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ZAPATERA. LA BARIA DEL CHIQUERO. LA PUNTA DEL SAPOTE

LA PUNTA DEL SAPOTE,

EXPEDICION ARQUEOLOGICA

Hubo mucha vida por la mañana en el pueble– cito, cuando mi tropa de buscadores de tesoros, se reunió en la playa, armados de macanas y de barras, machetes y, naturalmente, cada uno con su mma. La tropa se componía de José Lobo, su hermano Jacinto, dos indios jóvenes con los nombres de Raimundo y

León, y un viejo sin dientes y hablantín, muy original, llamado Esteban. Este último era un viejo gracioso que me fue muy útil como preparador y como cazador que pronto nos siguió fielmente por tierra yagua. Fue atraído hacia nosotros por diferentes circunstancias. en parte amaba el ron y los cigarros, en parte tenía una incontenible necesidad de conversar, y por (iltimo, era casado y su mujer tenía un carácter que le hacía po– nerse a menudo "como el diablo", según decía el mis– mo Esteban. En nuestra compañía se encontraba protegido y tal vez esta era la razón principal de su deseo de acompañarnos.

que se encuentra apenas a 10 metros sobre el nivel del lago de Nicaragua. El agua es dulce, sin sabor salado alguno. Se encuentran ahí numerosas especies de peces y muchos cocodrilos, pero no ví ninguno de más de dos metros de largo. Hay más de un kilóme– tro de distancia sobre terreno abrupto hasta el gran lago y la laguna de Apoyo no tiene desague, por lo que es posible que ésto tenga su propia especie de coco– drilos -lagartos- que allí viven y mueren, porque apenas se puede creer que los lagartos del Lago de Nicaragua pudieran hacer tan largas y difíciles jorna– das entre los dos sitios.

Después de algunos días de estadía en el pueble– cito y de excursiones en sus alrededores, decidí visitar el lugar de hallazgos arqueológicos que se encontraba en el lado noreste de la isla. Ya habí~ por entonces hecho más estrecha amistad con los pocos habitantes de la isla, a quienes cada día aprendí a apreciar más. Y pronto hube de reconocer que Zapatera por lo qLle se refiere a sus habitantes, es el mejor de los lugares que visité en Nicaragua, tol fue la bondad y ayuda que todos, sin excepción, me prodigaron.

BARIA DEL CHIQUERO

La Bahía del Chiquero forma un medio círculo, casi regular, rodeado de un pequeño respaldo de mon– tañas que siguen la forma de la bahía y dejan entre ellas y el agua una pequeña banda de tierra en la cual están situadas las chozas. La Ceiba se encuentra en el medio de la BahÍ'a a menos de un kilómetro de dis–

tancia y a juzgar por el aspecto del estrecho respaldo Habí~ una fuerte brisa, quizás demasiado fuerte de montañas y la forma de la isla de La Ceiba, parece para la vela, vieja y en mal estado, de la Isabela. Pa– ser muy probable que la Bahía del Chiquero fue antes samas el canal entre La Ceiba y la Punta de las Figu– el cráter de un volcán ahora desaparecido y que la ras, el lugar donde Squier había encontrado y dibujado antedicha pequeña cadena de montañas y la isla de sus famosas estatuas. Seguimos adelante entre las La Ceiba formaran las laderas del volcán. En la ex- pequeñas islas, el Jesús y el Jesusito, más lejos de la tremidad este de la cadena de montañas se encuentra Punta Causal. Entre las altas, montañosas islas el un pequeño lago interior, la laguna de Apoyo, de Ul1a Armado y Zapatera nos azotó una ráfaga de viento forma oveilada regular. Sus laderas elevadas mues- después de la otra y a pesar de que la Isabela era un tran, sin duda alguna, que es una laguna de cráter. buen bote, fue oportuno poder entrar pronto a puerto, Se le podría considerar, por lo tanto, como un cráter ya que su edad y estado hacían temer que pudiese ha– contiguo al gran volcán, cuya boca fue una vez lo que cer agua en la fuerte prueba a que estaba sometida. es ahora la Bahía de Chiquero. Su diámetro más an- Un buen puerto encontramos en la Bahía del Sapote, cho es de 500 metros, el más corto de 300. El borde una pequeña ensenada defendida contra el noroeste del croter mismo es relativamente angosto, alzándose por una península alta y pronunciada, la Punta del de 40 a 70 metros sobre la superficie de la laguna, Sapote.

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A través del conocido trabajo sobre Nicaragua de E.G. Squier (Nicaragua: Its people, scenery, monuments and the proposed interoceanic canal. Two volumes, London, 1852) fue sabido que numerosos ídolos se en– contraban en la costa norte de Zapatera, al frente de La Ceibo. Por don Chico Mora obtuve la información que en la parte noreste de la Isla se encontrarían las ruinas de una vieja ciudad con muchos ídolos. No los había visto él mismo, pero su informante, un ancia– no fallecido hacía tiempo, le había contado que, tanto paredes de templos como ídolos, se encontraban aun en sus lugares y que tiempo atrás, indios de la tierra firme acostumbraban venir aquí para ofrecer sacrifi– cios.

Esta información hizo que después de una caria visita a Granada para conseguir municiones y ví'Veres, viniera yo el Zapatera, desembarcando en una pequeña propiedCld en la Bahía del Chiquero.

El hombre más importante en el pequeño pobla– do, don José Lobo, estaba casado con la hija de la pareja de ancianos de La Ceiba, doña Julia, por lo que me recibieron con la mayor buena voluntad y recibí iodo ayuda, tanto en mi trabajo zoológico como ar– queológico, de todos los habitantes de la isla. La po– blación de ésta consistía en siete familias en otras tan– tas chozas. Pero como el espacio era muy reducido dentro de las casas, colgamos nuestras hamClcas bajo una exhuberante acacia, después de proteger mis ca-jones contra el viento del norte. ,

Nos encontrábamos ahoro bien adentro del pe– ríodo seco del año, por lo que no había que temer de las lluvias y por lo que se refiere al viento sólo contri– buía a hacer más soportable el calor, durante las no– ches. Doña Julia preparaba nuestros comidas, por lo tClnto tuvimos, los tres, días muy agradables durante nuestro larga permanencia en la isla -y su bella hiji– ta, Virginia, era una encantadora Hebé.

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