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« Previous Page Table of Contents Next Page »d pagos. Tanto en los pro"gramas de préstamos para de arrollo como en los de subvenciones de ayuda damos
~;ra la máxima importancia a la adquisición de bienes y :ervicios de origen norteamericano. Como señalé en mi Mensaje sobre la balanza de f)agos, con arreglo a los pro· edimientos actuales, no más del 20 por 100 de los gastos eara la ayuda económica exterior afectará a nuestra bao lanza de pagos. Esto significa que 2,000 millones, proximadamente, de los 2,400 millones de dólares soli· :itados para ayuda económica se gastarán directamente en bienes y servicios que beneficiarán a la economía nor– teamericana.
Esto es importante. Pues no sólo poseemos la más alta producción nacional bruta, tanto total como per cápita, de todos los países del mundo, lo que hace ver con claridad tanto nuestra obligación como la capacidad de desempeñar plenamente nuestro papel, sino que estamos en la actualidad utilizando sólo una parte de la gran ca· pacidad económica, como consecuencia de la retracción y
el es~ancamienlo econémicos. Menos del SO per 100 de la capacidad industrial se utiliza aCtualmente, y casi un 7 por 100 de nuestra mano de obra se halla sin empleo. En estas circunstancias, las reducciones en .el programa de ayuda exterior se dejarían sentir no sólo como pérdida de esperanzas y progresos econqmicos en el extranjero, sino también como pérdida de mercados e ingresos para el sector }.:omercial, laboral y agricola en este ,país.
En pocas palabras, este programa no desequilibrará ni total ni parcialmente, de ninguna manera, el presupues– to anterior. Su influjo sobre la balanza de pagos será marginal. Y sus efectos beneficiosos sobre nuestra ecó– nomía no deben pasar inadvertidos.
Los 4,000 millones de dólares anteriormente solicita· dos para el año fiscal de 1962 serán de nuevo asignados, en virtud de este programa, del sigu'iente modo.
La asistencia militar será reducida desde 1,800 mi– llones ele dólares solicitados hasta 1,600 millones, como
se expone después.
La asistencia económica, con una par·te mucho mayor dedicada a los préstamos para desarrollo, un pequeño incremento de las subvenciones para desarrollo y una re· ducción de las subvenciones de sostenimiento, ascenderá en total a 2,400 millones de dólares.
De esto, 1,500 millones de dólares estarán contenidos en la asignación anual ordinaria de nueva autoridad 'para contraer obligaciones con objeto de financiar la parte del programa no apropiada para préstamos de desarrollo en dólares: subvenciones para educación, progreso social y desarrollo de las instituciones, el Cuerpo de la Paz y sos– tenimiento de ayuda. Se dispondrá de 900 millones de dólares /para préstamos de desarrollo a largo plazo con interés bajo o nulo, reembolsables en dólares, financiados mediante autorización para concertar empréstitos de Deu· da Pública, lo que faciJi.taría asimismo no más de 1,600 millones de dólares para cada uno de los cuatro años su· cesivos. Asimismo, con el nuevo sistema se dispondría para tales préstamos de los fondos en dólares no asigna– dos y que han de recibirse ahora en concepto de pago del capital e intereses de ciertos préstamos anteriores a otros Gobiernos (Reino Unido, ECA, GARIOA y otros, pe· ro no el Banco de Exportación e Importación).
VJJJ
Los programas económicos que recomiendo en este Mensaje no pueden tener éxito sin paz ni orden. Un ele– mento vital para conseguir tal estabilidad es la seguridad de una potencia militar suficiente para proteger la integri– dad de esas naciones nacientes mientras progresan hacia niveles más altos y suficientes de bienestar social yeco– nómico.
Por consiguiente, pediré al Congreso que facilite ahora 1,600 millones de dólares para la asistencia militar. Esa cifra es la cantidad necesaria ,para hacer frente a la p.arte que corresponde a los Estados Unidos en el mante– nimiento de fuerzas ya existentes y para cumplir los como promisos contraídos en firme para el porvenir.
Tengo la franqueza de decir que no podemos asegu· rar ahora si esa cantidad será suficiente para el nivel mínimo de ayuda militar que nuestra política básica de seguridad exigirá este año. Si surgen nuevas crisis o nuevos conflictos, podemos vernos precisados a realizar un esfuerzo todavía mayor.
Sin embargo, aunque he mencionado en este Men– saje la cantidad a consignar para asistencia militar, esos fondos, no obstante que estarán coordinados con las polí. ticas del nuevo organismo, no estarán administrados por él, y no deben incluirse en su consignación. A fin de poner en claro los propósitos pacíficos y positivos de" este programa, de hacer hincapié en la nueva importancia que esta Administración da al desarrollo económico y social, prescindiendo de los intereses de seguridad, y de poner de relieve la relación entre el programa de asistencia mi– litar yesos intereses, propondré una autorización inde– pendiente para la asistencia militar con consignaciones como ,parte del presupuesto de Defensa. Además, hasta el grado que permitan las condiciones de seguridad en el mundo, la asistencia militar hará en el porvenir más hin– capié en la seguridad interior, en las obras públicas y en el progreso económico de las naciones así ayudadas. Con este cambio de enfoque no nos proponemos disminuir nuestra decisión de oponernos a las agresiones locales, dondequiera que se produzcan. Hemos demostrado nuestro deseo y capacidad de ,proteger a las naciones del mundo libre (si así lo desean) del tipo de amenaza exte· rior con que se enfrentan todavía muchas de ellas. No fallaremos en ese propósito.
IX
Los niveles en que se basa este nuevo programa son los mínimos resultantes de un detenido examen de cada tipo de asistencia y de las necesidades del mundo menos desarrollado. Demuestran, tanto a las naciones menos desarrolladas como a las otras naciones industrializadas, que este país no retrocederá en la tarea de realizar su parte correspondiente en el esfuerzo necesario para con· seguir el objetivo deseado. Y el esfuerzo de ellos debe ser también mayor. Esos son los fondos mínimos neceo sarios para realizar la tarea. Suministrar menos sería antieconómico, tal vez más antieconómico que proporcio· nar más. Ciertamente sería antieconómico para la segu· ridad del mundo libre.
Pero espero que el Congreso no asignará menos. La asistencia a las naciones asociadas con nosotros constituye una responsabilidad que ha sido asumida y encauzada de
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