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« Previous Page Table of Contents Next Page »un déficit de 1.000 calorías diarias y su peso era inferior en 16 libras al promedio teórico. El 14% tenía o había padecido tuberculosis.
_ El 8% recibía atención médica del Es– fado Y otro 8% de su patrón, sindicato o dis– pensario privado.
- El 43% de los campesinos no sabía leer ni escribir.
-- Sólo el 14,64% de las habitaciones campesinas eran apropiadas para las nece– sidades de una familia media.
La Sierra Maestra
Cuando Se realizaba esta encuesta, Ba– ±isla llevaba ya dos años corno Presidente "Consti±ucional". Había decretado una am– nis±ía en favor de los presos políticos para dal;' más apariencias de legalidad a los co– micios que lo elegirían. A favor de esa am– nis±ía había salido de la prisión un mucha– cho medio loco que, el 26 de Julio de 1953, había organizado un ataque contra el cuar– ±el Mancada, en Santiago de Cuba. Libre, Fidel Castro se preocupó de organizar otro ataque contra la dictadura cubana.
Eh Diciembre de 1956, los doce sobre– vivientes de los 82 revolucionarios salidos de México para derrocar a Ba±is±a, estaban en la Sierra Maes±ra. El alzamiento sincroni– za\io con el desembarco había fracasado y
no había esperanza de que eSe puñado de hombres pudiera derribar a Batis±a, que po– día movilizar contra ellos a 20.000 hombres con arlellería tanques y aviones. Sin em– bargo, dos años más tarde, Batis±a y sus se– cuases tenían que huír del país en lo que en– con±raban a mano.
Fidel Castro había logrado lo increíble: el poder en sus manos
Obligado a VIVIr como jefe de fuerzas de ocupación en un país conquistado, Ba– tis±a se liquidó. Su ejército se vio mucho
más minado ITloral y psicológicamente, que
derrotado militarmente. La lucha fue más cruel y decisiva entre el Movimien±o 26 de Julio en las ciudades y el gobierno, que en la Sierra Maes±ra. La versión oficial fidelis– ±a fue, después, de 20.000 muertos en aquel frente y sólo 1.000 en las guerrillas
Fue una lucha mucho más sostenida y violenta que otras que también llevaran al derrocamiento de dictaduras similares a la de Batis±a en otros países de América Latina incluso en la misma Cuba, corno había side: en el caso de 'Machado. El objetivo era el restablecimiento de las libertades democrá±i– cas y el término de la vieja corrupción polí-
tica y administrativa que, bajo Batista y con el aumento del turismo, habla comenzado a extenderse a otros órdenes de la vida en La Habana. Al mismo tiempo había consflnso en la necesidad de reformar a fondo las es– ±ru,,±uras sociales y eeorrómicas que hacían posible que cada cierlo tiempo surgieran en el país semejantes dictaduras. La revolu– ción, org",nizada principalmente en torno al Movimien±o 26 de Julio, tenía' así un con±e– nido democrático, moralizador y reformista social. Conforme también con el esquema
clásdco latinoamericano sus :militantes eran,
sobre todo, estudiantes, profesionales y ju– ven±ud de clase media más algunos elemen– Íos obreros.
Sería innecesario répetir las citas de rei– ±eradas y solemnes declaraciones de Pidel Castro en el sentido de qUe el gobierno que reemplazaría a Ba±is±a sería respetuoso de las liberlades democráticas y de los derechos de la persona humana y constituido confor– me a eleaciones libres que se celebrarían a la brevedad posible. Es±as seguridades fue– ron reiteradas durante los meses que siguie– ron inmediatamente al triunfo de la revolu–
ción.
En el momento de la victoria, fidel Cas–
tro se encontró en una sHuacióri excepcion&l,
sólo la de Paz ES±'1nssoro en Bolivia, siete años antes, se le pOdría comparar. Era un héroe popular, aureolado por la gloria de su increí!Jle lucha en la Sierra; el ejército y la policía de Batis±a, odiados por sus cruelda– des de la represión, había sido dl'sbandado y muchos de sus oficialeS es±ab,m presos. Salvo la de Bolivia,ningu¡;J.a ci±ra revolución antidiC±a±c¡rial triunfante se había encontrado con un ejército des±ruído o fácilmente des– truible. Los par±iclos políticos' estaban des– prestigiados por s,,", corrupción, su ineficacia frente a Ba±is±a 6 su complicidad con él. Na– die podría oponerse a que la mo1tquina admi– ni¡lÍra±iva de la dictadura fuese clfilsmon±ada y disueltos el Congreso y au±o,ic:lades muni– cipales que Ba±is±a había hecho elegir.
Fidel Castro se hallaba así ante una es– pecie de tabla rasa ideal, con vagos cOmpro–
misos y un poder enQrme, en situación:' de
girar casi ilimitadamente con±r¡;l la confianza y esperanzas que la inmensa mayoría del pueblo cubano depositaba en él.
Definición progresiva
La revolución no tenía propiamente un programa y el Movimiento 26 de Julio es±a– ba muy lejos de ser un parlido pp~ítico con doctrina, planes y organización. Era un mo– vimien±o "humanis±a" y Castro se definió así -o, más bien, no Se definió- durante los primeros meses de su gobierno, cuando aún
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