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« Previous Page Table of Contents Next Page »TORIBIO TIJERINO, MAESTRO DE PATRIOTISMO
LUIS MENA SOLORZANO
Embajador de Nicaragua.
Para pronunciar o escribir, el nombre de Toribio Tijerino, todo nicaragüense, donde quiera que se en– cuentre, está obligado a ponerse de piés y descu– brirse. Es la respetuosa reverencia a que tiene de– recho un hombre que hizo del amor a la Pairia un cullo. Hombres como él solamente nacen una vez cada cien años, y cuando se van para siempre dejan a la posteridad un diamantino ejemplo de verlica– lidad, que inyeda sangre pura y generosa en las venas de sus conciudadanos.
Toribio Tijerino mantuvo su alma en el servicio permanente de Nicaragua. No fué lo que se suele llamar un político, porque, de haberlo sido, hubiera practicado la faramalla y el embuste, y se hubiera enriquecido rápidamente y sin escrúpulos. Fué lo que la sabiduría ciudadana cataloga como eminente ESTADISTA, dentro de un pensamiento constame– mente de aliura. Pertenecía Toribio Tijerino a la élite, de los que conservan la independencia de su criterio, caminan erguidos mirando al sol, y no su– cumben a la amenaza ni al halago. Era un hombre superior, un raro en ese ambiente predominante y
vulgal;" de los desenvolvimientos de nuestros cam– panarios de aldea. Le conocí íntimamente. Me cu– po el honor de ser su secretario parlicular por algún tiempo. Me distinguió con su amistad y su cariño,
y, puso en mis manos, sin reservas, su archivo po– lífico, fuente de dignidad y de honor. Fué mi noble amigo todo el tiempo, y colaboré con él en muchos asuntos de envergadura y de rebeldía, relacionados con los sagrados intereses y el prestigio de Nicara– gua. Su muerle, en tierra hermana pero que no era la suya, me golpea el corazón, porque, con sus excep– cionales virludes de nicaragüense y de hidalgo, se adentró en mis afeC±os, y siempre tuve para él devoto respeto y especial estimación.
Toribio Tijerino fué un hombre de hogar, de sa– nas costumbres y de honestidad acrisolada. Pasó por los puestos públicos, y muy elevados por cierlo, dejando el grato recuerdo de su prestancia princi– pesca y de maravilloso ejemplo de trabajo, de dina– mismo y de acción, sin haber jamás lastimado la susceptibilidad ni la epidermis de ninguna persona con esos gestos de pefulancia y de soberbia que a diario vemos en las mediocridades endiosadas, que, por los remolinos de vienfo de nuestra polllica crio– lla, escalan posiciones de responsabilidad y elegan– cia que no les cuadra ni merecen, porque Toribio Tijerino fué duranfe fada su vida severo en el código de la buena crianza, de la inmaculada caballerosi– dad y de las finas maneras.
Defendiendo los infereses de Nicaragua, Toribio Tijerino fué valienfe y audaz, y no enfraba en la consideración de confemplaciones. En Nueva York, Bosfon, Chicago, Filadelfia y ofras ciudades impor– tantes de Norleamérica, se hizo abrir las puerlas para que se oyera su voz alliva, y los elemenfos sanos ae aquella sociedad conocieran el vía.crucis de Ni– caragua bajo la insolencia de los Marinos America– nos que ullrajaban nuesfra soberanía para protejer a insaciables mercenarios, que nos tenían atados de piés y manos. Su palabra clara, sonora, agigantada por su fé, .en buen inglés, era la voz de la dignidad ciudadana reclamando justicia para su abatida y an– gustiada Patria. No le tuvo miedo a la ira de los poderosos ni a sacrificar todo lo que poseía en aque– lla santa cruzada por 10 que él llamaba el cumpli– miento imposfergable del deber. El color verde de su divisa parlidista siempre se desvaneció ante el radiante azul y blanco de su adorada tierra natal, porque para Toribio Tijerino la Patria estaba sobre fodas las cosas y sobre cualquiera de los otros sen. fimientos.
