This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »pero dos horas más tarde me informaron que habían rea· nudado el tiraje por lo que me ví obligado a mandar a detenerlo a él y sus operarios y cerrar la Imprenta. Por supuesto que fue llevado con toda consideración y arres· tado en el segundo piso del cuartel en libertad de ir y venir y tener toda comodidad. Al poco rato un hijo de don Félix P. Zelaya que vivía en Chinandega como agente de la Singer y era medio tipógrafo entró al taller por el interior de la casa y se puso a reanudar el tiraje, por lo que tuve que mandarlo también a arrestar de la misma manera. En la noche fuí al cuartel a conversar con Pla– %801a. Me prometió cumplir con lo arreglado anterior– mente y todos fueron puestos en libertad. Así era la tiranía de aquellos oscuros tiempos.
Fue desarrollándose la campaña electoral y los áni· mos caldeándOSE! a un alto grado. El Dr. Cuadra Pasos celebró su Convención de Amigos del Gobierno nombre muy desdichado para un Partido Político. Como en Chi· nandega no existía Directiva del mencionado Partido hube de rogar a mis amigos Dr. Inocente Granera y don Enrique Avilés que se personaran en la Convención como Delega· dos de mi Depar,tamento. Yo fuí a Managua pero no con· currí a la Convención y visité al Presidente Díaz. En la conversación le pregunté si la celebración de esa Con· vención significaba una actitud definitiva de su Gobierno y me contestó muy evasivamente, por lo que caí en la cuenta de que era sólo una maniobra política. Lo malo fue que a la sombra de esa política se colaron en el Go· bierno elementos no conservadores, algunos de ellos con hojas de servicio de la Dictadura de Zelaya. La división del Partido se Iprofundizaba y en algunos departamentos ocurrieron choques sangrientos entre las dos facciones conservadoras y persecuciones a los chamorristas más exaltados, algunos de los cuales buscaron refugio en Chi· nandega en donde encontraban de mi parte y la de los amigos buena acogida. A algunos de estos, oficiales ve· teranos de las luchas conservadoras, que carecían de re· cursos, les di de alta en la guarnici6n, con lo que la reforzaba con magníficos soldados para si llegaba el do· loroso caso de una lucha armada. El Coronel Humberto Pasos Dfaz era el Comandante de Corinto, un cordial ami– go mío, que seguía la misma política y que, en nuestros planes para el caso de una rebelión en León, estaba bien listo para ser la retaguardia de Chinandega, colaborar a su defensa y mantenerla lista para en caso necesario con· centrar allí nuestra fuerza, con el objeto de mantener libres las comunicaciones por mar con San Juan del Sur y con Honduras y El Salvador, lo que permitiría impedir cualquier ayuda externa a los sublevados y facilitaría el reforzamiento de nuestras fuerzas que podrían movilizarse por agua fácilmente a cualquier punto de la costa y cola· borar eficazmente en el seguro ataque del Gobierno ceno tral.
Pasos Dfaz me pidió que le enviara un grupo de sol. dados fieles y ejercitados ¡para su guarnición porteña, y así quedamos listos para cualquier eventualidad.
Esa misma fortaleza permitía el mantenimiento de una política de garantías para todo los Partidos. Siempre me mantuve en contacto con los jefes del liberalismo, es· pecialmente con mi buen amigo Dr. Eduardo Montealegre Gasteazoro, que era el más activo líder joven, caballero cabal, ilustrado y civilizado, para limar asperezas, calmar 'nimas exaltados y adecentar la lucha.
El Gral. Emilia"no Chamorro hizo su ingreso al país para encabezar el movimiento en pro de su candidCltura presidencial y un nutrido grupo de sus partidarios vi'nie. ron a encontrarlo a Corinto en' dos trenes e!Opeciales. En Chinandega la totalidal del Partido Conservador era chao morrista y se le hizo un magnífico recibimiento. Yo fuí a la Estación con las fuerzas militares y todo pasó en el ma· yor orden y gran entusiasmo. En ese momento recibí aviso telefónico de las autoridades de policía de León de que allá se estaba preparando una manifestación hostil y que había gran peligro de que a la pasada por dicha esta· ción se desbordaran las masas irresponsables con las COI1' siguientes graves consecuencias. Se decía también que algunos exaltados habían pensado en dinamitar un puen~
te del F. C. y las autoridades no se sentían con fuerza su– ficiente para garantizar la pasada del convoy candidatural. Algunos hablaban de regresar a Corinto para irse por mar a San Juan del Sur, proposición que el Gral. Chamorro, con su habitual sangre fría y valor, ni siquiera tomó en cuenta.
Pedí a las autoridades de León que mandaran civiles amigos a vigilar los puentes aledaños a la ciudad para que dieran el paso libre al acercarse el Convoy. Di igual oro den a las autoridades de Chichigalpa y Posoltega y mandé armar un pequeño convoy de una locomotora y un carro para ir adelante. A bordo puse 20 de los jóvenes de la Escuela Militar de Chinandega con dos ametralladoras y su equipo bien pertrechado. Llevaban orden de marchar despacio observando bien el trayecto ferroviario y a los guardias de los puentes y en caso de no encontrarlos en su puesto bajarse a in!Opeccionarlos cuidadosamente, y pa· sar por la estación de León con banderas desplegadas, toque de clarines y en posición de combate, para no dejar la menor duda de que iban listos a rElipeler cualquier ata· que al convoy, tanto más cuanto que el Gral. Chamorro no aceptó pasar de paso sino que determinó pararse un cuarto de hora en la estación de León para saludar a los amigos conservadores que lo esperaban para homena· jearlo.
Al fin no hubo nada y fuera de algunos mueras y dos o tres pedradas lanzadas al tren cuando salía de la ciudad, el grupo de conservadores leoneses vitorearon en– tusiastas a su candidato y mostraron valor ante las ame· nazas de la turba.
El Gral. Chamorro recibió en Managua un recibi· miento apoteósico y el Partido Conservador le dio casi su unánime respaldo.
Sin embargo por musho tiempo han quedado rescoldos de aquellos días de división, lo que demuestra lo peligrosa que era aquella maniobra 'política. Es indu· dable que el Dr. Cuadra Pasos tenía, por servicios al Par· tido y al país, Ipor su talento e ilustración, pleno derecho a aspirar a la Presidencia. Pero en nuestras costumbres y principios democráticos carecía de la emoción que en las masas despertaba el General Chamorro, y las multitudes son más inclinadas a la emoción colectiva que al sereno sopesar de las cualidades intrínsecas del candidato. Pa– ra ser médico o abogado, zapatero o veterinario, hay que pasar por la escuela y hacer un aprendizaje, pero para ser Presidente se supone que todo ciudadano puede as' pirar al delicado puesto sin probar antes su capacidad, con sólo poseerla fac:ultad de emocionar a la multitud.
-22-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »