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Vicario
MATAGALPA
: Gotamo5 también de otras ventajas que no son de la menor importancia: libertaddeimp~én~
fa 'de pens~mienlo, de palabra, libertad de saber, libertad de comercio, de agricultura, de industria, e ~ fin de todas aquellas libertades que el hombre ha menester par¡¡ llU felicidad sodal e individual.
I , Mas no confundamos nosotros la libertad ton la licencia, porqué de allí resultan los itiale~
inmensos que de vez en wando lamentamos.. (;(Jl'i1prendamos bien, señores; la Iibe¡,tad es aqlJell~
que usando bien Jo todo propaga la verdad, me,ora las c(Js~umbres, se opone a 1m; abusos COi~ digl1l"
dad y mesura, abre las puertas ¡¡ 10$ trabajado,res, .fomenta las artes, la il9r~cultura y el comercio. la
Iicenda, pOI' el colltrilri@, abusand? de tado, d'se,m,na los e~rores, ,desmor~ltza los pueblos, enerva el poder, ataca irunaculadas l'eputaCH)~eS, monopoliza el. ti'abalo, oprime al I~malero,. roba al ,p~bre con la astucia y el fraude, destruye en fll'l, las artes, la élgrlcull-ura y el cmnercm. La libertad maJestuosa, illspira g¡'acia y calma; la licencia ~errible, derrama .el .h~rror y el espanto. La lib:rtad ha etlsalanado
el c:ampo con la esplendente aureola del orden; la licenCia It:l h<J cubierto ct!i1 el 1'°10 capuz de la anar
o
quía. La libertad se viste etln un ropaje !J(¡mct:l Wi11tl la ii1tJccr¡cia; I¡¡ licelieia se :mvuel'f0 en el ne!;JYO
manto clel delit@ manchado de sangre. La libertad lleva e¡~ la mano el hermostl olhf@ de la paz; la licencia la ~ea de la discordia. La libertad e§ la gloria, es 1<1 felicidad de un pueblo; la licencia su ignominia, su azote. La licencia brota del ir¡fier~o: como .un torb~lIjno, ,pei1~tracla del espíi'itu de!
lJiablfJ; la libertad, como ul1a aurora suave del esplYltu de Dilos, de!itaencle del t:lele ...
§eaiYles, pues, verdade¡'amek'ite libres, precuremes dishutar del don jJrccios@ de la ImlepeiJ
o
e/enda; para esfo amemos la ,paz, sí amemes la paz; aborrezcamos para siempre el mons~ruo feroz de la anarquía: la anarquia hace que la civilización se paralice, que las costumbres se relajen, que la ¡,jo
que~a pública desapa¡'e:zca, que los pueblos se destruyan. No así el don feClJndl) de la paz .. ,
Amemos la paz; porque a su sombra, tomo ha dicho un profundo orador 5ilgrado, prospera la ilustraci6n, se perfeccionan los talentos, se aumenta la gloria de las ciencias y los pueblos avanzan en cultura. Amemos la paz; Iporque a su sombra se mejoran las costumbres, se estrechan los vínculos de amistad, se reconcilian los enemigos, se respetan las leyes y se desarrollan los elementos de rique– za pública. Amemos la paz, porque sólo en estado de paz se equilibran wn ,e"actitud los derechos
y las obligaciones entre los pueblos,
Don Policarpo Torres
Di. ~cto~ ~c ~studio5;
CHONTALES
. '. _. '. _•. ' Ciertamente es digna de eterna veneraclon la memoria cJl!Jos 9úe~l,l.piei'on _,,~c:ri~i~élr.s~
gustoso's por legarnos las dulzuras de la civilización y demás consecuencias benefica~ que surgieron cliH
d~pósit() sagrado de libertad que nos conquistaron. Empera, a mi humilde juicio, 110 pueden dividirse las ideas de adquirir nuestra independencia y conservarla. Verdaderamente ctmelaHvas, la Uila cle§· pierta a la otra, así es que ahora debe ti'ibutarse también un ad\') de homenaje y patriótica gratitud, éll
hombre ilustre que en 105 días aciagos en que por nuestras aberraciones habíamos casi pe¡'clido i1uesf¡'(j autonomía, fue el primero en iomilr el arma para sostenerla, clando una severa lección en los campos de San Jacinttl al aventurero iluda;!, que {¡s6 violar iluestras ga¡'antías reconquistando ¡¡sí la liber~¡¡d que en malCl hora habíahlos perdido, ~se hom!.Jre liingullll' fue el Genenll don José Dolores [;sf¡'¡H~Cl, !,J1(jo
rja y orgullo de su patria .. ,
. , .Vino el sol elel 15 de septiembre de 1321 e iluminó nuestras inteligencias; de allí el per· feccionamiento; de allí los adelantos morales y materiaes; y de allí, en fin, el conocimiento de nuestros poderes, para concurrir cada uno con sus esfuerzos a colocar al país él la altura de las naciones civili· zadas. Pero, no quiero cClI1c1uir,sin hace¡' ,por mi parle una invitación a las autoridades locales de esta ciudad y
el todo el vecindal'io en general, para que con la mayor circunspección y religiosidad cumpla– mos los deberes que la sociedad nos imponga cualquiera que sea la posición en que nos ctlloque, gbrandg siempre con la honradez y rectitud cle intenci6n que corresponde a la wnfianza que la co; munidad deposite en el empleado. Así, pues, ilUestro norte debe ser la ley elccusando los lazos de la intriga, que con maléfico intento a menudo nos eldravía. Pa¡'a guardarnos de ella interesémosl1os por la enseñanza primaria parll que se difunda con igualdad en la hermosa juventud que nos rodea, aboliendo toda distinci6n infundada de familia, ac(}rdándon()l; para est(} que nuestra ley fundamental no reconoce más méritos que los que ilaCel'i de las vil,tudes y el talento, y que el tesoro destinado a la instrucción es común al ClJal ti~l1efl perfecto e igual derecho todos 105 hijos del pueblo. Así se– remos verdaderamente libres, ¡¡sí habrá Cllumbrado con algún fruto para nosotros el sol del 15 de septiembre de '182 'i.
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