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innecesaria. Los instrumentos elementales para un arre– glo pacífico se encuentran en la Carta. Bajo Sus leyes, los acuerdos tienen que cumplirse a menos de que los cambien todos los signatarios. Los arreglos políticos de los ,pueblos deben descansar sobre sus propios deseos, expresados libremente mediante plebiscitos o elecciones libres. Si se presentan problemas jurídicos, pueden re– solverse por medios jurídicos. Si surgen amenazas por la fuerza, tienen que ser rechazlldas. Si hay deseos de cambio, debe ser motivo de negociación y si se lleva a cabo la negociación, debe tener sus raíces en el respeto mutuo y el interés por el derecho de lo,s demás.

IX

Los acontecimientos y las decisiones que se tomen

en el curso de los próximos diez meses bien pueden de. cidir el destino del hombre durante los pr6ximos diez .n.,

años. No hay manera de eludir dichos acontecimiento~

No habrá apelación contra estas decisiones. Y se recor: dará a todos los que estamos en esta sala como miembros

~e aquella generaci6n que convirtió este planeta en una hoguera ardiente o como la generaci6n que cumplió su promesa de "salvar a las generaciones venideras del azote de la guerra".

En el esfuerzo para cumplir esta ,promesa, os ofrezco el esfuerzo todo de mi naci6n. Ofrezco que no comete– remos ni provocaremos la agresión, que no eludiremos ni invo.caremos por temor, y nunca temeremos negociar, El terror no es un arma nueva.

29 de noviembre de 1961

EN LA UNION PANAMERICANA

El día de hoy señala otro paso significativo de la "Alianza para el Progreso", puesto que en este día empe· zamos a escoger el cuerpo de peritos establecidos por la Carta de Punta del Este.

Este cuerpo constituye una innovación histórica, no sólo en materia de relaciones interamericanas, sino tamo bién por lo que respecta al cometido de desarrollar las economías de la mitad del mundo. No se había dado otro ejemplo, desde la época del Plan Marshall, de la de· cisión de un grupo de naciones aliadas a lanzarse a la eje. cución de un programa de desarrollo regional guiado por un organismo regional constituido principalmente por las propias naciones en proceso de desarrollo.

. Est~s pel'itos examinarán los planes de desarrollo a largo plazo de las naciones latinoamericanas, y las aseso· rarán respecto a las medidas procedentes para fortalecer esos planes y las medidas de ayuda propia y reformas so– ciales que los acompañarán. Además de ello, coopera– rán con los organismos financieros ,para (!ue éstos aporten los recursos externos del moclo más eficaz. Tengo con· fianza en que la preparaci6n y capacidad de los hombres que habréis de seleccionar harán posible que las naciones latinoamericanas se beneficien grandemente con su misión.

y os aseguro que el Gobierno de los Estados Unidos dará la más amplia consideración posible a las conclusiones de los peritos respecto a la distribución de sus propios fon– dos. P,:»r igual tenor, daremos instrucciones a nuestros representantes en las organizaciones internacionales para que confíen grandemente en el criterio del cuerpo de peritos.

Tengo confianza en que esta nueva y ol"iginal crea– ción del sistema interamericano tendrá la virtud de for– talecer vastamente nuestra obra común: la Alianza para el Progreso.

También, en el día de hoy, he firmado un acuerdo por el cual se destinan seis millones de dólares de fondos de la Alianza para el Progreso a fortalecer la OEA. Este dinero se utilizará para estudios y para asistencia técnica, de acuerdo con la Carta de Punta del Este, destinados a ayudar a las naciones a proyectar el desarrollo de sus

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economías. Es as! como se cumple una antigua promesa. Querría expresar también la satisfacci6n que me pro.– duce el inmenso progreso que se ha realizado, desde que se ha realizado, desde que fue propuesta en marzo, la Alianza para el Progreso.

En agosto, las naciones americanas redactaron la Carta de Punta del Este -un proyecto general de un de– cenio de desarrollo-, documento cuyo alcance y signifl. cación sólo puede compararse con la propia Carta de la OEA. El Banco Interamericano, la CEPAL y la OEA han convenido en enviar misiones de desarrollo para ayudar a las nac,iones en sus proyectos, y alg~nas de esas misio– nes se encuentran actuando ya. Además, se ha dado vi· gor al mecanismo del Consejo Interamericano Económico y Social, y preparado la selecci6n del grupo de peritos que se va a efectuar hoy.

Por su parte, 105 Estados Unidos, han simplificado su propio programa AID poniendo en manos de un distingui– do adf'!1inistrador la re5ponsabilidad general de coordinar nuestro esfuerzo: Teodoro Moscoso. Y ya hemos conce· bido nuestras normas para orientar nuestra labor. De esta forma, y de otras muchas, hemos creado la estructura básica de nuestro futuro esfuerzo, del trabajo que va a hacerse en los pr6ximos diez años. Pero no he– mos esperado establecer dicha estructura para dar co– mienzo a nuestro trabajo.

En toda la América Latina se están formulando nuevos planes de desarrollo, algunos de los cuales se han concluído ya. Nuevos programas tributarios y de refor· ma agraria, exigencias básicas del progreso social, se han puesto ya en práctica o están en fase de preparación. Muchos de los paises americanos están movilizando sus recursos y las energías de sus pueblos para emprender la tarea del desarrollo y los Estados Unidos, por su parle, se han comprometido ya a invertir más de 800 millones de los mil millones de dólares que ofrecieron ¡para el primer año de la Alianza, año que concluirá el próximo 13 de marzo.

Con todo y todo, estoy decidido a hacer más aun en los meses venideros. Las necesidades urgentes de nues-

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