En su democracia positiva, (que nunca fuvo fa-
llas), Toribio Tijerino fué adversario irreconciliable del fraude eleC±oral, del engaño y la mentira. Ja, más estuvo de acuerdo con el Tratado Chamarra, Bryan, porque lo consideró gravemente perjudicial a los vitales intereses de Nicaragua, y así se lo es, cribió al General Emiliano Chamarra, nuestro Minis. tro en Washington, suplicándole que no 10 firmara, pero, el Ministro General Chamorro le contestó qUe no le quedaba más allernativa que firmarlo "porque así lo exigíal]¡, los intereses del Parlido Conservador" Denunció los
¡ sueldos, (exagerados para n uestra po~
bre y deficiente economía), que se adjudicaban los mísferes Loree y Tillinghast, y los allos gastos de representación, cuando esos funcionarios extranjeros dominaban las directivas del Banco Nacional de Ni.
caragua y el Ferrocarril del Pacífico, enfonces incor. porados/ insistió con firmeza acerada en que el nica. ragüense, señor López Callejas, ocupara el cargo de vice-gerente del Banco Nacional en Managua, jerar. quía que nos esfaba prohibida/ quitó el Fondo de Conversión, que en manos del Guaranfy Trust Como pany no rendía ninguna ufilidad a Nicaragua, y lo trasladó al Royal Bank of Canada, que otorgaba intereses por el depósito. Loree y Tillinghasf, con decidida influencia en el Deparlamento de Estado le hicieron aparecer como "enemigo de los Estado~
Unidos" por esa conduC±a esencialmente nacionalista que desplegaba Tijerino, porque se sentían perju. dicados en el agradable modus vivendi que se ha. bían edificado por las miserias de nuestra nación, y
presionaron, con todos los medios a su alcance, para que el Gobierno de Nicaragua destituyera a Tijerino de sus funciones de Director del Banco Nacional, Di.
rector del Ferrocarril del Pacífico, Agente Financiero y Cónsul General en Nueva York, pero el Ministro de Nicaragua en Washington, Dador Pedro González; se opuso enérgicamente y amenazó al Presidente So– lórzano con renunciar irrevocablemente si a Toribio Tijerino se le hacía esa injusticia, razón por la que el Presidente optó por pasar inadverlida la insistente gestión que se le hacía. Puro el linaje de esos ires varones que han dejado en la historia tan preciosa lección de civismo.
Cuando el General Emiliano Chamorro dió el Golpe Milifar de Tiscapa, Toribio Tijerino le repudió sin vacilaciones. Declaró que no había justificación para alierar el orden público y que la moralidad polífica exigía que se respetara y apoyara al Go· bierno constituído. Inmediatamente convocó una reunión de los nicaragüenses radicados en Nueva York y se procedió a respaldar a los que legí±ima– mente representaban al país, organizándose la Junta Revolucionaria Consiüucionalista que reconocía al Doctor Juan Bautista Sacasa como Jefe del Estado. Toribio Tijerino 'fué electo por unanimidad Presidente de esa Junta, y de igual manera el que estas líneas escribe, para Secretario General. Con fondos de los propios bolsillos de Toribio Tijerino se iniciaron los trabajos y se dictaron todas las providencias para la lucha. Fué, pues, Toribio Tijerino quien dió vida, energía y entusiasmo al movimiento liberlador de 1926 que, al final, coronó la victoria de las armas constitucionalistas jefeadas por el General Moneada, la supervigilancia de las elecciones, limpiamente praC±icadas, y el ascenso de un Gobierno por la vo– luntad mayoritaria y todopoderosa del pueblo, en vez de la imposición del fusil alianero y asesino, °
de las :l:orpes y repugnantes misas negras en IdOS comicios. Esa página de oro en la vida polllica e Toribio Tijerino evidencia, a luz meridiana, su amor a la República y su prpfundo respeto a la Ley... Descanse en paz el Gran Maestro del Pairlo iís – mo, el eminen:l:e repúblico, el incorruptible profesor de civismo y el siempre noble y leal amigo.
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