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conquistadora de 1522 y quien, como Oviedo, cuentb lo que el vio con sus ojos, los Niquiranos se encontraban a un más alto nivel de cultura que sus vecinos. Sin embargo, tánto los Chorotegas como los Niquiranos, ténían una cultura altamente desarrollada. Cuando uno lee Iqs descripciones de los últimos días de estas tribus, se encuentra uno tentado a afirmar que en cuanto a cultura eran enteramente comparable con la nación que con sus bandas de aventureros y sClI1grien· tos saqueadores, -honrados en la historio con el nombre de "conquistadores" -tomó sobre sí la pesa– da responsabilidad de la destrucción de esta civiliza– ción. y esta cultura fue arrasada tan rápidamente y

de manera tan completa, gracias al vandalismo faná~'

tico de los sacerdotes "cristianos" y los hechos san– grientos de sus brutales soldados, que la historia n,o puede encontrar otro ejemplo semejante. L.os inves– tigadores en este campo tienen, pues, que avanzar por un camino más difícil y más incierto que aquellos que

estudian las culturas antiguas con muchos miles de años tras de sí como las de Egipto y la India.

L.o que de ellos ha sobrevivido muestra, sin em– bargo, que estos pueblos habían avanzado mucho. no ' sólo en desarrollo político y social, sino también en la ciencia y el arte; Tení'an grandes conocimientos as– tronómicos y un calendario bien construído con jero– giíficos, sabían hacer papel y por lo que toca a sus dotes artísticos, las pocas estatuas aquí reproducidas y el testimonio de los cronistas, son prueba patente de ello. La única manera por la cual uno puede esperar tener un conocimiento más profundo de su cultura, es por una minuciosa investigación de la tierra, para ex– poner tan pronto como sea posible a la luz del día las reliquias que se encuentran escondidas bajo ella o cubiertas por la vegetación de las selvas que por ahora son las únicas que esconden muchos de los lugares, que antes eran florecientes ciudades, populosas, con templos y palacios artísticamente adornados.

GRANADA, MASAYA, MANAGUA,.LEON

De la Bahía del Chiquero nos acompañaron a Granada, don José Lobo, doña Julia y Virginia, quienes debían quedarse allr por algún tiempo. Después que me hube despedido de ellos en su pequeña y limpia casa cerca de la plaza, recorrf en la "Isabela" las Is– letas o "Corrales", un archipiélogo encantador, situa– do inmediatamente al sur del puerto de Granada. En uno de 105 islotes más grandes, la Isla de Vela, encon– tramos un pequeño y bello puerto en miniatura, y ahí acampamos sobre la playa, en la que majestuosos mangos ofrecían techo a nuestras hamacas. Durante varios días hice paseos en un botecito entre estas be– lios isletas, visité gran número de ellas y tiré sólo aque– llas piezas que necesitaba para mis colecciones. En varios de los islotes encontré viejos ídolos, todos muy dañados por el tiempo o por los hombres. Dibujé cuantos pude, pero no los describiré aquí, pues no encontré otros además de los que ya han sido des– critos por Squier de manera muy feliz. Varias de las estatuas anotadas por él habían Ya, sin embargo, de– saparecido, llevadas a Washington, a Granada o a al– guna hacienda.

EL MOMBACnO, PADRE DE LAS ISLETAS

Encima del grupo de las isletas, dominándolas de una manera completa, se alza el padre de todas, el imponente Volcán Mombacho. Llamo al Mombacho, padre de las Isletas, porque no existe la menor duda que el archipiélago debe agradecerle su existencia a una o varias erupciones del volcán. La mayor parte de las Isletas están tan ricamente dotadas de vegeta– ción hasta los bordes del agua que es di fícil darse cuenta dE:! qué se compone su suelo, pero los estratos superiores, expuestos por el oleaje violento de los tem~

porales venidos del norte, muestran una gran vQriedad confusa de pieqras negras, cuadradas o redondas, de origen volcánico.

Cerca del archipiélago se encuentra un pequeño buen puerto, el Charco de Asese, accesible a embar-

caciones bastante grandes Y enteramente protegido contra el noroeste.

A mi regreso a Granada, me quedé en la ciudad algunos días para ordenar Yenviar mis colecciones que habían aumentado de tal manera ,\ue su transporte me causaba molestias Y preocupaciohes.

CUANDO GRANADA ERA GRANADA

Granada fue antes una ciudad muy importante, una de las más ricas e importantes de la América Española. La ciudad fue fundada por el segundo con– quistador Y colonizadol" de Nicaragua, Francisco Her– nández de Córdoba en el año de 1524, que como antes dije, fue enviado por el Gobernador de Panamá, Pedra– rias Dávila, para conquistar la tierra por su cuenta. Fue construída sobre la vieja ciudad de los Diríanes, Xalteva, ya su alrededor, cuyo nombre ha conservado Lino parte de la actual Granada. Ahora se pronuncia Jaiteva.

Tomás Gage CA new survey of the West lndies, 2nd. Edition, London, 1655), u,n monje irlandés que hace más o menos 250 años atravesó el país Y se de– tuvo algún tiempo en Granada, dice de ella:

"Las casas son mucho más bellas que las de León, y hay un número mucho mayor de habitantes, entre ellos algunos comerciantes de los cuales unos muy ri– cos. Estos hacen negocios con Cartagena, Guatema– la, San Salvador y Comayagua, y por el PaCÍlfíco con Panamá y el Perú. Se puede decir que en tiempos de los viajes por galeones esta ciudad era una de las más ricas que se encontraban en esta parte norte de la América Española. Porque los comerciantes de Gua– temc!la temen enviar sus mercaderías por el Golfo de Honduras donde son robadc!s por los Holandeses que se mantienen entre Honduras y la Habana, y estiman que es más seguro enviarlas con los galeones de Gra– nada hasta Cartagena, pues los Holandeses no se aparecen tan a menudo por estos últimos parajes. De la misma manera se mandan con frecuencia los impues-

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