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« Previous Page Table of Contents Next Page »que no asistlan a ninguna escuela... Y qUep~r ello, y lo que sucedió análogamente en años anteriores el censo es– colar de Managua hecho en 1961 el número ele analfabe– tos en la capital de 7 a 20 años llegaba a la desconsola– dora cifra de 16.537 o sea el 34. T 6 por ciento de la población total de 7 a 20 años que era de 48.410.
Indiquemos de paso que como una incidencia de la Primaria Oficial sobre la Secundaria Oficial en Managua, el porcentaje de deserción en 1960-1961 en la Secu!"da– ria Oficial fUe así: 1ero Año 52.16%; 2~ Año: 34.85%; 3er. Año: 29.89%; 49 Año: 49.59%; 59 Año: 5.66%. Mientras· que en la Secundaria Privada del mismo Mana– gua la deserción fue así: ler. Año: 7.28%; 29 Año: 10.57%; 3er. Año: 2.28%; 49 Año: 5.71%; 59 Año: 6.35%. Este es el resullado de crear escuelas sin planea– miento, el resultado de la política tradicional de 105
Ministros de Educación: "establecer escuelas hasta en 105
últimos rincones del país", lo que siempre significó crear escuelas, las más de ellas, liin acceso para la inspección, y
de un 5010 maestro empírico, y de un solo grado. Cente– nares de millones de córdobas se han despilfarrado con ese sistema. El resultado ha sido la paradoja de que la escuela de' ese tipo ha sido la más eficaz creadora de analfabetos.
Si queremos, pues, poner en práctica las soluciones que aconsejan las investigaciones, europeas en países sub– desarrollados debemos, para comenzar, poner término a la creación de escuelas de ese tipo, reubicar el número actual y llevarlas por todos los medios disponibles, hasta por lo menos el cuarto grado, sino el sexto. Recoldemos que cuat,ro años consecutivos solo llevan hacia una in– fluenCia sobre el consumo, y que la primaria total solo inicia la influencia educativa sobre la producc::ión. Dado que nuestra economía subdesarro!lada no puede propor" cionarnos el dinero para educar a todos nuestros niños con primaria completa, eduquemos con primaria comple– ta, o siquiera hasta cualto grado, a los niños que podamos iener dentro de la escuela duraltte 4 años consecutivos. Los que quedan sin escuela al menos no nos oc~sionarán el despilfarro que nos ocasionan las decenas de miles de ni· ños que sólo cursan dos años o uno. Y repitamos la con– dusión antes expuesta, fruto de serias investigaciones: "ES, PUES, PREFERIBLE DAR ESE MINIMUM INDISPENSABLE A UN NUMERO LIMITADO DE NIIiIOS, EN VEZ DE DAR UNA INSTRUCCION DE NIVEL INFERIOR A UN MAYOR NU– MERO".
Y aqul llegamos a la parte más sensible de nuestro problema educacional. La demagogia y la sensiblería sin sentido impiden tomar esta ~esolución indispensable, y luego se llega al punto de estancamiento que es la teo– rla del "drculo vic::ioso": liNo tenemos completa educa– ción primaria porque no producimos como para dar dinero suficiente para proporc::ionar la primaria a todos los niños, y no tenemos producción suficiente porque no damos primaria completa, o aun más, a todos nuestros niños. Y cOmo no podemos dar primaria completa a todos, demos aunque sea algo, es dec::ir un grado o dos grados, a todos los que se pueda". Lo que viene a producir el despilfarro de dinero y de trabajo, y el estancamiento en el subde· sarrollo económico.
Pero puede darse eternamente vuelta en el "círculo vicioso" mas no se puede obiet~r razón alguna de validez para seguir en el círculo vicioso.
Algo es inobjetable y es ésto: tenelllos un'a proCllJc– ción insuficiente y ello produce un capital insúf'icierite, éste una renta insuficiente, ésto unos impuestos insllfi– cientes, éstos una educación insuficiente. Luego lo que ' debemos, antes que todo, es lograr una prciduccion éáda vez más suficiente. .
y PARA COMENZAR HAY QUE DAR UNA PRIMARIA COMPLETA AL NUMERO DE NltiíOS QUE NUESTRO PRE· SUPUESTO INSUFICIENTE LO PERMITA. . Y'para dar una buena primaria completa a ese limi– tado número de niños es necesario, antes que todo, tener suficiente número de maestros graduados en normales, y en buenas normales, porque, lo que sea el maestro será la escuela. Lo que signifca resolverse a no seguir aumen– tando el presupuesto de Primaria para aumentar el pre– supuesto de las normales. Y poner las normales a un nivel de mejor enseñanza, lo que no se consigue sin maestros de nivel superior, los que n.o tenemos en número suficiente, los que no podemos formar sin el aporte de profesores extranjeros (y al decir extranjerós digo prefe– rentemente europeos que posean el habla castellana). Y lo que se dice para las normales podemos decirlo para la secundaria y posteriormente para la Universidad, y más aún para las escuelas de tipo técnico que son las especí~
ficamente dedicadas a la instrucción o adiestramiento" de productores.
Esto significa que en el planeamiento a corto' térmi. no, que es el que hay que comenzar, el planeamiento para diez o veinte años, la fuerza mayor del presupues– fo debe darse a la enseñanza media, es decir, a las nór– males, a las escuelas técnicas de tipo medio, a los inStitu– los de secundaria, y a la formación de maestros para la enseñanza media, la que no puede conseguirse sino con maestros extranjeros, en colaboración de' nacionales de excepción.
¿Por qué es necesaria la importación de profesores extranjeros de calidad? Porque solo profesorés no ·empí– ricos son capaces de formar nuestros maestros no empiri– coso Una perogrullada de simple sentido común que, paradójicamente, aparece como extraordinaria, a los ojos de no pocos nicaragüenses, incluso dirigentes de nUestra educación.
y aqul llegamos al centro del problema y del embro– llo: somos un pueblo de empíricos en medio de un mundo de técnicos. Empíricos educan en Primaria, empí– ricos educan en la Educación Media, empíricos educan en la Universidad. Desde luego el producto tiene que ser de bilja calidad. Llegó un momento en nuestra historia en que olvid,i1mos que no se puede educar a iJn pueblo ente– ro sin formar antes los cuadros competentes
¡
para edu.car– los. El resultado ha sido el subdesarrollo p'olífico, econó– mico y social. Hay, pues, que recomenzar, hay que educar a esa élite sin. la cual nunca podremos educár a las masas. Durante cién años hemos ensayado lo contra– rio, y los frutos están a la vista. Somos una carga para Norteamérica y para Europa, IIn problema para el mundo occidental, y lo que llamaron el Continente de la Espe– ranza parece haberse convertido en el Continente de la Desesperanza, a pesar ~ a causa- de tanta revolución como hemos hecho, de tanto restablecimiento 'de la De– mocracia como hemos ensaYildO', de tanta re-instauración de la república cómo hemos venido declamando. Todo porque lós hombres no han venido siendo educados co-
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