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encont.ar lo maquinaria del gobierno que ellos habían reado Y sostenido se había vuelto contra ellos mis–
~os" escribió Walker "De ahí que, 01 menos que se
diSpu~iera llevarse a Rivas como prisionero, -y por lo tanto toda la fuerza mOlal de su gobierno se hubíera erdido- era necesario para el bienestar de los Ame–
~canos que se ordenaran unas nuevas elecciones ll Ya
no podio controlar el gobíerno del! ás del trono, y no controlarlo hubiera sido traicionar al ejército que leal– mente había luchado por él
En aquello decisivo reunión del gabinete, habien– do escuchado pacientemente todos las opiniones, se volvió hacia Rivas y tranquilamente le pidió decretara
unas nuevas elecciones No fueron necesarias las
amenazas; todos sabían que el asunto se había reduci– do a una pruebo de poder, y no había lugar a duda dónde el poder estaba Cediendo, el P. esidente firmó el decreto
Al siguiente día, dejando en la ciudad una guar– nición americana 01 mando de Natzmer, Walker se dirigió al sur hacia Managua, a medio camino entre Granada y León Rivas se tomó muchas molestias pa– ra dOl la impresión de que estaba de acuerdo con la política de Walker "El Presidente y muchos otras de los ciudadanos principales le acompañaron va. ias millos en su viaje, y 01 despedirse, Don Patricio Rivas afectuosamente abrazó al General en Jefe, declarán– dole con humedecidos ojos que podía contar con él en cualquier eme.gencia" Pero Walker no había cami– nado veinte millas cuando estalló la tormento política que pesaba sable León De pronto, el infundado ,u– mar de que todo el gabinete iba a ser arrestado, corrió par la ciudad, y cama convencido de la verdad, el Pre– sidente y varios de sus Ministros, tomaron sus caballos
y huyeron hacia el norte El fomentador principal de la dificultad fue Solazar, quien anduvo por lo ciudad proclamando que los Ame, iconos estuban pOI asesinar a los jefes nicaragüenses Lo infundado acusación fue especialmente efectiva en las secciones más pob,es de la ciudad, donde los deshe,edados eran más fácilmente mavidos a demostraciones y motines Grandes núme– ras de los desanapados y hambrientos solieron de sus chozas, algunos de ellos armados, y comenzaron ani– mados por Solazar a establecer barricadas en las calles cerco de un depósito de armas resguOl dado por tropas
americanas.
Lo crisis fue creciendo rápidamente Natzmer, creyendo que sus soldados estaban po. ser "tacados, ordenó su pequeña fuerza ocupar las torres de la Cate– dral de León y estar a la defensiva Inmediatamente le llegó una O> den de Jerez, como Ministro de la Gue– rra los americanos tendrían que evacuar lo Catedral
y serían repuestos por tropas nicOl agüenses, las que mantendrían el orden en la ciudad Natzmer titubeó La desobediencia podría se, interp,etada como amoti–
namiento, pero temía exponer a sus hombres a ser
atacados en las calles Rápidamente envió un men– jaJer o a matacaballa donde Walker con la orden de erez y una solicitud de instrucciones.
Como Walker vio el asunto, "los cálculos de Rivas
y Jerez elOn aholO evidentes Jerez habla dado la orden a Natzmer, suponiendo que no sería obedecido, esperando por lo tanto que las cosas se volvieran con– Ita los Americanos po> su desobediencia a una auto. i– dad legítima" No queriendo que el lompimiento entre él y los leoneses ocurriera por semejante cuestión, ordenó a Natzmer retirara a sus hombres de León y se le reuniera en el camino a Granado
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En uno amorga proclama Walke, informó o los nicaragüenses que Rivas había traicionado su lealtad
como Presidente, invitando a [as tropas de otras nacio–
nes, Guatemala y El Salvador, a invadir Nicaragua De esto existían pruebas "Conspilando contra el mismo pueblo al que estaba obligado a proteger, el an–
terior Gobierno Provisol iD no era ya más digno de exís~
tir En el nombre del pueblo he declarado, por lo
tanto, su disolución.
Fue nombrado un nuevo Presidente Provisional, un nicaragüense que había desempeñado cargos res– ponsables en el gobierno y cuya residencia estaba en Granada Don Patricio Rivas, desde León, replicó con la misma moneda, llamando a Walke. traido>, remo– viéndolo del mando y llamando al país a tomar las ar–
mas contra los americanos
El Domingo, 29 de Junio, se llevaron a cabo las elecciones Confo> me lo tabulación de El Nícaragüen–
se, las papeletas dieron a Walke, una abrumadora mayoría, casi 16,000 de un total de 23,000 votos, con
35,000 votantes en toda lo nación Estas ciflas fue– ron naturalmente increibles, puesto que no hubo vota– ción en el área densamente poblada de León A este respecto, los granadinos que manejaron las mesas elec– torales pato Walker siguieron la costumb,e nocional Las elecciones nicaragüenses eran tradicionalmente tan deshonestas como los realizadas en New York o San F,ancisco en la misma época De la pequeño pobla–
ción masculina del país, sólo una pequeña fracción
tenía los requisitos y el interés necesario para votar
La mayoría de aquellos que votaron eran citadinos de la clase media, tenderos y artesonas, pues pocos en los distritos rurales harían el tedioso viaje o la ciudad sálo poro reponer un político por otro El voto total era generalmente muy pequeño poro ser convincente, y el procedimiento nOI mal del pOl tido en el poder era inflar el tamaño de su victoria, para así dar la impresión de una escogencia popular
POI a los granadinos el resultado de la elección fue un descanso ¿Qué hubiera sucedido si un leonés hu– biera sido el gobernante? La ciudad se volcó en masa para la inauguración, y las calles estaban llenas de multitudes deliranteS "Viva el P. esidente! Muerte a los enemigos del orden!" Para la multitud Latino–
americana/ amante del esplendor, la apariencia ordina–
,ia personal de Walker debe haber sido tristemente desconsoladora El Presidente, bajo de estatura, de treinta y dos años de edad, iba vestido con un desieñido saco negro, pantalones flojos, y sombrero de fieltro
negro¡ parecía, según la descripción de un reportero
del Tlibune, de New York, "un pulpeta de uno de los bOl rios más pobres de la Sexta Sección" Con todo,
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