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gestión gubernativa de la administración de don Adolfo Díaz que sucedió al de Es±rada y en la que el Dr. Cuadra Pasos tuvo tan pre– ponderante acfuación conjun~az:nen±e con don Diego MaI?-uel Chamorro, ~,lnls±r~ d.e Re– iaciones Ex±erlores e Instrucclon Pubhca y don Pedro Rafael Cuadra, hermano del ilus– ±re estadista conservador corno Ministro de Hacienda Y Agen±e Financiero en Washington a cuyo cargo estuvieron las negociaciones económicas.

La situación creada por la política per– turbadora de la dictadura de Zelaya en los oíros estados, particularmenie, el famoso asal±o a Acaju±1a y Sonsona±e en la Repúbli– ca de El Salvador, produjo fa1 ±em.pes±ad que el mismo dictador se vio obligado a enviar un comisionado a los Estados Unidos a fin de obtener los buenos oficios de ese gobier– no para evitar un conflicto armado que pa– recía inevitable. Como resu1±ado de esa ges– tión fue convocada, bajo los auspicios del go– bierno norteamericano y del de Méjico, la Conferencia Centroamericana de 1907. En el protocolo previo a la Conferencia se estable– cía que si se suscifase, mientras no se cele– braba la Conferencia, alguna cuestión ilnpre– vista en!re cualquiera de los Es±ados Cen±ro– americanos y que no pudiere arreglarse por medio de la diplomacia, se obligaban las par– fes interesadas a someter la diferencia a "los buenos consejos de los Presidentes de los Es– fados Unidos y Méjico, o de cualquiera de ellos". Las convenciones que se suscribieron en la Conferencia, t::elebrada en Washington, según el convenio, y bajo los auspicios de ese gobierno y del de Méjico tuvieron los alcan– ces, según el sentir de los gobiernos signata– rios, así como el de los propios Estados Uni– dos, de considerar a este país como garante de los compromisos contraídos, como lo de– muestra el hechó de la apelación que la ma– yoría de los gobiernos centroamericanos hi– cieron a los Es±ados Unidos con motivo de la conducfa perturbadora de Zelaya. A esas apelaciones al gobierno norteamericano se refirió la nota Rnox cuando dice que "por razón de los intereses de los Estados Unidos y de su participación en las convenciones de Washington, la mayoría de las repúblicas de Cen±roamérica habían llamado, desde ±iem– po, la atención al Gobierno de Washington sobre tan irregular situación" . Pos±erior– mente, el mismo Secretario de Es±ado, Knox, en su visita a Nicaragua en 1912, expresó el mismo concepto en su discurso dirigido al Presidente Díaz, en la siguiente fonna: "En vista de la participación que tomaron los Es– tados Unidos, animando la formación de es– tos tratados, y de las obligaciones morales a que dan lugar, no es la intención de nuestro Gobierno, ni de nuestros compatriotas, abs±e– nerse de prestar iodo apoyo y estímulo po– sible a las partes en estos convenios para que constantemente estén llevando a la práctica sus sabias y benéficas provisiones". En oiras

palabras, los Estados Unidos se consideraban obligados a hacer cumplir los Tratados de Washington de 1907. Por su parte, en su discurso de presentación de credenciales, el Minis±ro, George T. Wei±zel m.an±uvo el mis– m.o alca.nce sobre la obligación P.e los Esta'" dos Unidos por causa de su par±icipac~ón eh la referida Conferencia. "Al ofrecer -dijo........ la construcción del canal interoceánico, una nueva rufa para el cOInercio del mundo" presta también una circunstancia adicional al

estrechamiento de las relaciones de los Esta– dos Unidos y las Repúblicas del Ist~oi cir~

cuns±ancia inmediatamenie reconocida por fodos los gobiernos que participaron yn las convenciones centroamericanas firmadas en Washington en 1907. Desde que ±a,n sabias medidas fueron adop±ac.ias, el Gobierno de

los Estados Unidos ha sido llamado, de fiem– po en tiempo, y a su iurno, por cada 'Uno de los Gobiernos signatarios, para ejercer el gran poder de su influencia moral en Cen– froamérica" "

y en forma más precisa, por medio del mismo Minis±ro Weitzel, 'en ocasión de la guerra civil de 1912, el Deparfamen±o de Es– fado hizo la siguiente decla.ración que debía fenerse como declaración oficial de la poU- ±ica de los Es±ados Unidos: .

"Conforme las Convenciones de Wash– ington, los Estados Unidos tienen mandaio moral para ejercer su influencia en la pre– servación de la paz general de Cen±roaméri– ca, que está seriamente amenazada con el levan±alniento actual, y a ese fin, y cumplien– do estrictamente con las convenciones de

Washington, y en leal apoyo de sus fines y propósitos, todas las Repúblicas Centroam~­

ricanas enconfrarán medios de obtener su va– liosa cooperación. Estos están ~n±re los im– porlan±es intereses m.orales, polificos y mate– riales que deben pro±egerse".

En los alcances que los Estados Unidos y

a un los oÍros gobiernos signafarios de las convenciones de Washington en 1907 dieron a la parficipaci6n d~l Gobierno norfeame:r~­

cano en su celebración, está el verdadero germen de la situación que tuvo que con– frontar el Gobierno de don Adolfo Díaz, al suceder al efímero Gobierno de Es±rada al que se im.pusieron las condiciones para la reanudación de relaciones.

Esas circunstancias tan difíciles y deli– cadas que tuvo que confrontar el Gobierno de don Adolfo Díaz, agravadas por el em– peorarrtiento de la situación económica pro– ducido por la guerra de Mena a que alude' la úl±ima declaración del Depar±amento de Estado citada, situación que de suyo tenÍa ya carácter de desastre al caer la dictadura de Zélaya y su efímera secuela el Gobierno del Dr. Madriz, dan la medida exacta de las con– diciones en que tuvo que actuar para' poder juzgar el resul±ado de su gestión de gobier– no. Fue el suyo, sin duda alguna, el régi– men de la reconstrucción y al mismo fiempo -29-

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