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PARTE SEGUNDA

APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA LIBERACION ECONOMICA DE NICARAGUA

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CONTESTANDO A "EL DIARIO NICARAGÜENSE"

No escribo estos apuntes históricos con in±en– ción polémica sino solamente para que la nueva generación que está ±omando en sus manos la di– rección de la cosa pública sepa de historias pasa– das, y no se deje engañar por principios y teorías probadas ya por los nicaragüenses a costa de do– lorosas y humillantes experiencias y que, desgra– ciadamen±e, aún tienen entre nosotros defensores contumaces a cuyas ideas da aliciente el espeC±ácu– lo de un \gobierno deshonesto y siIÍ escrúpulos. "Remfuiscencias Económicas" es el apropiado ±Uulo del edüorial del Diario Nicaragüense del 7 de Marzo en que el señor Cuadra Chamorro comenta las mal pergeñadas líneas que publicó El Deba±e sobre la compra del control del Banco Nacional he– cha durante la Adminis±ración del presidente Mar– ±ínez por el suscrüo en su caráC±er de Agen±e Finan– ciero y el posterior esfuerzo hecho por el Minis±ro DoC±or Román y Reyes para vender esa ins±ifución nacional, y lo que es peor la Concesión que hacía amos y señores de los destinos deÍ país a los' Ban– queros exiranjeros. Y corno el señor Cuadra rein~

cide en la crUica de dicha compra y sienta nue– vamen±e la ±ésis, que comparlía con el doC±or Ro– mán y Reyes, de -entregarlo a la explotación extran– jera, ±ésis que pudiera hacer alguna mella en esta generación que no ha sentido en carne propia la tirania, de los Banqueros y de la Ultramar y que en vista de la sifuación presente, pudieran considerar cómo buena dicha tésis, me permifiré hacer algunas rectificaciones.

Comenzaré por recordar que no fué el Presi~

dente don Diego Manuel Chamarra quien negoció la compra del Ferrocarril del Pacífico sino que esta compra fué parle de los Convenios que se conocen por Plan Lansing, firmados por el General Emiliano Chamarra en su primera administración, y corno fácilmente se colige, con la aprobación del Depar– tamento de Estado. El General Chamarra pagó las dos primeras cuotas, don Diego las que le corres– pondieron y Marlínez la final. El suscrifo tuvo el gran placer de presenciar la incineración de todos los Bonos ya pagados, y recibir de manos de los Banqueros la Carla Solvencia en que declaraban que la República había cumplido todos sus com– promisos y 'quedaba libre de toda obligación con ellos.

En cuanto a la necesidad de capital extranjero para el progreso de los pueblos pobres es evidente;

siempre que el préstamo quede dentro de un pru– dente interés; pero de ninguna manera si les en– ±rega, corno se hizo con las concesiones Ferroca– rrileras y Bancarias, el dominio completo de las finanzas del país. Cierlo es, corno dice el señor Cuadra, que los mismos Estados Unidos uiilizaron el capifal Británico para su desarrollo industrial y sobre ±odo ferrocarrilero, pero los Es±ados Unidos no otorgaron a esos capitales más remuneración que la debida renta; no les dieron a los británicos ni el monopolio de sus ferrocarriles y mucho me– nos el monopolio de la emisión de su moneda ni de los fondos y rentas del Gobierno, lo que los ha– bría cons±Uuidó en amos de su país, como sucedió en Nicaragua.

Ya peinan canas los hombres que sufrieron y vieron el modo cómo se conducían, y la insolencia ultrajante conque trataron a los nicaragüenses los personeros de los Banqueros de Nueva York y sus colaboradores nicas.

Todo lo que ahora hace Parajón en el Ferro– carril y don Anas±asio en el Banco no lo han in– ventado ellos sino que lo vieron hacer a los admi–

nisi~adores norleamericanos. Con la enorme dife– rencia para el país de que lo que aquéllos pilla– ban se iba fuera de Nicaragua a converlirse, corno lo pude comprobar en Nueva York, en acciones en la gran Cía. de Yellow Taxicabs, en un Banco de Long Island, en un palacete en Chicago, y en una oficina de finanzas, bolsa, en Wall S±reet, y sin que por ello apruebe en lo más mínimo lo que ahora pasa, me quedo con él popular refrán que dice:

10 que se ha de comer el moro que se lo coma el cristiano; pues, al fin y al cabo, don Anastasio es mi prójimo cercano, y nica, y además un acciden– ±e pasajero en la vida de la Patria, y cuando se lar– gue de este mundo se irá desnudito corno vino y las riquezas que ha acumulado a nicaragüenses les quedarán, mientras que aquellas, corno las golon– drinas de Bécquer, aquéllas no volverán.

El señor Cuadra ha olvidado que en 1916 el Ferrocarril había llegado a tal estado de ruina, que según el informe Willey de cada cuatro durmientes uno estaba podrido e inservible, y los trenes se des– carrilaban por esta causa hasta dos veces por día, corno lo comprobarnos ante el Deparlamen±o de Estado con la agenda secreta llevada por agentes postales, con hora y causa del descarrilamiento. El señor Cuadra se ha olvidado de que el Ferroca-

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