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mismo contrato, Mr. Baily, el Tesorero que era socio de Seligman, pidió que se alargara a dos me– ses dicho plazo. El Dr. Vaca le preguntó para qué esa prórroga y contesó que en dos meses podían aconiecer muchas cosas. En la conversación de Mr. Loree con el Gerente del Banco del Canadá con quien había hecho los arreglos del crédito y que he referido antes, le dijo del peligro de las revo– luciones. y poco tiempo después se produjo el Lomazo. .. De manera que cuando los Sres. Ro– mán y Bonilla creían tener un as de triunfo en la mano, ya Rosenthal y Cía. habían buscado otros medios y los tenían práciicamente destituidos.

y sin embargo y a pesar de todo lograrnos sal– var el Banco Y el F.C. en una lucha que iremos describiendo.

El Dr. González me telegrafió de La Habana anunciándome su llegada e inmediatamenie soli– cité las corlesías del Puerlo para él, su encantadora hija y su Secretario Dr. Vicente Viia y fui a reci– birlos al muelle, y nos trasladarnos al Hoiel Fran– cés en donde había reservado habitaciones. Una vez instalados en sus habitaciones me despedí y convinimos en que al siguiente día lo visitaría para ponerlo al corriente de sus funciones como Agente Financiero.

En efedo al siguiente día a las nueve de la mañana me presenté en el Hotel y empezamos las explicaciones del caso. Le informé de mis gestiones ya muy adelantadas para vincular el Banco Nacio– nal con el de Reserva Federal de N.Y. y cómo el Sr. Alberlo Straus, socio principal de la casa W. Se– ligman & Cía. había tenido la geniileza de ir per– sonalmente a presentarme al Gobernador del Banco y a recomendarle hiciera lo posible por favorecer mi gestión que consistía en trasladar nuestros de– pósitos a dicho Banco y buscar la manera de que las aceptaciones bancarias nuestras pudieran ser descontadas o negociadas por medio de dicho Banco etc., es decir la operación convenida con el Banco del Canadá que había dado origen a mi destitu– ción; la manera armoniosa y patriótica cómo el grupo nicaragüense de ambas Diredivas, Ferroca– rril y Banco, trabajábamos en pro de los intereses de la Patria y su futura grandeza, y la situación creada por la negativa del Ministro de Hacienda a organizar el Banco tal como había sido convenido por él Presidente Marlínez y la misión del Dr. Jenks, y la comisión otorgada por el mismo para vender nuevamente la mayoría de las acciones del Banco en N.Y.; que ya no eran los Sres. Brown Bros ni Seligman y Cía. los interesados en la compra, sino Mr. Loree en su carácter parlicular, Mr. Bayli y qui– zás también los ahorros de O'Connell, Hill y Rosen– thal, siendo el principal Mr. Loree, quien siendo hijo del Presidente de la muy poderosa Cía. de F.C. de Pensilvania, podía hacerlo sin necesidad de co– laboración, y como éste una vez me había dicho que su interés consistía en que siendo Nicaragua país pequeño podía así experimentar allá cierlas teorías económicas suyas y ver pronto el resultado, a lo que yo repliqué que haría fodo lo posible por– que mi país no se convirliera en el cochinillo de indias de su laboratorio, que habíamos comprado el Banco nosotros y esfaba dispuesto a que pagára– mos nuesfras propias equivocaciones pero no las

ajenas, y que esta conversación dió por resuliado el nombramiento del Sr. don Alberlo López Callejas como Sub-Gerente con la idea de cancelar a Ros en _ thal en cuanfo López estuviera bien al corriente del estado verdadero del Banco.

En cuanto al F.C. le manifesfé que ahora que iodo el dividendo perlenecía al Gobierno de Nicara_ gua estábamOS acumulando fondos hasta un millón de dólares para compra de unas 20 mil toneladas de rieles y accesorios para llevarlos a Nicaragua y una vez allí emprender la consrrucción del F~C. al Atlántico que podría hacerse entonces con los pro– ducios del F.C. propios, pues sería ya solamente el pago de salarios y que comenzándolo por el la.do de la capital habría la venfaja de ir abriendo al servicio públicos los tramos que se fueran constru– yendo con el consiguiente provecho inmediato. La conferencia nos llevó todo el día y al des– pedinne a las tres de la tarde el Dr. González me dijo que aunque no había estudiado detenidamenfe las instrucciones que llevaba sí estaba cierlo que se le ordenaba la venta del Banco ya antes encar– gada al Dr. Jenks. Le pregunté si se trataba sola– mente de vender el Banco como negocio o si la orden era traspasar las acciones de la Cía. del Ban– co, lo que dejaría viva la Concesión que todavía tenía 90 años más de vida, y si él, el Dr. González conocía y se daba cuenta de lo que ésto significaba. Me contestó que cierlamente él había leído y com– batido esos contratos en 1912 pero que iendría que refrescar su memoria leyéndolos nuevamenfe. "Fe– lizmente. me dijo, aquí tengo en un sólo volumen, que yo hice empastar para su buena conservación, fodos los faniosos coniratos de entonces. Le llamo yo a esie volumen el "Toro Amarillo", en recuerdo del famoso folleto de ese nombre que publicó el Marqués de Aycinena y que fantas consecuencias trajo a Cen±ro-América".

Durante iodo el día el Dr. González y su Secre– tario el Dr. Vita se habían limitado a escucharme atentamente y a hacerme algunas preguntas para mejor comprensión de mi reseña, y las palabras recién citadas fueron las primeras que respecio a su misión me dijo el Docior González.

Convinimos en que al siguiente día temprano iría a sacarlos para llevarlos a presentar a los Abo– gados Sres. Mallei Prevost y los Sres. Loree y Bayli y hacer entrega de los archivos y documenios. Procuré llegar con anticipación al Hotel para tener tiempo de conversar con el Dr. González anfes de irnos a la oficina de Mallef Prevosf, nuesfros abogados en N.Y., y en poder de quienes esfaban deposifadas las acciones del Banco a mi nombre pero endosadas en blanco según cosfumbre. En– contré al Dr. esperáridome en su saloncifo privado en compañía del Dr. Vifa.

Cambiados los buenos días el Dr. me dijo: "Te– nía razón Máximo 1 Zepeda) cuando hace años me dijo que solamente dos nicaragüenses sabían y com– prendían el alcance de los Contratos con los Ban– queros: él por tener que defenderlos como su abo– gado y tú porque habías hecho el objetivo de tu vida el atacarlos. Yo creía que los conocía, pero anoche que leí nuevamente la Concesión Bancaria comprendí la monstruosidad que sería volver a en– tregarnos. .. y ahora voluntariamenie. Porque las

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