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Cierto es que en la secundaria hay a_lg~nos médicos, inge· nieros, bachilleres, ocupados en ensenar. Pero pueden contarse con los dedos de las manos aquellos que han re– cibido formación ped2gógi~a, científica y psicol6gica ,para educar a los jóvenes y con~ucirlos al desarrollo exitoso e

integral de su personalidad. Carecemos además de per~

sonal especializado en educación: supervisores técnica– p1ente preparados, directores de Escuelas Primarias formados para esta funcién, administradores de la educa– ción, planificadores, y en general, personal directivo de la enseñanza formado con el rigor académico de los estu· dios de nivel superior.

La falta de coordinación eS otro de nuestros males. No solamente no existe la suficiente coordinación entre el Ministerio del Ramo y otros organismos del Estado vincu· lados con la función educativa, sino que falta coordinación incluso entre los niveles educativos. Existe un divorcio entre la Primaria y la Secundaria, entre la Secundaria y la Univers:dad, y entre todos enos y las necesidades sociales

y económicas de nuestra nación.

El niño que egresa de Primaria se encuentra con un mundo distinto en la Secundaria, con exigencias de otra naturaleza y con programas que no toman en cuenta su formación anterior. A eso tal vez se deba que sólo el

50% de los jóvenes apruebe su primer año de intermedia– ria. Y cuando el joven llega a la universidad se encuentra

qm un universQ diferente. Falta la continuidad que per~

mita el paso gradual y [progresivo de un nivel a otro. Debe comprenderse que la educación es un proceso con· tinuo, concatenado, que se inicia con el nacimiento y ter~

mina con la muerte

Es otro de nuestros problemas el que nuestros niños y jóvel1es 110 sean orientados en los métodos de estudio, en la sglución de sus dificultades personales y en la elec– ción de su profesión. Por eso perduran los métodos me· morísticos de aprendizaie que frenan el poder imaginativo, IQgico y creador de nuestros adolescentes. Poi eso hay tantos jóvenes desorientados, que no se conocen a sí mismos, que no se orlentan en el campo de las profesio. nes y sus exigencias y que al azar eligen actividades que no está", de acuer~o con sus propias capacidades y apti– tudes

Nuestras universidades se encuentran en una situa· ción econ6mica crítica que les impide realizar sus elevadas funciones de preparacipn .de los técnicos, .profesionales, investiaadores y dirigentes que nuestro país necesita para impulsar su desarrollo econ6mico y social. El presupues. to universitario má$ bajo de América, y ten90 entendido sin ánip10 de exagerar, que del mundo, es el de nuestra Alma Miter.

El hecho de que 105 recursos disponibles para la edu– cación no sean suficientes para a!ender a todos los niveles de la enseñanza no debe s.ignificar que sólo una porción insignificante beneficie a la Universidad Nacional Aco– ger este criterio tradicional sería condenar a nuestro país a un estado permanente de sub·desarrollo, integrado úni–

came,nt~ por masa:¡ de poblaci6n con rudimentos cultura.. les El proceso de desarrollo económico y social requiere de cua,dros de especialistas, científicos, profesionales y

técnicos de nivel su.perior, que posibiliten la transforma– ción de nuestras estructuras.

C~mprendient;fo que los recursos para la educación Son limitados y las necesidades inmensas, lo más racional

que podemos hacer es prestar atención preferente a aqueo

1105 programas educativos que estén más directamente relacipnados con necesidades sociales y económicas de urgente solución y tengan un mayor índice de productivi_ dedo

En ese sentido, debemos hacer lo que hace Un agri. cultor inteligente, ~ que no pudiendo sembrar loda su heredad por falta de recursos, cultiva la parte más fértil y

qu~ le produce mayores dividendos.

Si los recursos no nos alcanzan para atender todas las necesidade.s educativas, debemos preocuparnos especial. mente P9i' aquellos ¡programas que nos van a permitir una mayor 91"ado de desarrollo económico y con ello nuevas riquezas con Ie.,s cuales fortalecer posteriormente ofros programas educativos de menor rentabilidad.

D~· acuordo con es le criterio, nos parece que debemos prestar principalmente apoyo a 105 siguientes programas: Hay que aclarar anfe todo, que alfabetizar no signi. fica meramente enseñar a leer y a escribir. Los Educado_ res, sociólogos y economistas están de acuerdo en que es

indispensable enseñar a la gente a vivir mejor, lo que significa prepararla para solucionar adecuadamenle pro– blemas tales como la salud, la vivienda, la educación de los hijos, empleo del tiempo libre, y señaladamente, orien. tarla P14ra una más eficiente actividad productiva

~. Para esto los sólos recursos de las Agencias del Es~

tado son notoriamente insuficientes. Se necesita la mo. vilizaci6n masiva de toda la ciudadanía consciente. En esta lalror ,patri6tica deben participar los estudiantes, las amas de casa, los periódicos y otros medios de difusión del pensamiento, los profesionales, los industriales y em– presarios, las organi:taciones sindicales, los partidos polí· ticos, el ejército, la iglesia, etc. Pensamos, enlonces, en una vq¡sta "Campaña Nacional de Educación de Nuestro Pueblo", que logre, en un período determinado, que no debe ser mayor de tres años, elevar el nivel cultural de nuestras masas populares. . Esto vendrá, indud.Qblemente, a despertar nuevas necesidades, a orientar capacidades creadoras hasta ahora ocultas, y a abrir nuevos mercados pala nuestro comercio y para nuestras industrias.

El desarrollo industrial de nuestro país plantea con· forme Con datos del Ministerio de Economía, la necesidad de prod,ucir más de 200 técnicos anuales de nivel medio (mednieós, fontaneros, electricistas, ebanistas, etc.), en

circunstancias que actualmente pre'J1C!ramos 50 Si no hacemos lo posible por formar más técnicos corremos el riesgo de frenar el desarrollo industrial, con graves per– juicios para nuestra economía y nuestra independencia

econ~micB.

La formación de profesores de primaria ha alcanzado un ritmo ,ceptable. A partir de este año egresarán de nuestra, Escuelas Normales no menos de SOO maeslros al año y en breve plazo podremos renovar y completar nues– tro person·al docente primario. El problema es qrave en lo que dice relación con la Segunda Enseñanza. La Escue· la de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Nicar~9ua nece~ita un aumento sustancial de su pre~

supuesto para formar no menos de 90 profesores de se·

cundar~a al año, pues sólo tiene posibilidad de preparar la mitad de esta cifra, especializados en Matemáticas y

Física, Biología y Química, Letras, Ciencias Sociales y Pe– dagogfa. --32-

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