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« Previous Page Table of Contents Next Page »3. Lograr una diversificación equilibrada én las
2. Poner 105 objetivos del progreso económico a disposici6n de todos los sectores económicos y 50· ciales mediante una distribución más equitativa del Ingreso Nacional, elevando con mayor rapidex los ingresos y niveles de vida y procurando al mismo tiempo que los recursos dedicados a la inversión re· presenten una porción mayor del producto nacional.
La distribución del ingreso nacional ,por grupos de la poblaci6n n~ ha sido hecha en nuestro medio. Sin em– bargo, ciertos detalles básicos nos permiten afirmar que es tremendamente injusta la situación actual. A base de 'os (astas y entradas de 'a industria, la agricultura, el comercio y cons!r"cción, que son los rubros básicos de nuestro producto nacional, se puede asegurar q"e el 25% del ingreso naCional se canaliza para el 1 % de la pobla– ción, (4) Esto es esperable, dado que el 75% de la,pro. ducci6n del café y el algod6n es manejado por ochocien– tas a mil empresas productoras. Otro dato significativo es que 105 impuestos indirectos, vale decir 105 que se ca· lectan a través de las aduanas y el consumo, representan el 80% de las rentas del Gobierno. Esto quiere decir que la mayor carga recae sobre el 90% de la poblaci6n, que eS la más desamparada. El impuesto sobre la renta no significa más del 12% de las entradas del Gobierno. (5)
Esta es una situaCión que hace tiempo viene sosteniéndose y cuyo cambio est~ muy lejos de verificarse. El ,peón de las haciendas rurales, cuyo salario diario es apenas, cuando más, de diez córdobas, contribuye cuando con· Sume y se viste, con el 80% a las rentas del Estado. Sólo lo que paga el pueblo en impuestos para el consumo del azúcar, de las gaseosas y 105 f6sforos, suman más de ocho millones de córdobas. En cambio el impuesto al capital difícilmente lIe9\1 a 105 siete millones. (6) ¿.Será esto juste> y proporcionado? Pero hay algo más. El porcenta· ¡e del ingreso nacional dedicado a las inversiones pro– ductivas no llega a ser del 5% del ingreso nacional. (7)
La mayor parte de las ganancias se colocan en especula– ción de tierras, construcciones e interés u"urario.
población en menos de cien d61ares anuales, deducidos los impuestos. Con el establecimiento del Banco Central
y el desarrollo de su prometedor Departamento de Estu. dios económicos, sabemos ahora el valor del producto nacional bruto. Según se afirma en el primer informe anual del Banco Central, (2) el PNB ha sido calculado para 1960 en 2,294.4 esto significa una tasa de ex– pansión anual promedio de 5.5% a partir de 1945, Ahora bien, conociendo el crecimiento demográfico pro– medio del país en todos esos años, que es del 3.3 por mil,
(3) se concluye que el aumento del producto es en gran palte controlado por la explosión demográfica de la na– ción. Si se tiene presente que la tasa de crecimiento neto de la población no tiende a disminuir, sino más bien a aumentar por las mejores condiciones higiénicas, este problema nos obliga a conseguir un más acelerado creci. miento del producto nacional, siempre y cuando además se haga una mejor distribución de aquél, si deseamos un progreso que beneficie a todos.
1. Conseguir en los paises latinoamericanos participantes, un crecimiento sustancial y sostenido del ingreso por habitante, a un ritmo que permita alcanzar en el menor tiempo posible un nivel de in– gresos capaz de asegurar un desarrollo acumulativo
y suficiente para elevar en forma constante ese nivel. Esa tasa ele crecimiento econóri'lico ele cualquier Ipaís de América Latina no deberá ser inferior al 2.5% anual por h~bitante.
Uno de los índices más representativos del grado de desarrolló de un país, es el del ingreso per cápita de sus habitantes. Hasta 1952 en que vino la misi6n del Birf, no existía tal cálculo para Nicarágua. (1) Los menciona– dos expertos, basados en estimaciones preliminares de la OlreCic/6n de Estadística lo calcularon par. el 99% de 'a
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Válgamosnos para este limitado propósito, cotejar los m8s significativos de los doce objetivos de la Carta de Punta del Es,e con las realidades del país, Ipara hacer con–
ciencia de la urgente necesidad de tal proyecto. Dicen así los principales objetivos del mencionado documento:
inexorablemente en las bolsas de Londres o New York, sin preocuparse si un descenso brusco y permanente de– teriora irremediablemente la economía de un pequeño país? Y si esos países industrializados tienen que dis· minuir sus ganancias en los productos manufacturados y deben convenir en estabilizaci6n de precios de las mate– rias primas, ¿.de d6nde sacarán los millones necesarios para financiar los préstamos a largo plazo y a bajo inte– rés? ¿Y qué ¡pasará con aquellos Gobiernos fuertes tan amigos, apoyados por las élites locales conectados con los consorcios de los paises industrializados? Quién garan· tiza que los nuevos gobiernos surgidos por la marejada del cambio, serán tan comprensivos, cooperadores y pa– cientes conlO los desplazados? ¿Creerán 105 pueblos que 'es conviene más esperar la 'arga y dificultosa etapa de la transición y no aventurarse en un cambio violento que les promete un cambio a corto plazo? Y mientras tanto, la subversión comunista golpeando a las puertas, obligando a robustecer la maquinaria militar represiva y dando oportunidades ,para que los patriotas que aspiran a un cambio democrático pero más acelerado, sean confundidos con los agitadores comunistas, como quien dice el trigo con la cizaña.
. Aunque muchos cam~ios y muchas contestaciones se han producido, es la verdad que la maquinari, se mueve muy lentamente, como sucede en el Departamnto de Es– tado encargado de planificar la polftica de los Estados Unidos. La cuestión tiene pues diversos y complicados ángulos que deben atacarse simultáneamente, tanto en el aspecto de las reform;¡s 1~9ales, como en el campo me· ramente politico. No pretendemos en este articulo ago– tar el tema ni dar recetás absolutas. Nos limitaremos a contribuir a la difusión de por qué Nicaragua necesita urgentemente, a base de sus datos socio-económicos, los beneficios de un ,programa como el de la Alianza para el Progreso, sin dejar dé señalar los escollos que le esperan y las deficiencias que desde el comienzo se dejan entre· ver.
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