porque presenta hechos reales y que no deben pa– sar desa,percibidos. Lorio habla con elocuencia de los salarios bajos que se pagan en Nicaragua, en lo cual está muy cierto. Habla de la desocupación de obreros en Ma– nagua; de la voracidad de algunos patronos; de la explo– tación inicua de los trabajadores que reciben salarios de hambre. Todo esto, en parte, por desgracia es verdad. Negarlo sería darle la espalda a la realidad, equivaldría a ser deshonesto con la verdad. También es muy cierto que a veces se exagera demasiado la teoría de que un aumento de salarios trae necesariamente un aumento en el costo de vida. Digo que se exagera, ,porque en ocasio– nes no hay lugar para el cumplimiento del tal teoría; y tr,!s ella se parapetan muchos patronos que sencillamente actúan con mentalidad de explotación. Lo malo de Lorío es que hace afirmaciones generales, que no admite ex– cepciones, y que tras de sus breves eXiposiciones carga

n) Lucien Laurant. Problemas Act~Ble8 del $oeiaUl!Jmo, p 01

(2) J. Lodo, Nuestra Cuestión Sindical. p 15·

-3-

Page 5 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »