This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »tropas frente a un grupo mllcho mayor del enemigo que había arralado su Jílnea desde los montes vecinos. Nuestros nativos, aunque peleaban con brillo, no parecían hacer ningún avance en contra de su nume– roSO enemigo, más bien éste le ganaba terreno. Wal– ker ordenó al Capitán Hornsby que tomara algunos rifleros Y que fuera en socorro de los aliCldos.
Sólo unos pocos siguieron a Hornsby, yo entre ellos, y al Ilegol" al teatro de operaciones la figura más conspicua en el frente enemigo era un oficial en un caballo blanco que estaba valientemente urgiendo a sus hombres que cargaran.
BAJAS DEL ENEM~GO
Nuestra primera ocupación al entror en aCClon fue, que todos los Americanos en conjunto hiciéramos blanco, tanto del galante cabo llera como de su caba–
llo. ~Aas tarde supimos que este bravo soldado fue el
Coronel Argüello el mismo que llegó a reforzar al Co– ronel Bosque en nuestra primera batalla de Rivas. Me estaba felicitando yo del modo que habíamos detenido al enemigo cuando un dolor muy agudo en uno de mis costados me anunciaba que hobía sido he– rido. Era tan grande el dolor que caí al suelo, dicién– dole al Dr. Jones que estaba detrás de mí, mientras le pasaba mi ri-Fle: "Ahora si que me pasaron de parte a parte".
Por toda respuesta Jones exclamó: "Cuidado", corriendo a toda prisa, con el resto de los hombres, hacia fó esquina de la casa más cercana. El enemigo hacía una carga furiosa y corrían y pasaban sobre el suelo donde quedé por unos segundos sin poderme le– vantar y cuando al fin pude, tambaleante, ponerme de pies, los soldados de uniforme blanco se interponían entre mf y la casa de donde estaban mis cClmaradas tirando.
Al Dr. Jones, a quien más tarde ví' en San Fran– cisco, le reproché por haberme abandonado en esa ocasión tan precaria. Me replicó que para un hombre til"ado de parte a parte, como yo le habíla descrito la situación a él, eché lino de las carreras más gloriosas, a través de las filas enemigas, para incorporarme a mis amigos, de las que él tenía noticias. La bala había alcanzado una hebilla ancha del cinturón de mi espada con tanta violencia que me produjo una contusión que me causó gran daño y me hizo sufrir por mucho tiempo. Después que el Coronel VValker junto con los Americanos había tenido éxito en derrotar completa– mente la parte del enemigo opuesta a ellos, se volvie– ron hacia nosotros con la furia de un ciclón, para socorrernos; así reforzados hicimos un avance general
y prontamente limpiamos el pueblo de todos los enemi– gos que pudieron huir.
La victoria fue completa y fue tal la desmorali– zc¡ción del enemigo que aprovechándose del abrigo que les ofrecía la espesa arboleda, se desbandaron hacia sus hogares dejando a Guardiola que regresara a Rivas con una pequeña escolta, restos de los 800 hombres escogidos conque había salido declarando y alardeando que iba a l/echar a los herejes Americanos al marl/. Sepultamos a 60 muertos del enemigo ~n una fosa Común al lado del camino del Tránsito y otro tanto se encontraron muertos entre la arboleda adyacente.
Un resul todo sorprendente a nuestro favor fue el hecho de que aunque muchos Americanos fueron gravemen– te heridos ninguno cayó muerto. Nuestras tropas na– tivas no tuvieron tan buena suerte pues el enemigo parecía estar más enconado contra ellos.
VICTORIA Y SALVAJISMO
Estábamos en el bullicio de la alegría de la victo– ria congratulándonos los unos a los otros y los nativos a los yankees, cuando vino alguien corriendo a decir
que lv\éndez estaba matando a los heridos del enemigo que todaví'a yacían en el suelo. Apresuradamente por orden de Walker me dirigí a poner fin a este salvajismo y encontré al viejo bárbaro quebrando el cráneo de los indefensos heridos con la culata de su rifle y de vez en cuando, para hacer mayor su diversión volteaba a la otra punta del rifle y los atravesaba con la bayoneta. Méndez me siguió muy humilde y después de haber recibido una severa reprimiendo que Walker, estando de buen humor a causa de la victoria, (yen consideración a los buenos servicios que Méndez había rendido en la batalla), se contentó en administrarle, dijo que los Americanos no estaban todavía acostum– brados a las usanzas del país y se sorprendió aún más cuando vio que los heridos enemigos eran colocados al lado de los nuestros, recibiendo el mismo cuidado y consideración.
Si Walker hubiera buscado hacer de esta impor– tante victoria una base para sanar las heridas causadas por esa lucha destructiva, qué beneficiosa hubiera sido su intervención, ayudada por la fusióri del esclareci– miento y energía Anglo-Sajona con la semi-bárbara ci–
vilización de esta raza mezclada de gente latina. Una gente contra quien se ha pecado más de lo que ellos pecan, pues son de una raza bondadosa, inteligen– te, pero obscurecida en sus libertades por ambos: Iglesia y Estado. Se verá más adelante, sin embargo en el curso de los eventos que el Coronel Walker no tenía la menor intención de adoptar ninguna medida que diera siquiera esperanzas de paz.
REGRESO A SAN JUAN DEL SUR
Regresamos al día siguiente a San Juan y allí es– tablecimos base de operaciones para la Democracia de lo meridional.
Refuerzos de nativos nos llegaron de León y cada barco que llegaba de San Francisco nos traía compa– ñías enteras de Americanos. Las operaciones de este departamento estaban bajo el supremo control del Co– ronel Walker y ya se podía decir que él tenía en sus manos el poder del Estado, puesto que la subyugación del enemigo en Granada era ya una consecuencia natural.
Yo era por este tiempo la persona en quien, este hombre (cuya extraña historia, llena de aventuras, casi llegó a marcar una época en la historia de América) depositó toda su confianza revelándome sus planes. Que esta confidencia implicara -honor o no, será
interpr~tada en la manera como los adeptos a un par.: tido acostumbran descubrir las convulsiones políticas, las que rafa vez son buenas o un lodo y malas al otro.
-33--
This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »