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sino también tenemos que dar realidad a grandes opor– tunidades. Estoy convencido de que nos encontramos en el umbral de un esfuerzo verdaderamente unidó y 9ri1mde por parte de las naciones libres industrializadas para prestar ayuda a largo plazo a las naciones menos desarrolladas. Muchas de esas naciones menos clesarro– liadas están a punfo de alcanzar una potencia suficiente en lo e,on6mico, lo social y lo político, así como también un desarrollo aut6nomo, que les permita marcnar ,por sí solas de manera permanente. Los años sesenta pueden y

deben ser la "Década del Desarrollo", el período en que se reali:tará para muchas naciones menos desarrolladas la transicién al desarrollo autónomo, el período en que una comunidad más amplia de naciones libres, elitables y se– guras de sí mismas puede reducir la inseguridad y las tensiones el'. el mundo. Ese objetivo está a nuestro alcance lÍnicamente si las demás naciones indusl'Yializadas se unen ahora a nosofros para desarrollar con los países favorecidos una serie de criterios concertados en común, una serie de objetivos de gran alcance y una empresa co– mún para conseguir esas metas, en las que la apol'~ación

de cada nación esté relacionada con las aportaciones de las demás' así como con las necesidades de ,todas las na– ciones menos desal'rolladas. Nuestra tarea, en su sentido más amplio, es la de crear una nueva sociedad entre las mitades septentrional y meridional del mundo, a la que puedan co'ntribuir todas las m:ciones libres, y en la cual cada una tendrá 'Iue asumir la res.ponsabilidad proporcio– nal a sus medios.

En suma, este ConSI'eso; en este pCl'íodo de sesio– nes, debe permitir un cambio dedsivo y sensacional en la historia agitada de nuestra ayuda exterior al mundo poco desarroll¡;¡c!o. Debemos decir a las naciones menos des– arrolladas, si están decididas a implantar las reformas in– teriores necesarias y ayudarse a sí mismas, y a las demás naciones industria!i;¡:adas, si están dispuestas a realizar un 1:l3fuerzo mayor en una escala mucho m~s amplia, que nos proponemos durante esta próxilna détada de desarro– llo conseguir un cambio decisivo en la suerte del mundo menos desarrollado, con vistas al día final en que todas las naciones puedan confióu' en sí mismas y no se necesite

ya ayuda del exlerior. -

No obstante, esa tarea no será fácil. La niagnitud ele los problem~s es abrumadora. En América Latina,

pOi' ejemplo, el crecimiento de la población amenaza su– perar el progreso económico, y en algunas partes del con– tinente los niveles de vida están, de hecho, descendiendo. En 1945, la ,población de las veinte repúblicas americanas hermanas nuestras era de 145 millones de personas. Actualmente supera a la de los Estados Unidos, y hacia el año 2,000, dentro de menos de cuarenta años, los latino– amerkanos serán 592 millones, en tanto que los Estados Unidos sólo tendrán 312 millones de habitantes. América Latina tendrá que duplicar sus ingresos reales dentro de los treinta años próximos sólo para mantener niveles de vida ya bajos. Y los problemas no son menos graves ni perentorios en las demás regiones elel mundo en desarro– llo. POI' consiguiente, la tarea de llevar verdadero pro– greso económico a Latinoamérica y al resto del mundo menos desarrollado exigirá un esfuerzo sostenido y unido por parte de las repúblicas latinoamericanas, los Estados Unidos y nuestros aliados del mundo libre,

Ello requerirá dotes rectoras por parte de nuestro país este año, y exigirá una nueva manera de enfocar la ayuda exterior de IQS Estados Unidos, un plan a largo plazo más lógico, eficaz y satisfactorio. Recomiendo in– sistenteménte al Con~reso la promulgación de tal ,plan como aparece en una disposición que se envial'á pront~

al Congreso y que se describe más adelante.

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Si queremos que nuestros fondos para auxilio exte. rior se usen con prudencia y eficacia, necesitamos toda una serie nueva de conceptos y principios fundamentales:

1. Administración y funcionamiento unificados. En lugar de varios grupos de ayuda, que compiten entl'e sí y

producen confusión, debe haber un solo organismo en Washington y en el campo de acción provisto de una serie flexible de instrumentos.

2. Planes nacionales. En lugar de una serie de proyectos aislados, sin relación entre sí, ha de haber un programa cuidadosamente ,pensado que sea adecuado pa– ra satisfacer las necesidades y desarrollar los recursos potenciales de cada país. Hasta ahora, con frecuencia, nuestros objetivos y proyectos de desarrollo no han sido considerados como elementos integrantes de un programa de desarrollo económico a largo plazo.

3. Planeamiento y financiación a largo plazo, única manera de adquirir compromisos serios y económicos. 4. Insistencia especial en préstamos para desarro– llo, reintegrables en dólares, que contribuyen más a relaciones de tipo comercial y al respeto mutuo que sub· venciones de sostenimiento o préstamos reintegl'ables en moneda local, aunque son inevitables algunos ejemplos del último tipo.

5, Atención especial a las nadones más '13I'eparadas

y capacitadas para movilizar sus propios retursos, hacer las reformas sociales y económicas necesluias, emprender planeari'lientos a largo plazo y llevar a cabo los demás esfuel'zos neteséll'ios para poder llegar a la fase de progre– so autónomo.

6. Enfoque multilateral, consistente en un programa y nivel de compromisos destinado a fomentar y comple– mentar el aumento de 105 esfuerzos por parte de otras naciones industrializadas.

7. Un nuevo organismo con nuevo personal que elija a los funcionarios de carrera más competentes y consagrados de que se disponga y atraiga los mayores talentos de la nación.

8. Separación de la asistencia militar. El pc'ograma de ayuda para el desarrollo social y económico debe ser juzgado por sus méritos propios, a la luz de su aportación vital y característica a nuestras nesesidades básicas de seguridad.

IV

Propongo que los programas de ayuda separados y a menudo desorientadores sean integrados en una sola administración que abarque las actuales actividades en Washington y en el campo de operaciones de:

a) La Administración de Cooperación Internacional (ICA) y todos sus programas de asistencia técnica (punto 4) y olros. '

b) El Fondo de Préstamos para Desarrollo (FPD).

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