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« Previous Page Table of Contents Next Page »instrucciones me ordenan traspasar la mayoría de las acciones a los interesados y no vender al Banco simplemente. Es decir regalarles nuevamenfe la Concesión. Te advierlo que estas instrucciones le tornó ocho días prepararlas al Dr. Vita, Dador en Ciencias económicas y sociales de ilustre Universi– dad Italiana, y al Dr. Ruiz, exc1érigo español que en Nicaragua goza de fama. Ya ves. Comienzan declarando companudamenfe que "es una verdad científica general:menfe aceptada que los Gobiernos son malos administradores y que por consiguiente el manejo del Banco lo hará perder su crédito, po– ner en peligro la estabilidad de la nlOneda, efe. etc. y .por eso me ordenan vender la :mayoría de sus acciones. Y por otro lado :me ordenan disolver la Co:mpañía del F.C. y pasarla al manejo diredo del Gobierno efe. efe.". El Dr. Vifa se amoscó un poco y replicó que ellos sólo habían dado for:ma y pues– to en buen castellano las ideas y órdenes del Sr. Ministro de Hacienda Dr. Román y Reyes. .. Se veía que el Dr. González resentía que lo hubieran to:mado a él para insfru:mento en esas desgraciadas combi– naciones.
Enseguida me dijo: "En esfos momentos estaba haciendo el borrador de un cablegrama que pienso enviar esta tarde al Presidente Solórzano y que poco más o menos decía: He recibido conforme y torna– do posesión del cargo de Agente Financiero, punto. Estoy de acuerdo con la labor pafriófica de Tijerino en ésta, punto. Considero instrucciones fraje no sir– ven, punto. Escribiré". Inmediata:mente le repliqué agradeciéndole sus apreciaciones respedo a mi ges– tión y que tenían doble valor viniendo de su per– sona; pero me per:mití observarle que ese cablegra– ma no servía nuestro propósito de salvar la inde– pendencia' econó:mica de Nicaragua. Ese :mensaje lo que traerá será su destitución de Agente Finan– ciero y el envío de algún irresponsable de los que vienen a firmar y no a discutir. A Ud. no se atre– verán a quitarle la representación en Washington. le dije, pero lo eli:minarían de los asuntos más in– feresantes que. son éstos del Banco. Le propongo que se li:mite a c).ar parle de que ya to:mó posesión del cargo. Enseguida Ud. se va a Washington a presentar sus credenciales y a hacer conexiones. Corno este traspaso o venta no pueden hacerlo sin consentimiento del Congreso que se reunirá dentro de tres meses, entonces Ud. y yo pedirnos permiso para ir a Nicaragua y si no lograrnos convencer al Presidente Solórzano de que desista de esta venta y organice el Banco corno Banco Central y cancele la Concesión vertiéndose lo que sea útil en la Ley creadora del Banco corno lo habíamos planeado, tene:mos el campo' abierlo para una campaña de prensa y en el Congreso y estoy seguro de que na– die volverá a intentar traficar con el plato de len– tejas. El Dr. G6nzález convino en lo razonable de mi argumento y en seguir esa línea de conduda. Otra de las instrucciones era hacer que las ac– ciones, que estaban a mi nombre, fueran puestas a no:mbre del Dr. González. Hice ver al Dr. que ese traspaso costaría alrededor de 15 mil dólares en i:mpuestos efe. y que lo usual era que yo le diera a él un Poder Irrevocable para representarme y votar en la Junta General, propuesta que la haría a los Malle± Pervos± en nuestra visita, haciéndole
notar que ara 5610 por tres O cuatro meses ya qUé
una vez aprobada la venia por el Congreso habría que hacer orro traspaso a favor de los compradores. Ya el Dr. GOl1.zález era conocido de los Sres. Malle± Prevost y por supuesto también su aUa po– sición en el foro nicaragüense e internacional. Así que fue recibido con toda consideración y respeto. Después de una corla plática el Dr. hizo la pro– puesta del Poder General irrevocable en vez del traspaso de las acciones. El Sr. Shoenrick que ha– bía sido Presidente de la Co:misión Mixta de Recla– :maciones y que pertenecía a ese bufete, fue llamado y consultado al respedo. Estuvo de acuerdo, pues dijo que el Poder sólo se revocaría por muerle del apoderado. Cosa que esfaba muy lejos de suceder, ya que el Dr. González lucía sano y rozagante. Allí mis:mo fir:mé el Poder y todo quedó arreglado. ¡Qué lejos estaba yo de pensar que ésfo me obli– garía :más tarde a librar una ca:mpaña contra todos mis afedos!
El Dr. González no envió el cable pero entiendo que escribió a su yerno el Dr. Ramírez Brown y a algunos otros a:migos en el mismo sentido del ca– blegra:ma y algo se coló hasta los Rosen±ha1 y Cía. que los hizo :meditar en la imposibilidad de llevar a buen término la negociación ya que el Ministro de Hacienda no controlaba ni mucho menos el Con– greso.
Y se olvidaron de don Albino para tantear por otros ca:minos y veredas en las cuales ya se veían so:mbras de ±on;nenta.
Convenido con el Dr. González el plan ya des– crito anteriormente para evitar la cesión gratuita de la Concesión Bancaria que pretendía hacer el Sr. Minisfro de Hacienda Dr. Román y Reyes, no quedaba sino esperar la reunión del Congreso en Dicie:mbre. Pero antes estalló el Lomazo del cual podían resultar dos si±uaciones: mantenimiento del orden constitucional con sólo cambio de personal o derroca:mien±o del Presidente y de los otros Po– deres. Las consideraciones políticas sobre el Loma– zo aparecerán en arra Reminiscencia, pues ahora me propongo solamente contar la historia NO CO– NOCIDA de las peripecias y luchas para que el Ban– co Nacional continuara siendo propiedad de la Na– ción y enseguida del Estado y de los ciudadanos nicaragüenses.
Si el golpe se limitaba a romper los Pacios y
sustituir a los Srios. de Esfado y principales funcio– nacios del régimen de don Carlos Solórzano no ha– bría peligro de perder el Banco. Si se lanzaba, co– rno sucedió, a la violencia, el peligro sí sería grave. A pocos días del Lo:mazo recibí cablegrama del Presidente pidiéndome pasar a Nicaragua y conce– diéndo:me permiso para dejar el Consulado de N.Y. Recuérdese que ya la Agencia Financiera la había entregado en las limpias manos del Dr. Pedro Gon– zález.
Salí inmediatamente para Nicaragua y pasé por Washington para hablar con el Dr. González y po– nernos de acuerdo otra vez. Ambos conjeturamos que la llamada era para que estando yo en Nica– ragua le ayudara al Presidente a solucionar la si– ±uación patriótica y dignamente. En aquel tiempo no había aviones y el viaje se hacía por vapor en
15 días.
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