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« Previous Page Table of Contents Next Page »REIVINDICACION DEL PRESIDENTE
DON ADOLFO DIAZ
DIEGO MANUEL CHAMORRO
Por una de esas coincidencias raras en la historia, la muerte cortó la existencia, con pocas horas de diferencia, de dos personali– dades cuyas vidas corrieron pqralelas en la regencia de los desfinos de Nicaragua en la segunp.a etapa de gobierno del Partido Con– servador: Don Adolfo Díaz, quien ocupó dos veces la Presidencia de la República y el doc– ±or Carlos Cuadra Pasos, quien si bien nunca logró alcanzar esa posición, a que sus extra– ordinarios dotes de estadista y sus singulares xnéritos y capacidades hacían acreedor, ocu– pó una posición rectora durante las dos pre– sidencias de don Adolfo, com.o su principal consejero y de mayor confianza, tanto en lo personal como por sus capacidades, hasta el extremo que puede decirse que no hay docu– mento de trascendencia ni decisión política de importancia capital en los dos períodos de gobierno del Presidente Díaz que no lleve los rasgos de la pluma, la huella del pensa– :miento y el sello del eximio patricio que le si– guió por horas, en el paso hacia lo eterno y
hacia la historia.
Don Adolfo Díaz y el Doc±or Carlos Cua– dra Pasos, en el calTIpo civil, y los Generales Emiliano Cha:morro y Luis Mena, en el cam– po milifar, fueron los líderes conservadores del znovintien±o encabezado por el General Juan José Estrada que dió en tierra con la larga dictadura liberal del General José San– tos Zelaya y su breve secuela, el gobierno del Doctor José Madriz. Al Doctor Carlos Cua– dra Pasos, una vez triunfante la causa de la revolución de la Costa Atlán±ica, le tocó tener una actuación destacada, COInO Secretario Privado del Presidente Provisional, General Esfrada, en las arduas y delicadas negocia– ciones que hubo que llevar a cabo para res·· ±ablecer las relaciones con los Esfados Uni– dos, rotas con el régimen de Zelaya y que no le fue posible lograr al doctor Madriz por no haber podido desprenderse del zelayismo contra el que caía iambién el ana±erna ful– minado por la famosa nota Knox contra el Oiclador Liberal, sin cuyas relaciones le era
~n aquel entonces ilTIposible la vida a ningún gobierno en la zona del Caribe.
No obstante su juventud, necesitó del despliegue de sus grandes dotes diplorná±i– cQS para negociar, en la forma más favora– ble posible para nuestro país, las condicio– nes que, a manera de país vencedor impuso a Nicaragua el gobierno norteamericano, tra– tándolo co:mo país vencido, al igual que ocu-
rrió con Alemania en la Pri:mera Guerra Mun– dial al derrum.barse el Imperio de Guillermo 11. En el archivo del Dr. Cuadra Pasos obran los primeros telegramas cruzados entre el nuevo gobierno que sucedió a la dictadura de Zelaya y el gobierno de Washington que son, casi a la letra, iguales a los cruzados en– ±re el Gobierno que en Alemania susfituyó al del Kaiser y el Gobierno norteamericano. Yo tuve ocasión de ver esos interesantes docu– m.entos, casi desf:ruidos por la acción del tiernpo, cuidadosarnen±e conservados en un folder por el Dr. Cuadra Pasos.
La situación de Nicaragua¡ corno lo ex– plicara el eximio patricio en más de una oca– sión, para reanudar las relaciones después de la ruptura con Zelaya, -igual a la del gobierno Alem.án para la reanudación de re– laciones después de haber sido vencido en la guerra-, fue trato de vencedor a país ven– cido y fue al doctor Carlos Cuadra Pasos, co– rno he dicho, a quien tocó negociar y suavi– zar los ±énninos de la nota que el CoInisiona– do norfea:mericano exigió que el gobierno de Nicaragua le dirijiera corno base para el re– conocixnien±o del nuevo gobierno, presidido por el General Es±rada y la reanudación de las relaciones. Después de tan ardua nego– ciación en que surgieron, por primera vez las grandes dotes diplolTIá±icas del que después daría tan notables y extraordinarias :mues– tras, el patricio conservador recién desapare– cido, se produjo un breve incidente qUé puso en un apriefo al negociador. El Ministro de Relaciones Ex±eriores, Don Tornás Mar±ínez, al cruzar la nota convenida le hizo ligeras modificaciones en la redacción; pero era ±al la actitud del vencedor que objetó seriamen– te, hasta el punto de amenazar con dar por canceladas las negociaciones, atribuyendo las alteraciones él un quebrantamiento de la buena fé al joven negociador. Pero fodo quedó subsanado al cruzar de nuevo la nafa no solo en el fondo, sino ±aIl1bién en la for– rna convenida, a sernejante grado llegaron las condiciones de vencedor, aun sin guerra, ilTIpues±as para la renovación de las relacio– nes rotas y el reconocimiento del nuevo go– bierno.
Esa penosa situación no fue creada por el gobierno surgido de la revolución sino que sufrida por él COlTIO resul±ado de anteceden– tes anteriores a que conviene referirse SOlTIe– ramente, en esta ocasión 'para poder com– prender el significado de la política y de la
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