This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Más tarde cuando los sucesos del 54 en que se planteó mi desaforo en el Congreso, él me defendió lealmente.
Tengo un recuerdo penoso que me afec– ta hoy día con tristeza: Carlos tuvo signifi– cada actuación en las Conferencias de la Ha– bana, en las que los Estados Unidos tenían delicada posición por la fonna en que inter– venían en los países pequeños especialmenfe en el nuesiro. En aquel momento Carlos fué decisivo para defender con altura la peligro– sa situación en que se encontraba el Gobier– no Americano y lógicamente eso podía ren– dirle frutos políticos en Nicaragua. Efectiva– mente, Adolfo Díaz me invitó con el propósi–
to, ya conocido por mí, de recabar mi apoyo a una posible candidatura de Carlos ya que se pensaba que fenía la .simpatía del Depar– tamen±o de Es±ado. Fuí, pues, atendiendo la llamada de Adolfo con el fin de darle nlÍ
respaldo político a <=:arlos; pero al llegar a la cita y antes de conversar con Adolfo, me en– contré con Carlos quien m.e dijo que si yo nó apoyaba su candidatura, todos m.is amigos serían despedidos del Gobierno. Yo sentí esa advertencia corno una amenaza y a pe– sar de que iba a brindarle mi respalp.o, reac– cioné diciéndole: Que no lo apoyaba. Hoy que ha pasado mucha agua bajo el puente, comprendo con pena que mi actitud fué más violenta que cornprensiva. La vanidad es mala consejera en política. Y ese hecho que acabo de referir me ha dejado siempre la im–
presión de Hue no fuí justo con Carlos. Cla– ro que fué visible la falta de tacio de él yeso me pareció rnuy exiraño en una personalidad
tan medida, tan discreta y tan inteligente co– rno la de Carlos. Pero en mi caso lamento ahora el reconocer que yo quedé en deuda con Carlos. Creo pues que en esa oportuni– dad yo no actué bien. Ya en días cercanos tuvimos otras diferencias: él quiso, muy ±eIl1.– prano, acercarse al General Somoza García para obtener algún entendimiento y tampo– co lo apoyé. Pensemos qU$ en aquel mo–
m.ento Somoza no significaba' todavía lo que fué después y nosotros, sus';'oposítores¡ creía– rtlos que era ntás posible lograr su caída, que entendernos. Parece que I16 apreciarnos la situación con la realidad desnuda que mere– cía.
Carlos actuó en fonna destacada en los Gobiernos de Adolfo y de pon Diego y fué amigo del Gobierno, pero yo siempre tuve la sensación de que no debía en±regánne~e del todo. No admite pues compp.ración la amis– tad que mantuvo Carlos con, Adolfo, que la que tuvo conmigo. Pero es honesto de rni
parte reconocer que Carlos le dió prestigio internacional a Nicaragua, fué siempre un civil entero y conservador invariable a pesar de todos los pesares. Repito que en esta li–
quidación que hago con rnofivo de su falle– cimiento, creo con justicia que le quedé de– biendo, a consecuencia, que él, en los mo– men±os difíciles que yo padecí y que tuvo él que ver conrnigo, fué oportuno, servicial y útil.
Tiempo habrá para que Nicaragua reco– nozca. que Carlos Cuadra Pasos fué un noble hijo que merece el respeto y la consideración de sus compatriotas.
El doctor Cuadra Pasos pronunciando su famoso discurso sobre la No Intervención - Montevideo, 1933
This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »