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preservadas con anterioridad una media docena de víboras sumamente venenosas, cayó aquel de ladillas, confesó su culpa y de puro miedo tuvo alta fiebre du– rante el curso de la noche, de manera que para colmo de males hube de sacrificar una parte de mi menguada provisión de quinina en su favor

"CARO SECO"

A pesar que la región de la hacienda "'Caño Seco" se encuentra escasamente a 300 metros sobre el nivel del mar, gozamos allí de un clima agra.dable, gracias a

los vientos constantes que envian sus brisas refrescan–

tes por encima de la llana y baja región de la costa La temperatura media es ciertamente aquí mós alta que en las tierras altas de Costa Rica, donde sin exagera–

ción/ puede uno decir que reina una eterna primavero,

aunque pOI las noches la temperatura es mós templada que, por ejemplo, en Panamó

La hacienda "Caño Seco"

En Jo que se refiere a la vegetación yola fertili– dad de la tierra, no dejan nada que desear, y el dili– gente propietario de la hacienda ha sabiclo trabajarla

de manera que, en pocos años, ha transformado Su

propiedad en una verdadera hacienda modelo

Ademós de caucho! cacao, caña de azúcar, y fru–

tas de diferentes especies, se cultiva aquí incluso el orbol de café de Liberia (Coffea liberica) del que se extraen grandes cosechas, aunque no esté completa– mente seguro que este producto pueda competir en ca– lidad con el renombrado café de las tierras altos Un producto que prom'ete dar búenas ganancias es el tabaco, que es aquí de úha éalidad especial y el que después de seco y sometida a espéciales cuidados durante su preparación, ciertamente podría competir con las mejores calidades en el mercado Los exten– sos platanales o cultivos de bananos, pueden, por el tamaño y peso de las frutas, competir y medirse favo– rablemente con las del Istmo Una cabeza de plótano (Musa sapientium) pesa de 30 a 40 kilos y tiene, mós

o menos, 40 frutas de diez centlmetros de largo Los plótanos rnós peque"os (Musa paradisíaca) llegan a reproducirse hasta 90 ó 100 frutas pOi cabeza los guineos, (plótanos aun más pequeños) (Musa africana) se cornen poi lo general ente. amente maduros y no son tan

I esistentes al transporte como las otras dos espe–

cies

De Coño Seco, dos veces por mes, varios carros de

ferrocarril salen llenos de bananos para Puerto Limón y de ahi se exportan a Nueva York y Nueva Orleans En el trabajo de la hacienda se usan solamente 8 per–

sonas, generalmente, nicaragüenses o chiricanos [de

Chiriquí"PanamóJ, ya que estos toleran rnejor el clima caliente que los costonice"ses de las tierras altas Después de algunos días de espera en Puerto li–

món, subirnos a bordo del imponente barco a vapor, "Medway" de la Royal Mail Steamship Cornpany y abandonarnos Costa Rica el 14 de octubre (1882) antes de la salida del sol Durante el día se veia la costa surgiendo detrós de una espesa neblina que sólo quiso levantarse ante los ardientes rayos del sol Estóba–

mas, entonces, precisamel"!te, frent~ al c;erro d~ Lomo

y la zona baja de la costa con los lagunas que forman las desembocaduras de los. ríos Reventazón y Parasmi– nas y más lejos, hacia el Norte, la entrada al Tortu– guera, un pueblecito o colonia habitada en su mayor1a por huleros Al Oeste y al Norte del Cerro de Loma se levantan atlas cerroS de 200 a 500 rnetros de altura, unidos entre si por pintorescas colinas La costa baja continúa hasta el Río San Juan, hallándose por aquí y por allá estrechas entradas a los muchos esteros y la– gunas que siguen la costa en lo moyor parte de su extensión, y las que forman excelentes vías de comu– nicación pOi a las canoas de los huleros y cazadores de manatíes Inmediatarnente al Sur de San Juan del Norte se retiran las montañas de la costa hacia el in– terior y dan lugar al extenso delta formado por los brazos reunidos de los fÍas San Juan, San Carlos, Sara– piquí y Colorado, de los cuales el último es, probable–

mente, una prolongación o unión con el Río Sucio

SAN JUAN DEL NORTE

Calle en San Juan del NOl te

Anclamos fuera de 'una de las bocas al norte del R,o San Juan' a 'unos 5 Ó 6 kilómetros de tierra Por encirna de los bajos boncos de arena' coronados de oleaje blanco, en porté 'desnudos y en parte cubiertos

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