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Un profesor argentino de física me habló con es– pecial pasión. Me dijo que de los 60,000 estudiantes de su Universidad de Buenos Aires no ha~ía más que "dos o tres buenos trabajadores". (Tomé esto por una

exogeración para acentuar niÓ~ la situación, pues en

Muchos estudiantes creen que el hecho de que hayan recibido instrucción universitaria significa que la sociedad les debe por ello una situación social espe– cial y perdurable. Pe'ro 'como muchas veces no reci– ben una preparación verdadera ni importante, se crea un grupo de desplazados (o mejor, de nunca adapta– dos) que teóricamente estudiaron pero no se prepa– raron, y que hallan que la sociedad no puede absor– berlos. Se les llama, pintorescam'snte, "el proletaria– do intelectual". Son un grupo políticamente peligro– so y con frecuencia sumamente i'rresponsable. Inca– paces de avanzar en el campo que comenzaron, se ins– criben en otros como perennes estudiantes y empie– zan una y otra vez. (Com9 en muchas instituciones a los estudiantes no les sirven los estudios hechos en una facultad para otra, tienen que empezar de nue– vo, realmente. Las matemáticas o la sociología que se enseñci en la facultad de humanidades son "dife– rentes", por lo que respecta al estudiante, de las ma– temáticas o la sociología que se enseñan, digamos, en la facultad de economía~ Esto pl,Jede pe:rmitir a un estudiante seguir siéndolo indefinidamente. Una de las grandes necesidades de la educación superior la– tinoamericana, a cuya satisfacción pueden contribuir los Estados Unidos mediante su programa de asisten– cia técnica, es un plan que puede evitar el exceso de estudiantes que se concentran en algunos campos, co– mo el del derecho, y orientar a los jóvenes hada estu– dios que contribuyan a resolver lo crítica escasez de personal que sufre la economía. En la actualidad, las universidades están organizadas en gran parte para estudiantes que tratan de espeCializarse en derecho, medicina o servicios oficiales. Aún no se han adaptado a las nacientes sociedades industriales.

¿Qué clase de jóvenes son esos estudiantes? Se argumenta que las matrÍ'C:ulas baratas son democráti– cas y permiten a todo el mundo adquirir una prepara– ción universitaria. La verdad parece ser lo contra– rio: en general, sólo las familias de mejor posición pue– den permitirse enviar a sus hijos a 'la escuela secun– daria, o mejor aún, a la ~scuela particular, donde se preparan para la unive:rsidad, o mantenerlos durante el tiempo necesario para que termine los estl,Jdios su– periores. Hay, naturalmente, algunas excepciones; sólo el 2 %, aproximadarriente, de los estudiantes de la Universidad de Buenos' Ai'res proceden de familias obreras. La proporción parece ser aún más baja en la próctica, imprime líneas de una profunda división de clases en la sociedad, líneas que se acentúan muy hondamente en el proceso educativo.

mas, pues pór su privilegio de manipular un poder qUé

no están preparados para ejercer ni aún para ~ompren­

der, no reciben el tipo de preparación que los ~alificaría

como líderes del mismo progreso social que algunos de ellos se figuran que tratan de impulsar.

Semejante participación estudiantil en la admi– nistración universitaria procede en parte de la opinión según la 'cual la función de la universidad es desem~

peñar un papel ,directo e inmediato en la vida política activa. Así, la' universidad latinoamericana Carece de protección contra las intrigas de los políticos. En rea– lidad, los estudi'antes derriban las murallas protectoras desde adentro,;'y así los asuntos públicos' ejercen una presión sin trabas sobre" los asuntos del aula. La li–

bertad de expresión, de meditación y de. exp,erimerita-ción -libres dé consecuencias inmediatas- necesa– ria para la verq~dera libertad académica, tal como se entiende en Europa y en los Estados Unidos, sólo ra– ra vez se encue'ntra en la enseñanza superior latinoa–

mericana. ES'f9 lo pagan muy caro 10$ estudiantes mis~

~2S~

demica. Ó quiz6 se dejo sentir ocasionalmente una es– pecie de dominio gubernamental di'recto en forma de prohibiciones y decretos legales. Pero, dejando a un Io– do estos matices

f

la característica común es la organi– zación de tipo ,boloñés. En los canse jos de gobierno tie– nen asiento representantes de Jos estudiantes, muchas veces en número'tan crecido, que hacen extraordinaria– mente difícil¡ si no imposible, la dirección eficaz de los estudios y de la disciplina.

INFLUENcIA y DOMINIO DE LOS ESTUDIAN– TES. La numerosa representación estudiantil en los cuerpos gobernantes parece ser un mecanismo para la anarquÍ'a, formado en el interior del sistema latinoame– ricano de enseñanza superior. Esto, naturalmente, no produciría resultados tan graves si no fuero por la gran inestabilidad del ambiente político.

Hay siempre la amenaza tácita de la huelga u otras violencias' estudiantiles, si en el consejo no pre– valece la opinión de sus representantes. Además, las normas fijadas bajo la presión de los estudiantes son con frecuencia' muy bajas. Este sistema sirve bien a los llamados Ifestudiantes profesionales lf

,

estudiantes perpetuos que muchas veces se retardan' hasta que pasan de los tr~inta años, porque encuentran que. la conexión con la universidad les ayuda a conseguir tCJ– reos fáciles y a conquistar celebridad como líderes dé la agitación política estudiantil, la cual, a su vez, es un escalón paro hacer 'carrera como abogado o como políitico. A causa de estas perspectivas, los estudian– tes suelen proceder de familias de posición media a alta, y como la: política es aún totalmente oligéJrquica y de clase, tienen buenas perspectivas para llegar a posiciones directivas en la política. Como ~$tudiantes,

se creen simplemente jóvenes que empiezan: el camino preestablecido, dada la naturaleza de Jo estructuro so-cial. .

Por desgracia, son pocos los estudiantes q quienes puede eliminarse. Con frecuencia imponen a los profe– sores una política de boja nivel en los estudios. Un lema frecuente entre ellos ha sido: If j Un estudiante no fracasa nunca!" Hasta estudiantes que han aprobado sus cursos van o la huegla para obligar a los profeso– res aprobar a estudiantes fracasados. También van a la huelga porque un curso es demasiado difícil, o para obligar a lin profesor a que lo modifique.

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