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Difícil fue para mí actuar en ese debate Por un lado, era yo, un creyente definid~ ~n el catolicismo, y por otro las conveniencias' del' Estado Se ¿altaron lbs {mimos,' y los direÚores liberales queriendo correr a las damas, realizaron la vulgaridad de regar un líquido fétido para producir un tufo desagradabilísimo, que casi dificultaba la ,respiración

En Un momento determinado el doctO! José María Silva, representante por Managua' én la Asamblea, íntimo colaborador de don Fernando Solórzano en lo político, y que nunca antes había "abiado en la Asamblea, se ieventó, caminó hacia el centro, y. en voz conmovida y recia,

con eloeueneiá dijo poco más o menos (

I

/lEn este día los Partidos Históricos dentro de esta Asamblea, han traído su pedume

Es' el del Partido Conservador 'el que emanó de las dáinas, flores' humanas,' es el del Partido Liberal ese líquido fétido, tufo permarí~nte de sus doctrinas perversCis il

.:

Fue verdaderamente conmovedor el discurso de Si/va, lo aplaudió y gritó la barra con–

servadora, desde la tarima d~ ia ~esa Directiva me fue dado contemplar el efecto que produjo

en la barra libelOl que guardó silencio y fue abandonada por varios de sus más definidos ele–

mentos Nunca mós volvió a hablar el doctor Silva ql,le murió unos dos meses después de aquel suceso

Permítaseme una disgresión en este punto de mis recuerdos Aquel suceso me recordó como un antecednte ilustrativo a W G Hamilton, que tuvo procedimiento igual al de Silva en

el Parlamento inglés a fínales del siglo XVIN Después de Un año de una observación silencio–

sa en lo Cámara, intervino bruscamente en el debate por la respuesta al discurso de la corona Fue notable la pieza~ pero después de ella nunca: mas volvió a participar en los debates; POI

eso se le llamaba 'en' el Parlamento, "Hamilton, el del discurso únko"

, ,

Pero fue frufo de su silencio un libro .inter,esn/1,tí$imo que intituló ,"Lógica Parlamenta– ria", tiene, !Fíento ochenta pt,íginas de sabiÓs c;onsejos a los, oradoreS porfqmentarios, D~sgrano-

I ~ ,;,'gunos, ,para i/u¡;trar ,e;tás: páginas, ' . . , : :

it Meditad primero el fondo y luego las palabras, pesad el valor de ,cada expresión,' ptO– curando que sea mejor 01 fin que al prinCipio y mejor tambien al principio que al medió . Expli– caos por completo, pero sin garrulería, aun cuando ho'y pasajes del discursó donde conviene ya

desplegar todos las velas ya retener el pensamiento ,y, cond,ensarfo., Hacer que el pe~iodo sea redondo y cloro, que la caído de cada' frase sea armc;miosa, variad las pruebas por medio de imágenes, lo que el discurso recfama es una causa poderosa, un asunto noble, argUlllentos só-

lidos, viva imaginación y un juicio profundo' , .

"Comprended 01 público a quien vais a dirigiros, considerad lo que alfa con más aten– ción, lo que desea con ardor mós vivo, inquirid también lo qUe os permitirá traerle a la memo–

ria los recuerdos más dulces del posado, y haced afusiones a cosas conocidas y gratas,

"Tened siempre en cuenta los .01 ejuicios dominantes

/lLa invención sirve paro descubrir una idea, la fantasía para darfe forma y variedad y

la elocución paro decirfa

"Notad en los discursos de quien hablaron antes de vosotros, qué fue escuchado con gusto y qué fue oído con aburrimiento

"Pensad qué dirían acerca del mismo asunto los oradores que admiráis"

He leído y re1f:údo la "Lógica Por/amentaria" y me han s¡::r,vido esos consejos En parte me han recordado los que me diera el orador nicaragüense Gral Joaquín Zavala y de los cuales

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