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« Previous Page Table of Contents Next Page »· serie de estudios sobre aspectos urgentes del desarro-Una y se está creando un nuevo instituto de planeamiento / la CEPAL para adiestrar a los j6enes que se pondrán
~a cabeza del futuro desarrollo de sus respectivos países.
~ hemos reorganizado. totalmente nuestro prQpio plan de asistencia, estando ahora la responsabilidad central en ¡nanoS de un 5010 coordinador.
ESFUERZO A LARGO PLAZO
De este modo, en el lapso de siete meses, hemos construído la estructura esencial de las instituciones, del pensamiento y de las normas en las cuales ha de depender nuestro esfuerzo a largo plazo. Pero no hemos espera– do a que esta estructura esté complea para poner manos a la obra.
El año pasado dije que mi país se comprometería a facilitar mil millones de dólares para el primer año de esa Alianza. Esa promesa ha sido ya cumplida. La Alianza para el Progl'eso ya ha significado mejores ali– mentos Ipara los niños de Puno en el Perú, nuevas escuelas para los habitantes de Colombia, nuevas viviendas para los campesinos en Venezuela. Y en el pr6ximo año mu– chos millones más de Latinoamericanos se llenarán de esperanza inspirada por la Alianza para el Progreso a medida que ésta vaya afectando su vivir cotidiano. En el campo vital de la estabilización de los artículos básicos yo ofrecí los esfuerzos de mi país para acabar con las frecuentes fluctuaciones violentas de precios que perjudican a las e:onomías de muchos países latinoame– ricanos. Inmediatamente después de haber hecho esa promesa, comenzamos a trabajar en la tarea de formular los acuerdos de estabilización. En diciembre de 1961, fue redactado un nuevo convenio del café, preparado Ipor una comisión presidida por un delegado de los Estados Unidos. Hoy día ese convenio está en proceso de nego– ciaciones. No creo que haya otra medida individual que pueda hacer un mayor aporte a la causa del desarrollo que la eficaz estabilizaci6n del precio del café. Además, los Estados Unidos han tomado parte en la preparaci6n de un proyecto de convenio sobre el cacao, y hemos celebra– do conversaciones acerca de las condiciones de posible acceso al acuerdo sobre el estaño.
Hemos venido trabajando también con nuestros alia– dos europeos en un decidido esfuerzo para garantizar que los productos latinoamericanos tendrán igual acceso al Mercado Común Europeo. Gran parte del futuro econó– mico de este Hemisferio dapende de la disponibilidad de los mercados dé la comunidad del Atlántico y nosotros continuaremos realizando estos esfuerzos para mantener esos mercados abiertos en los meses venideros.
NUEVOS PROGRAMAS
Los países de la América Latina han venido también trabajando para cumplir con los compromisos de la Carta de Punta del Este. El infol'me del Banco Interamericano contiene una larga lista de medidas que se extienden des– de la movilización de recursos internos hasta nuevos pro– gramas de educación y de construcción de viviendas; medidas tomadas dentro del contexto del Acta de Bogotá
y de la Carta de la Alianza para el Progreso.
Casi todos los países del Hemisferio han comenzado a organizar sus planes nacionales de desarrollo y, en algu-
nos casos, se han presentado planes completos para su revisión. Hay en preparaci6n leyes de reforma tributaria y agraria, y los poderes legislativos nacionales de casi todos los países están estudiando la adOipci6n de nuevas medidas en estos delicados aspectos. Están ya en camino de realizaci6n nuevos planes ,de desarrollo, de viviendas, de agricultura y de fuentes de energía. Todos estos son éxitos alentadores, fruto de los primerós siete meses de trabajo de un plan que está destinado a llenar un decenio. Pero todos aquellos que conocen la magnitud y urgencia de los problemas se dan cuenta de que acabamos de em– pezar, de que hemos de actuar mucho más rápidamente y en escala mucho mayor si es que hemos de alcanzar nuestros objetivos de desarrollo en los años por venir. Prometo que mi naci6n participará en este esfuerzo intensificado. Y confío que después de haber salido del período de formaci6n de nuestra Alianza, todas las nacio– nes del Hemisferio acelerarán también su trabajo. Todos sabemos que cualquiera que sea la aportaci6n que puedan hacer los Estados Unidos, la responsabilidad definitiva del éxito radica en el propio ,país en desarrollo. En efecto, los pueblos mismos pueden movilizar los re– cursos, hacer reformas, fijar los objetivos y suministrar la energía que ha de transformar nuestra ayuda externa en una contribución efectiva en pro del progreso de nuestro Continente. Sólo los pueblos mismos pueden crear la confianza económica que estimulará la afluencia libre de capitilles, tanto nacionales como extranjeros; los capitales que, en condiciones de inversi6n que inspiren confianza y junto a los fQndos públicos, han de prod.ucir un pro– greso económico permanente. Sólo los pueblos mismos pueden aniquilar los males de la inflación destructora, el
des~quilibrio crénico de la balanza comercial y el desem– pleo general. Sin un esfuerzo decidido ,por vuestra parte encaminado a establecer estas condiciones para la reforma y el desarrollo, la ayuda exterior por mucha que fuera, podría dar cima a esta tarea.
AL FRENTE DE LA LUCHA
Conozco las dificultades que ofrece esa tarea. Nues– tra propia historia muestra cuán grande puede ser la re– sistencia que se ofrezca a los cambios que generaciones posteriores considerarán como parte del marco de la vida.
y el curso del cambio social racional es todavCa más aza· roso para aquellos gobiernos progresistas que, con fre– cuencia, se enfrentan con los privilegios en que se atrinchera la derecha y las conspiraciones subversivas de la izquierda.
Durante demasiado tiempo mi país, la naci6n más rica de un continente ,pobre, dej6 de asumir plenamente sus responsabilidades con re~pecto a las hermanas repú– blicas. De la misma manera, aquellos que poseen rique– zas y poder en naciones pobres deben aceptar sus propias responsabilidades. Deben ponerse al frente de la lucha por esas reformas básicas, que son las únicas que pueden preservar la estructura de sus propias sociedades. Aque– llos que hacen imposible una evolución pacífica harán inevitable una revolución violenta.
Estas reformas sociales constituyen el coraz6n de la Alianza para el Progreso. Constituyen la condición pre– via de la modernizaci6n económica y son el instrumento mediante el cual aseguramos al,pobre y al hambriento, al obrero y al campesino su plena participaci6n en los bene-
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