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« Previous Page Table of Contents Next Page »zones por las cuales Sahdino podía mantenerse tanto tiempo e inflingir tanto daño a los marinos y a la Guar– dia, consistía en que las comunicaciones en la zona norte eran tan malas que el gobierno y sus aliados, los marinos, aún con recursos más superiores~ no podían abarcar la zona adecuadamente. El país se prestaba de una manera ideal a las operaciones de los guerri– lleros, y Sandino sacaba ventaja de esa circunstancia. A su vez, las operaciones de Sandino interrumpfan fa normal vida económica de la región, lo que daba como resultado la desocupación de cientos de campesinos. En– tre estos desocupados Sandino reclutaba nuevos parti– darios. Les brindaba protección a ellos y a sus fami– lias, y también alimentos.
Matthew Hanna concibió tempranamente un plan de construcción de carreteras en la zona de los bando– leros que hubiera mejorado la posición militar del go– bierno, facilitando las comunicaciones, y qL!e proba– blemente habrían ahuyentado a muchos de los parti– darios de Sandino, al ofrecerles la oportunidad de un trabajo remynerodo. Los marinos habían gastado .. 700,000 dólares solamente por trasportes en carre– tas tiradas por bueyes, en menos de dos años. La construcción de carreteras podría haber reducido en gran parte estos gastos. En principio, este plan nunca encontró 'oposición, pero era imposible llevarlo a cabo. Nuestro gobierno podía gastar grandes súmas paro mantener a los marinos en Nicaragua, pero no podía gastar un centavo en construir caminos de gran valor militar como económico.
No ayudábamos a los nicaragüenses
las armas J'ÓCdS semanas después que r'luestrasfuer– zas evacuaron el país. Aún me encontraba en Mana– gua cuando él' llegó allí comportándose como un héroe.
La víctima del "Coloso del Norte"
A pesar de que el gobierno conservador habra, solicitado nuestra intervención, y de que los liberales habían insistido en que, supervisáramos las eleccio– nes, tengo la certeza de que estos últimos, irritados par la intervención, juzgaban que los problemas inter– nos de Nicaragua podrían ser solucionados con mayor facilidad si nosotros partíamos. Era la misma reacción psicológica ante la intervención que lo había encon– trado en Honduras.
La intervención unilateral puede enfrentar una situación temporal y enfrentarla bien; pero su recuer– do permanece no sólo en el paí's donde se lleva a cabo la intervención, sino también en los países vecinos y en países más distantes, donde las razones de la in– tervención no son muy conocidas, o son mal interpre– tadas intencionalmente o no son aceptadas como vá– lidas, mientras que el paí~ afectado se convierte en otra. víctima del arbitrario poder del "Coloso del Norte".' Verdaderamente no podía comprender cómo una in– tervención en esas circunstancias podía resultar bene– ficiosa para los Estados Unidos.
De ahí' que no debiera causar sorpresa el hecho de que toda la influencia que yo podía ejercer estu– viera dirigida a terminar con la intervención en Nica– ragua lo más pronto posible. Esto, por supuesto, coin– cidía con la política del Departamento, especialmen– te después que el señor Stimson fué nombrado secre– tario. Naturalmente, también pensé si deberíamos o no
embarcarnos en intervenciones unilaterales. Sentía La Guardia concebida como fuerza policial
verdaderamente que nuestra intervención en Haití había por encima de partidarismos.
beneficiado a fas haitianos, al menos en ese momen-
to. El bien que nos había hecho a nosotros era otro Con los Estados Unidos interviniendo por Jo fuer– asunto. En cuanto a Nicaragua, no podía convencer- za en Nicaragua, el trabajo de la legación se hallaba me de que ayudábamos a los nicaragüenses o a no- relacionado principalmente con los asuntos internos sotros. de Nicaragua, y especialmente con la intervención y La guerra civil había terminado como resultado su repercusión en la vida nicaragüense. Se había fir– de nuestra mediación,.y la mediación sólo tuvo éxito mado un convenio para la organización y el adiestra– porque accedimos a supervisar las elecciones. Es pro- miento de la Guardia. El gobierno de Nicaragua teníb blemático cuánto hubiera durado la guerra sin nuestra que ser importunado a cado momento para conseguir mediación. Es indudable que en ese momento, nues- fondos para el mantenimiento de la Guardia. La Guar– tra mediación salvó vidas nicaragüenses. Pero aún dia, dirigida por norteamericanos¡ desempeñaba de– no es claro si salvó o no vidas y propiedades extran- beres policiales y militares. En realidad, había sido jeras. La mayoría de fas vidas extranjeras perdidas concebida como una fuerza policial' capaz de actuar en Nicaragua durante ese período, se perdieron des- como un ejército cuando fuera necesario. Los con– pués de nuestra intervención, y gran parte de la pro- flictos entre la Guardia y la población Civil, que afec– piedad extranjera destruí'da lo fué después de nues- taban a veces a algunos oficiales norteamericanos, tra intervención. Verdaderamente, Sandino tení'a ra- eran inevitables.
zón cuando dijo que en la práctica no podíamos pro- La: situación militar derivada de las actividades teger las vidas y las prqpiedades norteamericanas me- de Sandino estaba siempre presente y era un tema fre-diante la intervención. cuente d~ consulta y debate entre lo legación y el co-; Pero no sólo los extranjeros habían perdido vidas mandante norteamericano de la brigada de marinos y
y propiedades después de fa intervención sino también de la Guardia Nacional. El presidente Mancada, mi– los nicaragüenses. Las pérdidas de Nicaragua como litar él mismo y dirigénte de la revoluCión liberal, na– resultado de Jos guerrillas de Sandino, eran muy ele- turalmente tenía sus propias ideas acerca de la situa– vados. Y,~q~e estas pérdidas eran atribuíbles en gran ción militar, y la legación actuaba frecuentemente co–
parte a la' intervención es un hecho que parecía con- mo amortiguador y conciliador entre él y las autorida– firmado por la circunstancia de que Sandino depuso des militares norteamericanas. La Guardia, bajo el
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