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« Previous Page Table of Contents Next Page »Por otra parte, si el Programa de Aliann para el Progreso frata efectivamente de reafirmar el sistema eco– l1úmico del mundo oc,idental en el cual la iniciativa priva– da es factor primordial, re.sulta desconcertante que ésta no haya sido tomada en cuenta antes, durante o con pos– terioridad a la reunión de Punta del Este para que asuma las responsabilidades que le corresponden.
En ninguna parte de la Carta se menciona tampoéo que las nuevas oportunidades de empleo necesarias para observar la subocupación existente y el crecimiento de la población que es problema apremiante en América Latina, que la elevación del nivel de vida y el aumento de ingreso nacional sólo pueden conseguirse mediante un desarrollo permanente de la producción; antes bien a través de todo el documento queda flotando la ilusión, errónea por cier· tó, de un progreso social y económico logrado y mante– nido exclusivamente por la autoridad del Estado, con fon– dos póblicos provenientes del 'im,puesto y de préstamos y subsidios no.rteamericanos.
Indudablemente esta es una falla substancial de la Carta de Punta del Este. A todo Jo anterior hay que agregar además, como otro elemento incongruente en la misma Carta, que en el punto 14 del Título 'Tercero que se refiere a la Integración Económica de la Am~rica Latina se dice que IJA 105 efedos del proceso de integración y de· sarrollo económico que se persigue, es fundamental la participación activa del sector privado y eXCEPTO EN LOS PAISES DONDE NO EXISTE EL REGIMEN DE LIBRE EMPRE· SA .• (1) La frase es suficientemente clara 'para que na· die se llame a engaño; 105 países americanos todos, que viven bajo el sistema de economía libre, que proclaman en la Declara¿jón de los Pueblos de Amética que al amo paro de la libertad y mediante las instituciones de la democracia representativa es como mejor se satisfacen las necesidades de los ,pueblos, se contrad'icen ellos mismos al aceptar en la Carta misma de Punta del Este la posibili– dlld de que cualquiera de los firmantes pueda en cualquier momento abandonar por propia voluntad el sistema de economía libre.
Algunos pueden quizás pensar que la mendón tiene por objeto dejar abiertas las puertas de la Alianza a la adhesión de Cuba. La explicación, sin embar{lo, no es
satisfacto~ia. Si con ello se quiere significar que las puertas de la Alia nza están abiertas para la Cuba totalita· ria de hoy que es el único pars americano en donde no existe la libertad de empresa, el hecho equivale a una incongruencia más de la Carta y también a una claudica· ción, porque implica negar el sistema ¡nteramericano que tiene por base la libertad y negar también el sistema de economía libre. Si la Alianza en ,particular y el sistema interamericano en general son 'Dmpatibles con un régimen comunista, resulta lnexplicable por una parlo la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos y por otra las medidas cada vez más enérgicas que se adoptan
(1) El subrayado .. del a"lor d•••Ie articulo
contra la ,subversión fidelista en América. No hay tln ~5'
te pUnto otro razonamiento posible porque una Cubil no comunista sería indudablemente una Cuba con libertad de empresa que podría adherirse a la Alia~za en igualdad de sistema con los otros países firmantes, resultando por tanto innecesaria la frase que se comenta, que es induda· blemente otra falla substancial de la Carta de Punta del Este.
Por otra parte, las fallas tampoco han faltado en los procedimientos que se han venido empleando ;p;¡ra poner en vigor el Programa de la Alianza. El final de la reu– nión de Punta del Este determinó en la mayor parte de los países de América La~ina lo que puede calificarse con bastante propiedad como "euforia demagógica", empe– ñado cada país Y, con más exactitud cada gobierno, en una competencia para poner en práctica, en el menor tiempo posible, determinadas reformas previstas en la Carta, no tanto por convencimiento de sus ventajas in· trínsecas, sino más blien para aparecer como los más eficientes y atraer a la mayor brevedad los fondos de desarrollo ofrecidos por los Estados Unidos.
Así se ha visto que, para satisfacer el enunciado de "reformar las leyes tributarias", han proliferado en varios países de América Latina nuevas leyes impositiivas, sin atender al impacto que puedan tener sobre la invel sió" y
sobre la producción que son bases esenciales para el desarrollo y sin que de previo se haya reformado la ma· quinaria administrativa de la recaudaclón, trayendo esto por consecuencia inmediata que los únicos afectados son los contribuyentes honestos, en tanto que la evasión con· tinóa desde luego en mayor escala en los olros sectores.
Han flarealdo también, Yn poco por todas p¡¡rfe~,
proyectos de reforma ilgral'ia sin atender a "Ias particula. ridades de cada país", y Con base en la redistribución de tierras habilitadas, aún cuando existan graudes extensio– nes de tierl'as nacionales todavía no cultivadas, descui. dando por tanto la conveniencia de dedicar nuevas tierras ala agricultura y el fin último de incrementar la produc. ción. Tales proyectos de reforma agraria dan en cierta fOlma la idea de un empresario de espectáculos que, te· niendo el teatro vacío en gran parte, pretendiera acomodar a los recién llegados en las butacas que ya están ocupadas por otros espectadores, en lugar de colocarlos en los sitios que aún están libres.
Se han multi.plicado yn poco en todos ll)s sectores las medidas de intervención \astatal en la empresa pI ivatla y sobre todo se ha pretendido hacer recaer sobre la inidati· va privada la responsalillidad de los males del subdesa· rrollo, evadie!1do desde luego, la parte primordial que en ese subdesarrollo corresponde a 105 gobiernos del pasado y del presente.
, ,
Todos 105 hechos y circunstancias anotados son sufi· cientes para justificar el escepticismo, la incertitumbre, la
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