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« Previous Page Table of Contents Next Page »de la libertad, no es tanto una dádiva del pasado como reto ,para el futuro; no es tanto recompensa por nuestras viejas victorias como objetivo de nuestra nueva lucha; no es tanto una herencia de nuestros antepasados como una obligación para con aquellos que nos seguirán. Porque la democracia nunca es tarea cumplida. Es un llama· miento a la realización de esfuerzos incansables, de sacri· ficios continuos, y a la disposición, si es necesario, de morir en su defensa.
y todas las generaciones de americanos han formu· lado nuevos objetivos para la democracia para satisfcer las exigencias de una nueva era.
Esos objetivos para la América de hoy, están incor· porados en la Alianza para el Progreso. Exigen la eli· minación de instituciones sociales que nieguen a cualquier individuo el derecho de participal' con fruición en los beneficios y en las tareas de nuestra sociedad. Exigen niveles de vida cada vez más elevados que puedan liberar
a cada individuo, para la plena utilización de su capaci_ dad en sus anhelos de una vida mejor. Exigen que se ponga fin a los restos del sistema de dictaduras en este hemisferio. Y exigen una defensa :incansable c~ntra
aquellos que pretenden imponer nuevas tiranías en las Américas. Exigen, en resumen, el reconocimiento de qUe nadie habrá concluído su tarea hasta que todos los horn_ bres com,partan una oportunidad igual pa;ra realizar su~
sueños en la medida en que su capacidad lo permita.
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... aunque justamente orgullosos de nuestras reali_ zaciones, todavía estamos conscientes de que los años venideros nos exigirán un esfuerzo, una aceleración de actividades, y unos sacrificios cada vez mayores. Pero hemos iniciado la obra, y los primeros frutos de esa obra, de la que somos testigos aquí hoy, son motivo de espe– ranzas para el futuro.
20 de marzo de 1963
ANTE LOS ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
Es un gran placer para mí salir de Washington, don· de 'los profesores me dan le~ciones a mí, para venir a Costa Rica y hablar con sus estudiantes.
En 1834 se escribió sobre su ciudad que "El Pueblo de San José está convencido de que el conocimiento pr,oduce toda clase de bienes y elimina todos los males; que del mismo se derivan las buenas leyes, las buenas
costum~res, el buen gobierno; y de que, en resumen, constituye el espíritu y base de toda la felicidad". Esta gran Univel'sidad consfituye prueba de tal jui. cio. Del interior de este recinto han surgido gran parte de los conocimientos de las habilidades y de la sabiduría que han hecho de Costa Rica una de las Democracias más ilustres y progresistas del mundo, una de las fuentes prin. cipales de buenas leyes; buenas costumbres y buen go· bierno. Aunque no estoy seguro de que la belleza de las mujeres, por la cual su país tiene fama, se deba a los cursos universitarios, veo que esta belleza está hoy bien representada aquí.
Creo, por lo tanto, que es justo que el primer discur· so pronunciado por un Presidente de los Estados Unidos ante estudiantes en Latinoamérica tenga lugar en este centro del saber en una nación tan dedicada a la Demo· cracia. Y constituye para mí un honor que se me haya invitado a venir.
Durante los últimos tres días los siete presidentes de siete naciones americanas han estado tratando de las gran· des interrogantes con las que se enfrenta este Hemisferio. De las soluciones a estas interrogantes depende la preser· vación de nuestras libertades, la extensión de la demo· cracia, y el bienestar y la dignidad de nuestros pueblos. Pero tras los esfuerzos de esta semana, tras los comunicados y las declaraciones, los complejos programas y ambiciosos proyectos, los largos discursos y las procla. mas oficiales, tras todo esto, ha habido un principio fun· damental y esencial que hemos asumido. Este principio estriba en que ustedes los estudiantes y los jóvenes de Latinoamérjca, están dispuestos a defender la gran causa de la libertad y bienestar a la que estamos dedicados.
Más de la mitad de la ,población de Latinoam~
rica está integrada por personas de vuestra misma edad, o aun más jóvenes. Sin vuestros esfuerzos, sacrificio y dirección, los planes y las esperanzas que tienen puestos los líderes del presente en el futu~
del Hemisferio se verían condenados al fracaso. Pero con vuestra ayuda podemos triunfar y triunfa.– remos.
UNA GRAN OPORTUNIDAD
Constituye esto una impresionante tarea a la vez que una gran opor,tunidad. Porque nosotros, vosotros y
yo, estamos embarcados juntos en una gran aventura, la mayor quizá desde que un marinero italiano por primera vez izó las velas con dirección al Occidente y puso pie a tierra en este antiguo continente.
A vosotros se os ha encomendado la tarea de demos– trar que los hombres libres pueden dominar a los viejos enemigos, el hambre, la pobreza y la ignorancia; de pro– teger a la libertad de aquellos que pretenden destruirla; de llevar la esperanza a aquellos que la anhelan; y de extender la libertad a aquellos que se ven ,privados de la misma.
Constituye esta una inmensa tarea. Se halla llena de diflicultades y ,peligros, de penalidades y de riesgos. Pero se os ha dado también una oportunidad para hacer historia y para ayudar a la Humanidad como a muy pocas generaciones de hombres. Y os puedo decir ahora aqul lo que Franklin Roosevelt dijo al pueblo de los Estados Unidos:
"Esta generación de americanos, vuestra generación de amer:icanos, tiene una cita con el destino".
Estoy seguro de que vosotros llegaréis a esta cita. Porque recuerdo a mi propio país cuando era muy dis– tinto al que conocemos hoy. No han transcurrido tantos años desde que yo era estudiante universita;do, como lo
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