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« Previous Page Table of Contents Next Page »del A±1ániico, mejor dirig~da, p;osper6.:En ella venía el Qeneral Jase: .Ma!la Monca.da, militar letrado o leirado rnih±arIzado. El Dr. Saca.s a y el General Mancada formaron las unfas. del eje sobre que ~volucionaba~a po– litica liberal en un sen±1do que podrlarnos llamar conservador. Pero el en±endilnien±o con México fue un desvío larnen±able en ese sentido recí,? de .las cosas. El país se anar– quizaba a oJos V·Is±a.
. Operaba com.o diplomáiico aznericano el Encargado de Negocios, Mr. Dennis, joven de buen talento, escri±?r aprecia~le, per? que procedía con sum.a unprudencIa. DecIa con franqueza, a quien quería oírle, que su mi– sión era echar del Poder a Cham.orro. Eran esíos procedim.ien±os los que llamó después Summ.er v.¡ elles, torpe diplornacia republica– na. En vista del cuadro arnenazan±e Es±ados , Unidos acuciaron a Charnorro para el aban– dono del Poder. Le propusieron que deposi– tara en cualquiera de los dos Senadores, Don Adolfo Díaz o Don 1.1ar±ín Benard. El Gene– ral Cha:morro prefirió a Don Adolfo. La Le– gación Americana, en conocimiento de la próxima surgencia al poder de Díaz, procu– ró una conferencia entre Conservadores y Li– berales, a bordo del buque de guerra Denver, para ver de restablecer la paz. Duran±e es– fas conferencias se examinaron iodos los pun– íos y se estuvo m.uy cerca de llegar a un con– venio elevado de nacionalisrno. Siempre el
ceniro 10 formaba la ciá.usuia que es±abÍecia unos libres comicios supervigilados. Méxi– co, por ofra parfe, sopló sus promesas du– ranie las conferencias, y la delegación libe– ral se negó a las soluciones pacíficas. El Ge– neral Emiliano Charnorro, después del fraca– so de las Conferencias del Denver, procedió de acuerdo con la Legación Americana y abandonó el Poder. Fue designado por el Congreso para sucederle Don Sebasfián Uriza. Esfe urgía el rodar de la Presidencia hacia Díaz para poder oforgar su reconocilnienfo corno valladar contra México. La Legación Am.ericana femía que enire fanfo llegara a la Cosfa Atlánfica El Dr. Juan Bautisfa Saca– sa para complicar el problema en maferia de legifi:midad. Por fin fue designado Don Adolfo Díaz. El General E:miliano Charnorro salió del país en una rnisión diplomática pa– ra Europa. El Parfido Conservador quedaba a :media cuesfa, rodando para abajo. Cuan– do uno de esfos hombres de acción, podero– sos y fenaces, son derribados, son :muchos los infereses que arrasfran. Sería :muy intere– sanfe sorprender una siquiera de las reflexio– nes de ese hombre, cuando se aleja del feafro de sus acciones. Pensará cozno el poefa, en lo que pudo haber sido y no fue?
Pero la nave conservadora siguió zozo– brando. Su naufragio final vale la pena que le consagremos un artículo separado, para descanso nuesfro y de los leciores.
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MUERTE
EMILlANO CHAMaRRO y ADOLFO DIAZ
Dejamos a don Adolfo Díaz instalado por segunda vez en la Presidencia de la Repú– blica, y reconocido corno Gobernanfe legíti– mo por el Gobierno noriea:mericano. Difícil es poder percibir la raíz jurídica de la legiti– midad de esfe segundo :mando de don Adolfo, surgido al soplo arbitrario de la infervención, en combinaciones con el retiro del General Emiliano Chamarra. Por más que se haya echado encima fierra abonada, las raíces de u:r: o y de afro van a parar a la mis:ma si– rnlenie del Golpe de Esfado. La legitirrtidad del Congreso que quedó sano en su quorurn, la re.nuncia de Don Carlos Solórzano y la au– senCla, no volunfaria, del Doc±or Juan Baufis–
f~ Sacasa, fueron las fres cosas que daban clerfo aspecto legítimo a la nueva auforidad. So?re ellas puso el gran sello de su reconoci–
nu~nio expreso el Presidente de los Esfados Unldos, Calvin Coolidge.
, Pero fendrernos que volver un poquifo afras: Cuando se feje con varios hilos, hay llue lr y venir cons±anfe:menfe para poner a da par fodas las hebras que harán la figura e la frama. En las Conferencias del Den-
ver, la Delegación Conservadora, para solu– cionar el conflicfo, propuso un plan sobre es– fas bases: El Partido Liberal depondría las annas y reconocería la auforidad del Presi– .denfe Díaz, por fado el tiernpo que falfaba para concluir el período de don Carlos 50– lórzano; el Presidente Díaz se comproznefía a verificar al final del período unas eleccio– nes libres y honesfas de Auforidades 5upre– :mas, supervigiladas por el Gobierno de los Esfados Unidos. Al final de las discusiones fueron rechazadas esfas bases por la Delega– ción Liberal.
En las ires úlfirrtas sesiones del Denver, el Encargado de Negocios, Dennis, se mosfró interesado en obfener una declaración de la Delegación Liberal, respecfo a sus conexiones con el Gobierno de México. El Doctor Rodol– fa Espinosa, que fue el oradoJ::' ·principal de los liberales, con habilidad eludió confesar las ligas de su Partido con el Presidenfe de México, Plufarco Elías Calles. Bien sabido es que las relaciones del Presidenfe Calles con los Es±ados Unidos esfaban lejos de ser cordiales. El Docfor Leonardo Argüello que
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