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Cuadra Pasos y sus herma– nos Pedro Rafael y Miguel.

si hubiera llegado a ±en~r la popularidad y

fuerza de op~nión de que he. goza?o en ~

pueblo. Mas" esto no se conSIgue SIn medIO asfixiarse con, el hum.o de la pólvora.

Corno dije en rrti Autobiografía, yo' lle– gué a Granada cuando ya fenía 14 ~ños y no es sino años después de ese entonce~ que aparece en Ill.is recuerdos la figura del jo– vencito Carlos Cuadra Pasos, elegantemente vestido, convérsando con su a:migo, igual– mente bien vestido, Fernando Chamorrq Cha– morro, hermano nlÍo, que por esa época vi– vía en casa de su fío político, Don Pedro Ra– fael Cuadra.

Me he detenido un poco en quer~J; :re– cordar los pri:rneros pasos de Carlos en ;~u~s­

fras diferenci&9 políticas que tenían que ser grandes cOInQ;grandes fueron los call1.pos en que nos desenvolvimos.

I Esos campos de acción en que nos mane– jarnos el Dr. Carlos Cuadra Pasos y yo fu~ron

diferentes, aún cuando nos junfaIll.os en la vida social y política. No puedo afinna~ que naciera enfre los dos una arrtisfad íntima y, por 10 fanfo, los punfos de confacto se ~sfa­

blecieron enfre nosotros en cuestiones de' or– den político, ~:xa que forrrt~baIll.os parté de~

Partido Consérvador de NIcaragua. En mI

agitada vida revolucionaria, tuve pocas opor-:. tunidades de enconiranne con el Dr Carlos Cuadra Pasos que fué sieIl1.pre un civil por todos los' costados. Mi amistad perf?onal más cercana fué con su herIll.ano :mayor, Pe– dro Rafael Cuadra, ya que éste .era ca,~ado

con Car:m~laChaxnorro. Así intimé Gqn su airo herma.no, Miguel Cuadra Pasos, qu'e fué mi coxnpriñero de estudios y cOIl1.pañero de juventud. Carlos, realIl1.ente, fué Il1.ás .aIl1.igo de rrti herIll.ano Fernando porque éste,convi– vió, comolie dicho, pon su hermano, Don-Pe-dro Rafael. .

Cpm6yo visitaba la casa de llli pariente: Da. Cann~a-'· Chalnorro de Cuadra, encontre varias:' vecéii al joven Carlos, pero en visitas y entrevisias puralUen1e familiares, sin con– secuencia alguna. Años más tarde, ya pa– ra la Revolución de la Costa Atlántica, vi Il1.ás frecl;;J.en±eIl1.ente al Dr. Carlos Cuadra :pa– sos, quien a pesar de su juventud enfonces,

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CARLOS CUADRA PASOS

Creo que Ill.is aIll.igos con~ervadores no esperan que escriba sobre la vIda del Doctor Carlos Cuadra Pasos, o sobre las causas de las frecuentes diferencias políticas que sur– gieron entre nosotros, cua~do los dos c~zá;

baIll.os esos Ill.ismos andurrIales. Pero SI aSl fuere buen fiasco se llevarían porque al ha– cerlo: no sujetaría mi voluntad a las debili– dades del carácter hurrtano que, a veces, ol– vida 10 rrtás conveniente y justo por alcanzar alturas que para llegar a ellas lo puedep. lle– var hasta el sacrificio.

Carlos Cuadra Pasos era unos cuantos años menor que yo y,. sin eIll.~a.rgo, an?ando el tierrtpo, su personahdad pohhca crec~o *~n­

±o que esfuvo a punto de sobrep~sar la nlla,