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« Previous Page Table of Contents Next Page »cimiento sean compartidos por ,todos y no sólo por unos cuantos privilegiados. Si se logra este esfuerzo, la asis– tencia del exterior dará un impulso vital al progreso; si
!10 se logra, no habrá ayuda €:apaz de €:ontribuir al bie, nestar del pueblo.
De este modo, si los países de la América Latina es– tán preparados para realizar s,:, parte, como estoy seguro de que lo están, los Estados Unidos, creo yo, que a su vez deberían contribuir a proporcionar recursos de alcance y magni,tud suficientes para hacer que este atrevido progra– ma de desarrollo tenga éxito, ele la misma manera en que que contribuimos a proporcionar los recursos adecuados para ayudar a reconstruir las economías de la Europa occi– dental. Porque solamente un esfuerzo de magnas dimen– siones puede asegurar el cumplimiento de nuestro plan rpara una década de progreso.
En segundo lugar, en breve solicitaré una reunión ministerial del Consejo Interamericano Económico y So– cial, reunión en la cual :podamos dar comienzo a la monu– mental obra de planeamiento que habrá de ser la médula de la Alianza Ipara el Progreso.
Porque si nuestra alianza ha de tener felices resulta– dos, corresponde a cada nación latinoamericana el formu– lar planes de largo alcance para su propio desarrollo, pIa– nes que establecerían metas y prioridades; asegurarían la estabilidad monetaria; establecerían procedimientos para el cambio social vital; estimularían la industria e iniciativa privadas, y facilitarían los medios necesarios para realizar lln máximo esfuerzo nacional. Estos planes constituirían el fundamento de nuestro esfuerzo para el desarrollo, así como la base para asignar los recursos Iprocedentes del exterior.
Un Consejo Interamericano Económico y Social gran– demente robustecido, en colaboración con la Comisión Económica 'para la América Latina y el Banco Interame– ricano de Desarrollo, puede reunir a los principales eco– nomistas y peritos de nuestro hemisferio, para que ayu– den a cada país a forjar su propio plan de desarrollo, y mantener un examen constante del progreso económico del hemisferio.
Tercero, acabo de firmar una solicitud al Congreso, para que apruebe una asignación de SOO millones de dó– lares, como primer paso encaminado a cumplir con el Acta de Bogotá. Este es el :primer esfuerzo interamericano de gran escala -iniciado por mi predecesor, el Presidente Eisenhower- para tratar de eliminar las barreras sociales que obstruyen el progreso económico. El dinero se uti– lizará para combatir el analfabetismo, aumentar la produc– tividad y mejorar el uso de la tierra, extirpar la enferme– dad, modificar los arcaicos sistemas tributarios y de tenen– cia de tierras, proporcionar oportunidades para la educa– ción, y también para emprender un amplio conjunto de proyectos destinados a poner los frutos de la creciente abundancia a disposición de todos los ciudadanos. Co– menzaremos a utilizar estos fondos, tan pronto como se apruebe su asignación.
Cualio, debemos prestar apoyo a toda integración económica que verdaderamente logre ampliar los merca– dos y mayores oportunidades de competencia económica. La fragmentación de las economías latinoamericanas cons– tituye un serio obstáculo para el desarrollo industrial. Ciertos proyectos, como el de establecer un mrecado co-
mún centroamericano y zonas de libre comercio de la América Latina facilitarían el desarrollo.
Quinto, los Estados Unidos están dispuestos a c::oope, far en el estudio sel'io y detallado de los problemas rela. donados con el mercado de ciertos productos. Los cam– bios, frecuentes y violentos, de los precios de las mercade– rías, causan serio perjuicio a la economía de muchas na. ciones latinoamericanas, agotando sus recursos y paralizan. do su desarrollo. Juntos debemos hallar los métodos prác. ticos que pongan fin a esta situación.
Sexto, debemos acelerar inmediatamente nuestro pro– grama de emergencia de "Alimentos para la paz"; ayudar a establecer reservas de víveres en aquellas regiones de sequías recurrentes; proporcionar almuerzos a los escola– res y ofrecer cereales forrajeros que fomenten el desarro– llo rural. Porque el hambiento no puede esperar a que se celebren debates económicos o reuniones diplomáticas; su necesidad es urgente y su hambre es grave peso sobre la conciencia humana.
Séptimo, todos !os habitantes del hemisferio deben aprovecharse de las crecientes maravillas ele la ciencia mo– derna; maravillas éstas que han captado la imaginación del hombre, han puesto a prueba su inteligencia, y le han facilitado los medios para un 'progreso rápido. lnvi,to a los hombres de ciencia latinoamericanos a que colaboren con nosotros en nuevos proyectos en el terreno de la me· dicina y la agricultura, la física y la astronomía, y la desa– linización, y a que ayuden a esbozar programas para los laboratorios regionales de investigación en estos y otros aspectos; y él que intensifiquen la cooperación entre las universidades y los laboratorios del hemisferio.
Nos proponemos también ampliar nuestros programas de adiestramiento de profesores de ciencias, incluyendo en ellos a profesores latinoamericanos; ayudar a establecer tales programas en otros países de América y traducir y difundir materiales de enseñanza radicalmente nuevos, re– lativos a la física, la química, la biología y las matemáticas, en forma tal que la juventud de todas las naciones pueda contrib.uir con su talento al progreso científico.
Octavo, debemos acelerar el entrenamiento de los ex– 'pertas que se necesitan para dirigir las economfas de los países hemisféricos en rápido desarrollo. Esto requiere programas ampliados de adiestramiento técnico, para los cuales el "Cuerpo de la Paz", que actualmente se organiza entre la juventud de este país estará a la disposicióll en cualquier sitio en que se le necesite. También requiere ayuda a las universidades latinoamericanas, los institutos de investigación superior y los institutos de investigacio– nes científicas.
Nos complacen las pl'opuestas sugeridas por los paí– ses centroamericanos pal'a una estrecha cooperación en el campo de la educación secundaria y universitaria, una cooperación que logre un esfuerzo regional de mayor ex– celencia y efectividad. Estamos dispuestos a ayudar a comprender la escasez de mano de obra capacitada, te– niendo en cuenta que nuestro objetivo final debe ser el proporcionar un nivel de educación básica para todos los que quieran educarse.
Noveno, reafirmamos nuestra promesa de acudir en defensa de cualquier nación americana cuya independen– cia esté en peligro. Conforme se extienda la confianza en el sistema de seguridad colectiva de la OEA, será posi– ble utilizar en forma más constructiva una parte mayor de
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