This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »cada preferencia. de Adolfo Díaz por la perso– nalidad de Carlos en relación conmigo, en iodos los iiempos, fué lila verdadera madre del cordero" en donde se originaron nues±ra.s diferencias polHicas. No hay duda alguna de que Adolfo creyó siem.pre que Carlos Cua– dra Pasos había nacido para Presidente. Y
no culpo a Adolfo en éste juicio, pues es cier– ío que Carlos reunía condiciones para deseni.– peñar con aHura esa posición. Y aquí viene lUi mente un recuerdo doloroso. Estaba yo en Washington cuando m.e llegó la consul±a para que :me pronunciara sobre la candida– tura de mi respetado amigo Don Pedr:o Ra– fael Cuadra, por quien yo sentía sentirn.ien– tos fa:miliares, no sólo por su matrimonio con Doña Cannela Cha:morro, sino por el traío afable de Don Rafael para conmigo. Pero en ésa elección del año 1916, cuando apare– ció la precandidatura de Don Pedro Rafael Cuadra ya mis alUigos personales y políficos tenían trabajos y actividades alrededor de m.i nombre. La política es una larga y penosa cadena de co:mprornisos. Muchas veces la voluntad propia queda sujeta a la voluntad de los amigos, especialmente cuando éstos, con leaHad y sacrificios, 10 rodean a uno co– lUO el objeto principal de sus sentimientos. Esa es la alTIarga cuota que tiene que pagar un Caudillo; ese es el alfo precio que Hene que abonar el Jefe de un grupo político, pues no es hum.ano, ni lógico, ni justo, devolver a los am.igos que lo han expuesto iodo por uno, la negativa dura que los puede llevar al de– sencan±o.
Había recibido yo en Washington num.e– rosas instancias para que aceptara la candi– da±ura en esas elecciones, pero tuve que aceptarla cerrando los ojos aníe las aspira– ciones de Don Pedro Rafael Cuadra y si bien es cierto que en esos días se colmaba un le– gífimo anhelo de m.i actuación política, tam– bién lo es que en la intimidad de mis 5enii– rnienios :me dolió esa actitud para con Don Pedro Rafael. Cuando regresé de Washing– ion puede decirse que ya había desapareci– do de la acfividad política agitada su figura. Es±aba al frente de esa posición su hermano, Carlos Cuadra Pasos, que era ya la persona visible de ese grupo. No debe olvidarse que la popularidad que rodeaba m.i persona era grande. Mis luchas contra Zelaya y mis es– fuerzos permanentes por la superación de m.i Partido, 11.1.e habían colocado en el puesto de Caudillo con todas las ventajas, pero tam– bién con todas las responsabilidades y sacri– ficios. Supongo con alguna razón, que Car– los Cuadra Pasos impulsado por sentim.ientos fraternales hacia Don Pedro Rafael no debía sentir por mí una m.arcada simpatía y creo que ese natural seniim.ien±o lo llevó a buscar la manera de ponerme algunas piedras en mi camino. Recuérdese que él contaba siem.– pre con el respaldo invariable de Adolfo Díaz.
y es curioso que el hecho de que Adolfo me guardaba senfida amistad personal, 10 que
no creo que ocurriera
con Carlos, pero es un hecho real que siempre que pudo se me atrave– só poniéndom.e enfrente la ya valiosa figura del
Dr. Carlos Cuadra Pasos. Siguiendo el objetivo de su propia esira±egia política, fundó Carlos un grupo que se llamó "Los Amigos del Gobierno" . Com.o viejo en estas an– danzas pienso com.o Du.
Ricardo Jiménez Orea– m.uno, ex-Presidente de Cosia Rica que la som.-
bra oficial es como la Don Eulogio Cuadra
del m.anzanillo, fácil-tnente seca todo lo que
cubre, por eso me resul±a curioso que Carlos llamara a su Partido "Los Amigos del Go– bierno". Seguraznente los componentes de esa agrupación estaban decididos a de±ener– me de cualquier m.anera. Desarrollaron fuerte presión oficial hasta el extremo de no– fificar serialnen±e a todos los eIllpleados pú– blicos, a quienes pusieron a firmar actas, de que debían dar su adhesión política a "Los Amigos del Gobierno", amenazando con la, destitución inmediata a quienes no acataran la tan_ poco democrática órden.
La actitud decidida de evitar toda mani– festación política a mi favor llegó a extremos verdaderalnen±e duros, por ejemplo, en Ma– saya el Jefe Político Sr. Manuel García. O±o– lea se enfrentó con la fuerza pública a una reunión con mis amigos y ocasionó el saldo trágico de '17 muertos y heridos; y cosas así o parecidas ocurrieron en diversas localida– des del país.
El safarrancho del Jefe Polífico de Masa– ya, García Otolea, creó una situación violen– ta, una lucha entre los partidarios del Doc– tor Cuadra Pasos y los :míos, hasta el punio que llegué a pensar que, para no co:m.prome– ter al Partido, sería mejor que desistiera de nli candidatura y escogiera a otra persona que fuera igualm.en±e aceptable para Carlos y Don Pedro Rafael, -aunque este úl±Ílno, en verdad, no presentaba ya ninguna dificul– ±ad por motivo·de mi negativa a aceptar la suya. Fue entonces que pensé en que la candidatura de Eulogio Cuadra podría ser la solución del problema, pue~ para rrú Eulogio era enteramente aceptable, pues duraníe nti
vida en Honduras fuimos ambos ínfimos anti\-'
gas y la última vez que nos vim.os fue cuan– do me vino a encarninar hasÍa cerca de la fron±era de Nicaragua cuando llegué a Di– pi1±o con unas fuerzas revolucionarias. Mas tuve que rechazar ese pensamiento rnío, cuando al ir a encontrar a rni amigo Eulogio Cuadra a la Estación de Ferrocarril de Mana– gua, a su regreso de Honduras, Eulogio me negó el saludo, no dejándome o±ra al±erna±i-
This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »