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« Previous Page Table of Contents Next Page »"Podéis dedr también que el sol tiene catarro,
ue vuestro corazón es sonómbulo, que los labios de
~na Filis piensan que no tenéis ganas de besarlos, que
las estrellas Pestañean, que las piedrqs despiertan con–
gojasos/ etc
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15 - Casamiento de Guzmán (1872)
El 20 de Marzo de 1872 unió su suerte Guzmón con doña Bemabela Bermúdez. Poseía doña Bema– belo los adornos de la virtud y la hermosura, cualidades que prendaron perdidamente a Enrique Era ella la viuda del poeta granadino don Juan lribarren, autor de canciones patrióticas de la guerra nacional, y muerta en edad temprana El matrimonio $e celebró privada-
mente, porque Guzmón no obtuvo el consentimiento de $us padres Doña Bernabela tenía dos hijos de su ante– rior matrimonio, Pedro Antonio y Bemabela, a quienes consagró sus paternales cuidados Enrique sin establecer diferencias entre ellos y sus propios hijos Pedro An– tonio mljrió joven Bernabela vivió y se casó con don Fruto Chamarra Bolaños.
16 - La conspiración de Chambó (1875)
Ni el hogar que acaba de formar, ni las inclina– ciones literarias que piden calma y reposo fueron bas– tante para desapegarlo de la vida inquieto de político y conspirador El 1
Q de Marzo de 1875 tomó posesión de la Pre– sidencia de la República don Pedro Joaquín Chama– rra y parece que sólo esto esperaba Enrique Guzmón pa:a lanzarse por la ví'a de la rebelión, y dejar a me– nudo la pluma, que manejaba con pulcritud, para em– puñar la espada que nunca brilló medianamente en sus manos, a pesar de que ya por entonces era Coronel de los Ejércitos de la República.
La ocasión era propicia para los conspiradores Desde que el General Justo Rufino Barrios gobernaba en Guatemala con un despotismo desconocido hasta entonces en la América Central, sentíanse conm(lciones fuertes en las Repúblicas vecinas el gobierno que no obedecía ciegamente a sus deseos, tenía al día siguien– te una revolución Por este motivo se metió en los asuntos de Honduras y El Salvador, y aunque en Ni– caragua no podio hacer lo mismo por la distancia, no la dejaba un punto de reposo con amenazas encubier– tas y mal disimulados.
Desde los comienzos de la administración de Chamorro $e dejaron sentir en el país conatos de revo· luciones Don José Dolares Rodríguez sale par Corinto a recoger unas armas en un puerto de la frontera de
Honduras; en León fracasa un' asalto al Cuartel, como plot conocido con el nombre de El Chilamate, el ex· tranjero Antonio Kapetzki conspira para asaltar en León el personal del Poder Ejecutivo, entonces de poso en aquella ciudad, pero descubierto a tiempo, se le extraña del territorio como extranjero pernicioso El hecho de haber sido admitido Kopetzki en el ejército de Guatemala, fue indicio indudable de que era agente de Barrios para trastornar a Nicaragua (1)
Sin embargo, bien pronto le enseñó una amarga expe– riencia cuónta distancia mediaba entre la libertad liberal de Barrios, que había proscrito la pena de muer· te, y la tiranía conservadora que aun guardaba entre sus atrasadas leyes aquel tremendo castigo Porque olió, por una conspiración verdadera o falsa en que se vio envuelto Kopetzki, fue mandado fusilar en la plaza
(1) Allí 10 dice claramente El Diario Ofidal de El Salvador correspondiente
!: al 19 de )Iano d, 1876
pública, por orden de Barrios y sin previo juicio, junto con 17 compañeros
Después de conjurada la conspiración de Kopetzki, el Gobierno dio amnistí'dgeneral el 28 de Abril de
1875, pues era su política reducir por buenas a los que le hacían la guerra y quitar a la bandera de sus oposi– tores el mós leve pletexto o justificación de levantarse en armas, como lo había practicado el Gobierno de don Fernando Guzmón antes de la guerra civil de 1869. Pero, a pesar de estas medidas de prudencia y respeto a la seguridad ciudadana que debieran haber hecho entrar en razón a los conspiradores, se aprove– charon éstas de la libertad que se les concedía para seguir tramando los planes que debían dar por el suela con el Gobierno Este, por su porte, no descuidaba el hilo de la conspiración cuya trama toda conocía, y se limitaba a ir poniendo obstóculos a las maquinaciones que urdían los caudillos.
El movimiento era vasto y debía estallar a un mis– mo tiempo en varias partes de la República en Mata· galpo, en Nueva Segovia, en Son Juan del Norte donde se apoderaría del armamento que estaba por llegar 01
Gobierno por aquel puerto Los cuarteles de León y Managua serían sorprendidos, se asaltarían y tomarÍ\:ln los vapores del Lago, don Pío Castellón estaba destina· do paro Presidente Provisorio, y finalmente, se esperabq un desembarque de trescientos rifles en la costa del sur.
Señalaron el 30 de Septiembre para el asalto de los cuarteles de León, Managua y Granada, y en con· secuencia don Leandro Lacayo salió para la capital con ese objeta Pero el Gobierno, como he dicho, seguía las pasos de las conspiradores y se alistaba para recha· zar un golpe donde quiera que trataban de dÓrselo. En León pospusieron la fecha del asalto porque antes del 30 vieron regresar al Dr Rosalío Cortés con tropa, siendo así que pocos días antes había salido poro Masaya con intención de pasar alió la fiesta de San Jerónimo que se celebra precisamente aquel día En Managua les aflojó el ónimo ver que el Presidente en persona, cilindro al cinto, sombrero de 010 volteada, con semblante descompuesto y amenazador, se constituyó en el cuartel desde muy de moñona (2), y no hicieron
(2) Cartas itlédita!l de D Pedro BIlUadarea y otraa al Pesidente D Pedro Joaquín Chamorra Archivo de )a familia Chamorro.
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