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ocaslon. En apariencia el propósito de la visita era

!A./Ievar Id'\buena voluntad y saludo de la gran República tlel Norte a las hermanas Repúblicas de la América

~Géntral. Nosotros, sin embargo, sabíamos que las sl.mpatías del pueblo de un gobierno electo, como era

eti de los Estados Unidos, era haturalh1ent~ P9r la causa , del pueblo de Nicaragua. ' :::' .

La importancia práctica y s~gnificativa a los de– mocráticos, era expresada por la presencia, en la comi– tiva del Ministro, de dos personas, al pgtec~r emisarios de los Estados Unidos: El Capitán Hornsby y Mr. Du Brissot; venían con el propósito de hacer contacto con el gobierno democrático para el servicio de ellos y de

todos los agricultores que trajeron paro ser, naturaliza– dos como ciudadanos de Nicaragua los cuales recibi– rfan ciertas concesiones de tierro y otros emolumentos como recompensa a esos esfuerzos en el desarr'ol1o de los recursos naturales del país y además en vista de las condiciones anormales en que se encontraba el país se les debiera permitir venir armados en caso tuvieran que defenderse.

Este permiso de portar armas les evitaríd moles– tias de parte de las autoridades de los Estados Unidos en San Francisco, pues sin él, podrían ser detenidos como invasores que iban a alterar la paz de un paí's amigo.

Las condiciones fueron aceptadas y el contrato fue confirmado por el Gobierno de León y constituyó la legalidad bajo lo que actuó el Coronel Walker y sus asociados.

" El epíteto de "filibustero" por el cual los ingleses Creyeron desacreditar un movimiento que era justo para acabar- con sus viejos privilegioS de dominar los asuntos de los débiles gobiernos de las islas de las In– dias Occidentales y Centro América; fue secundado por el, porfido anti-esdavista de los Estados Unidos y así los ingleses continuaron su dominación cón excepción

lapa-rte en que los fráncéses han adquirido el dere- <:ho .sobre el Istmo. '

El paso siguiente hacia la posesión será cuando la -aliariza comerciol Anglo-Alemana córnpr~ de Nica– ragua la cóncesión para un c~na' inte~óceártíco a través de la única ruto factible para' es~ OPj~to .. Y entonces los respectivos gobiernos estimarán que para asegurar los derechos adquiridos por sus ciudadonos habría' que declarar un protectorado que culminara con la ocupación del territorio adyacente. . Entre tanto los Estadistas de los Estados Unidos sacarán a bailar la doctrina de Monroe pero estarán muy activos en ver Como se sientan en el siflón presi– dencial.

ASTUCIA DE DORSE

. La oportunidad concedida por el armisticio para un intercambio de saludos y noticias entre parientes y

amigos que estaban divididos por las dos facciones ar– madas, atrajo gran muchedumbre a las trinch~ras y como supe que el Mayor Darse se encontraba cerca me

dirigí hacia ese punto. El sonido poco acostumbrado, en tono áspero y alto del idioma inglés, me llamó la atención; era el Mayor Darse (que con un estilo de ver– dadero orador) peroraba en pre.sencia de mis I"ifleros. El propósito de su peroración era convencerlos de las

ventajas qué tendrían si se pasabQn a sérvir al Partido de la fgle~io y les urgío a que se 9és"ertaran.

Orci~né a mis hombres que se reconcentraran en sus barra~ds' e informé a la muchedumbre, que ya es– taban dudando, de la clase de orador que era el Teja– no y convencida te silbaron. No volví a pensar más en este 'incidente considerándolo como una natural impudicia de la audacia de Darse. Al día siguiente habiendo ya terminado el armisticio, un pqpel' ajado, escrito en inglés dirigido al Capitán Califorhia, me fue entregado por el Ayudante del Generol; era una carta procedente de Dorse en la que ;me rendía las gracias por haber aceptado su propuesta y aconsejándome que en la primera oportunidad ofreci~a por los numerosos encuentros de retenes, yo debiera irme hacia él en compañía de mis rifleros, tal como lo habí'amos conve– nido, etc. El Ayudante dijo que la carta había sido encontrada amarrada fuertemente a una flecha que había sido tirada durante la noche.

No perdí tiempo en obtener una audiencia con Jerez, donde llegué abruptamente con muy pocas ce– remonias y como las sala de audiencia estaba llena de oficiales, muchos de los cuales me recibieron muy cOn– tentos y aún con risas. Pregunté al General si alguien de los 'que allí estaban presentes me creía capaz de la acción implicada por la preciosa misiva que yo llevaba en mi mano y de cuyo contenido sin duda ya estoban todos enterados. Yo era joven e impulsivo en ese tiempo y todos, incluso el General, ;'prorrumpieron en solemne carcajada mitigando mi aparente rudeza y to– dos·a una voz me aseguraron que confiaban en mi buena fe.

El intento de Darse en querer menoscabar la con– fianza de que nosotros gozábamos ante los oficiales nativos no era sin duda más grave que cualquiera otra /fruse de guerre/f. Pero fue una ofensa que en mis hombres y en mí suscitó mucho encohq y gran– des deSeos de venganza. Coda uno' de nosotros re~

solvió que en la primera oportunidad arreglarían cuentas con el perverso Tejano. El destinó había de– cretado qUé esa oportunidad no estqba muy lejana.

ATAQUE LEGITIMISTA

Las proezas de las compañías destacadas fuera del acantonamiento mantenían vivo el espkitu de em– prender y dar oportunidad a que se distinguieran a aquellos que buscaban más excitación de \0 que pro– ducían las frecuentes escaramuzas en las barricadas. Un suburbio de la ciudad cubierto con sólo ran– chos de pajas y una que otra casa de adobes que había sido hasta entonces campo neutral fue ocupado por fuerzas del enemigo, que a cualquier intento que no– sotros hacíamos de investigar sus intenciones nos reci–

bían (!:On tan recio fuego, que por fin dispusimos no perturbarlos más.

Una mañanita se les descubrió su objeto, cuando abrieron (desde un flanco que no estaba protegido por nosotros) un~a cañonada sobre nuestro cuartel general

qU,e parecía que a poco demolería tanto la ig lesia co– mo las barracas contiguas de los soldados. El Coronel Olivas inmediatamente pidió voluntarios para una, pa– trulla de asalto y los rifleros fuimos los primerbs que nos ofrecimos.

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