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« Previous Page Table of Contents Next Page »como beis esto es cosa muy importante a nuestro ser– viciel/.
, El ~strechoj ?firmaba Cortés, l/es la cosa que yo en este mundo mas deseo topar". Desde 1522 hacía preparar en ambos mares flotas para buscarlo.
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Asi– mismo -escribía al Emperador- pienso enviar los navít>s que tengo hechos en la mar del Sur que que– riéndolo Nuestro Señor, navegarán en fin del ~es de Julio de este a~o 1524 por Id misma costa abajo, en demanda, .~,el dicho estrecho, porque si lo hay, no se puede esconder a estos por la mar del Sur y a los otros por la del Norte, porque éstos del Sur llevarán la costa hasta haHar el dicho estrecho o juntar fa tierra con la que descubrió Mogollones y fas otros del Norte como he dicho, hasta juntar con los Bacalaos". ' Ese año de 1524 fue el año de la conquista y fun– dación de Centro América porque en él coincidieron las dos corrientes conquistadoras que desde el Norte y desde el Sur buscaban el Estrecho. Sigamos la corriente del Sur.
A su paso por Panamá, de regreso de Nicaragua, Gil Gon:ál.ez avivó la ambición de Pedrarias. El gran descubrimiento. del. estrecho que ansiaban tos navegan– tes desde Colón, parecía al alcance. No era Pedrarias hombre para dejar perder la cOyuntura. Envió a prin– cipos de 1524, sobre la ruta de González, al fundador
:~de, nuestros primeros municipios hispánicos Francisco Hernández de Córdoba. Iba a resolver ef ";'isterio del Estrecho y fundar ciudades que asegurasen, el dominio de la ti$i"ra. Sin perder tiempo marchó a buscar el lago y j~nto al pueblo indígena de Xaltevo, en nuestra plaYá, fundó Granada para que fuese ciudad marítima
y foc'o dé las explorociónes que prometían' resolver el enign1a de ,los n1ares vecinos. Desde el Golfo de Nico– ya los indios acarrearon las piezas de las naves que ar– madas nuevamente en nuestra playa d e Granada fueron utilizádas ~n la expedición del Capitán Ruy Díaz
q~ien bojeó el lago y entró en su desaguadero hasta el pnmer raudal que lo detuvo. Bajas, tal vez, estaban en esos días, las aguas que en el río <::orren del lago al mar, o. los rau~ales_ eran e~tonces innavegables, yo
que poco despues tuvo la miSma suerte la expedición del gran Hernando de Soto, uno de los más valientes y tesoneros conquistodores de América.
Córdoba, mientras tanto, se internaba en las sel– vas del norte, ávido de sus secretos. En las orillas del Xolotlán -hoy lago de Managua- considerado en– tonces, ,como lo era probablemente, parte integrante del Coctbolca o Lago de Nicaragua -fundó la ciudad de León para acuartelarse en ella porque tuvo noticias de que otros españoles bajaban de las tierras del Norte. Era la gente de Gil González que regresaba de Santo
Domin~o en busca del estrecho y del Mar Dulce. Se encontraron así en la frontera norte de Nica–
r~g~a --es decir, en la línea que estos encuentros con–
vlrtt~ron en línea de frontera provincial- las tres
lorrle~tes descubridoras que un mismo. fin llevaba a lOS mlS~os luga~es. A Gil González q~e encabezaba a corriente antillana en Honduras, 10\ anularon las otras dos avenidas conquistadoras pr~cedentes de base
continental. Y de ese modo, mientras la corriente del Sur debaja conquistados los departomentos del Pacífico y del Norte de Nicaragua y fundadas sús dos ciudades
principale~, la corriente del Norte que bajaba de Méxi– co en ~usca del Estrecho, realizaba la pacificación y
poblacion de Guatemala, El Salvador y Honduras.
Sigamos, pues, esta corriente norte.
En el mes de Diciembre de 1523, don Pédro de Alvdrado, enviado por Cortés _. -o quien pidieron auxi– lio los cachiqueles de Guotemala- salió de México' en dirección a Centro América: l/Sin dejar las armas de las manos, ni dra alguno de batallar en los pueblos de la costa _.-dice el cronista Vázquez- corrió como un rayo, .~I y su ejército". De Abril a Mayo, en 1524, someho con la ayudo de sus aliados a los quichés y a los zutugiles que morabon en la qu~ es hoy república de Guatemala. Ya se iniciaban las grandes lluvias tropicales, pero no se detuvo. Corrió a buscar en ' los actuales confines de El Salvador, el anhelado estrecho que era el motivo verdadero de su lerguísimo recorrido. El lo dice en su carta a Cortés escrita en Guatemala: "También me han dicho que cinco jornadas adelante en una ciudod muy grande, que está veinte jornadas de aquÍ', se ácaha esta tierra ... si así es ciertísimo tengo que es el Estrecho". No' era el estr~cho -CJue no existía-·_. sino tan sólo el Golfo de Fonseca límite de El Salvador. Como se ve, la búsqueda del E~trecho
dejaba de esa manera cónquistade;ts y pobladas lo¿ tierras de Guatemala y El Salvador, que durante la épo– ca imperial formaron, por esa unidad de origen una sola provincia. '
También en 1524, por el mes de Enero, se hizo
a la vela eh el Atlántico en el puerto mexicano de San Juan de Chalchiuecuecán, lo otra expedición que envió Cortés con Cristóbal de Olid a buscar el Estrechó Cuando desembarcó en Honduras )lb. Gil Gónzález: es~
taba en ;IIa. Este y otros encuéntr9~ que en lo tierra hondurena SUCedieron forl1'laron ~n remolino de las corrientes, dando lugar a choque~ militares cuyo sig– nificado políticO. estudiaremos en otra parte. Aquí nos interesa, únicamente, lo CJue ha quedado éstablecido: esto es, que la COnquista y pobtación de todó
I Centro América se debe a lo realización de un ideal geográfiCo universal.
Mas en verdad, no existfa el Estrecho. Las ex– ploraciones referidas patentizaron que el ideal que les prestab(1 empuje, se fundaba en un mito. Por qué, entonces, no se despoblaron completC\mente las tierras centroamericanas, como se despoblaron otras regiones pobres en oro, de clima ingrato y de suelo hostil? El desatiento se hizo sentir; no pocos emigraron en busca de lugares más prósperos y benignos, pero el terco idealismo español no se dejó vencer por la realidad. A
falta del estrecho natural se pensó en el estrecho arti– ficial. Como se ve, la idea del Canal Interoceánico -'-realizada siglos después en Panamá y aún enespe~
ras de realizarse en Nicaragua- es una idea hispánica. Data de nuestros primeros conquistadores. Irrealiza– ble en aquella época, nunca fue abandonada. Vivió como proyecto mientras duró el Imperio. Pero entre-
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