Page 38 - lista_historica_magistrados

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ocupado en parte por la g~arnici6n de Marinos 'lIlericanos y creían muy acertae:taniente que no convenía al Partido Liberal.la violencia' sino el camino del. civismo y el aban. dono de los vi~ios comiltones. de Zelaya que infundían miedo a nicaragüenses y extra",jeros. Sospecho que im– posibilitados de detener al Gen~ral Estrada y sus milites del zelayismo, optaron por lavarse bien las manos de un acto de trascendente indisciplina.

Algún miembro del Gobie.rno que se hallaba por casualidad en la Casa Presidencial, estaba aconsejando la inmediata ca,ptura de los comprometidos. Yo considera– ba ese un paso inútil y perjudicial para el Gobierno y para el país. Además un gobierno cumplidor de la Ley tendría que poner a la orden ~e los Tribunales a los cul· pables y el ~obierno estaba imposibilitado para presentar las pruebas. El Presidente Chamorro que nunca ha teni· do madera de Dictador ni es partidario de la violencia a las ,personas, estuvo de acuerdo. Llamó por teléfono a la Comandancia de Armas y ordenó el envío de unos 20 guardias con una ametralladora a la Casa Presillencial. Pasé por enfrente de la casa del General Estrada y noté que la puerta estaba cerrada pero sin tranca y había luz dentro. La guardia ingresó con algún ruido y pronto los comprometidos se dieron cuenta de que ya no era posible la sorpresa. Al siguiente día invité a mi despacho a

cuatro de los jefes militares m.tidos en la conspiraci6n les dije que todo lo sabíamos, les mostré que ya habí~

fuerzas en la Casa y les dije que recordaran que el lnqui. lino de la Casa no era ningún timorato, que se fueran libres a sus casas y que por parte del Gobierno se guaro daría el más completo silencio. Así verían que el Go. bierno esaba esforzándose por establecer el orden legal , ,

dar garantlas para todos y borrar hasta donde. fuera posi-ble los odios ancestrala$ políticos.

Para mí este incidente marcaba una nueva etapa en la educación política y en la situación de Nicaragua. En lo sucesivo tendrían preponderancia en el Partido Liberal los elementos civiles y se iniciaba una renovacón de valo. res en el seno el mismo con los cuales se hacía posible un diálogo que trajera a Nicaragua la paz espiritual tan neceo saria para la consolidación de las instituciones republica. nas y para el imperio de la Ley.

Las leyes biológicas se encargarían de hacer ~I resto y no estaría lejano el día en que la tiranía no fuera en Nicaragua sino un vago recuerdo.

. Y sin embargo el Presidente continuó saliendo solo, Sin guardaespaldas, por las calles de Managua, y en las tardes a caballo acompañado por su Secretario a recorrer los alrededores de la capital.

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LA LIBERTAD DE IMPRENTA

Uno de los postulados del Partido Conservador es históricamente la libertad absoluta de imprenta. A nin– guna persona se había atacado tanto en Nicaragua como al Gral. Chamorro y no se había vacilado en llegar a la calumnia. Ya he dicho en otra parte que algunos de los que más amargamente lo habían atacado temían que al llegar a la Presidencia tomara represelias. Durante la Administración de Diaz varias veces se había establecido la censura periodística no tanto por ataques al Presidente cuanto por la propaganda enérgica y a veces brillante que la prensa liberal hacía contra las negociaciones finan· cieras con los Banqueros de Nueva York y contra ciertas intromisiones de los americanos en Nicaragua. Yo mismo fuí víctima de la Censura cuando para apoyar mi acción en el Congreso "fundé en Managua una sociedad anónima y 'se publicó EL DIARIO que en aquellos tiempos llegó a tirar 5 mil ejemplares diarios pagados.

El Presidente Chamorro garantizó la más amplia libertad de prenS;! sin cortapisas de ninguna e$pecie y contra presiones vernáculas y extranjeras de mucho peso. En una ocasión fuí llamado a su oficina en donde encontré a su señor padre don Salvador en compañía del Dr. Emilio Alvarez Lejarza. Me dijeron que los funcio· narios americanos en Nicaragua, el Recaudador de Adua– nas, Alta Comisión etc., se quejaban amargamente de los diarios ataques de los periódicos y consideraban que ya pasaban de castaño a oscuro, y pedían que el Gobierno tomara medidas para que esos ataques cesaran imponien. do censura a los diarios. Aunque vacilante el General Chamorro me dio orden de citar a don Júan Ramón Avilés para pónerlo. bajo la censura. Pregunté quien sería el Censor y el Dr. Alvarez dijo que se había acostumbrado que este oficio lo ejerciera el Secretario Privado. Leí en

la cara del Presidente que estaba dando esas órdenes muy de mala gana y me reservé para tratar con él tan delicado asunto. En la visita se le pidió audiencia para los fun· cionarios quejosos, que se les cOL'lfedió para el siguiente día por la mañana.

Unas cuatro horas después de la escena referida subí para tratar del asunto con el Presidente Chamorro y ma· nifestarle mi completo desacuerdo con el establecimiento de la Censura.

La libertad de la ¡prensa había sido uno de los prin· cipios del Partido Conservador desde su fundación a me– diados del siglo pasado. Don Fruto Chamorfa siendo Presidente facilitó al Lcdo. Castellón y al Gral.' Jerez, de– tenidos por conspiradores, la 1mprensa Nacional para edi· tar un folleto vindicándose y atacando al propio don Fruto y contestó con otro folleto.

La libertad de la prensa era uno de los más preciados galardones del Gobierno los 30 años.

En todos los movimientos contra la didadura de Ze· laya, la violación de la libertad de la prensa había sido uno de los derechos a conquistar.

La libertad de la prensa que su Gobierno venía ga· rantizando y su ecuanimidad ante los ataques que la mis– ma prensa desataba contra 'su persona y su régimen no había provocado ni el pensamiento de censurarla. Me

~arecía tonto que tal conquista trascendental fuera a ,pero derse por la epidermis más o menos delicada ~e los fun· cionarios norteamericanos que en su país .nunca se rabrían atrevido ni a insinuar semejante propuesta. Y por último muy suavemente le expresé que su Se· cretario Privado no estaba dispuesto a asumir el cargo de Censor.

Que la prensa se contestaba por la prensa y que sería

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