Page 111 - RC_1964_12_N51

This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

Plano del asalto y toma del fuerte a orillas del Lago de

Glal1ada la noche del 27 de Novicmble de 1856.

gallinas donde los encontraran, arrasando los campos por mil/as a la redonda de sus campamentos Los noticias de tales depredaciones se extendieron rápida– mente, y antes del fin de la guerra, los campesinos y los habitantes de los poblados, llegaron a considerar la aparición de los barbados Rangers de Walker como una calamidad. Cuando Henningsen llegó primero a Nicaragua, sin embargo, la reputación de su jefe entre las gentes sencillas era considerablemente más alto que la de cualquier general Centroamericano

I I

Tres semanas después de la llegada de Henning– sen, un fuerte ejército Costan icense Cruzó la frontera de Nicaragua y se dirigió al norte para ocupar la ruta del Tránsito, al oeste del Lago de Nicaragua Simul– táneamente una columna leonesa marchó hacia el sur para unirse a los Guatemaltecos y Sal~adoreños para otro ataque sobre Granada Can 600 hombres Walker tuvo que luchar en dos frentes contra cerca de 5,000 Un repentino ataque arrojó a los Costarricenses fuera de San Juan del Sur, pero esto no fe ayudó mucho. Obligado a dejar una guarnición de 250 hombres para mantener la ruto del Tránsito, tenia solamente 300 con los que resistir o las aliadas norteños, quienes estaban fuertemente acantonados en la ciudad de Masaya, unas veinte millas al norte de Granada.

El ejército aliado tenía todas las ventajas excepto una, la artillería El gran problema de Walker era en cuánta las morteros y los hawitzers podían compensar su debilidad en número de efectivos Su única espe– ranza estribaba en una estrategia atrevida El enemi– go tenía que ser destruído en una sólo batalla El y Henningsen no perdieron tiempo para comenzar el ata– que sobre Masaya En una hora, sin embargo, se die– ron cuenta que su principal ventaja era hueca Los fusibles de los morteros eran demasiado cortos, y las explosiones se hadan sin efecto alguno en el aire, en vez que en el suelo Una retirada hubiera significado

uno persecución en maso No tuvieron otro alterna–

tiva que tratar de tomar a Masoya por asalto, ~onfian-

do en los zapadores y míneros de Henningsen para desalojar a los aliados de sus posiciones Por un mo. mento el éxito parecía posible En tres días de cons–

tante esfuerzo, empujaron a los Centroamericanos al

centro de la ciudad, y los presionaron fuertemente. Unos cuantos centenares de tropas frescas, -si hubie. ron estado al alcance-, posiblemente hubieran obli. godo a la rendición de todo el ejército aliado, y hubieran hecho a Walker el amo de Centro América. Pero el cansancio exhaustivo estaba cobrando su tasa Con un tercio de sus hombres muertos o heridos y el resto cayendo de cansancio, no había nado que hacer sino abandonar el ataque y arrastrase de regreso o Granada Uno solido fuerte del enemigo habría oca. boda con todos ellos Fue para su bueno suerte que los bajas del enemiga eran cuantiosas, y ros comandan– tes estaban tan perplejos por el susto llevado, que no se pudieron aprovechar de sus ventajas

Estaba la peor por delante Aunque unos pocas días de recuperación, restauraron en algo 1" moral de Jos hambres de Walker, su extremo fatigo y Jos con. dicianes primitivas de sus hospitales, donde las moscas y toda clase de bichos abundaban, los hizo excesiva. mente vulnerables al más peligroso de todos los ene· migas, el cólera Se desarrolló una epidemia, alcan. zando altos glados de mortalidad, y reclamando como una de sus victimas al Teniente James Walker, el her. mano menor y favorito del filibustero Coma cada día se perdía el dos o tres por ciento de sus trapas, los médicos de Walker le advirtieron que ai menos que se evacuara Granada, todos los Americanos moririan

en cosa de seis semanas

Granado tuvo que ser abandonada, y boja lo di– rección personal de Walker, los enfermos fueron llevados a través del Lago de Nicaragua, primera o un sitia desolado y luego o otro, en un esfuerzo por en· contrar seguridad y condiciones tolerables Sus pena– lidades y bajas aumentaban cado día. Los horrores de esta desesperado huida de lo enfermedad sacudie– ron a Walker profundamente, como nada lo habío hecho en toda su experiencia pasada, pues entre los evacuados había un buen número de mujeres, algunos de el/as esposas de Americanos que habían venido a Nicaragua como o una tierra prometida El, defensor de la femineidad, no tenía defensa interior contra sus sufrimientos y reproches, como tampoco podía olvidar que había traído o su hermano a su propio muerte. Fue en este momento de tormenta psíquica que tuvo que tomar uno decisión que habría de confirmar en el mundo su reputación de feroz. Los aliados, cualquiera lo podio prever, pronto ocuparían Granada, y la moral, así como el efecto militar de ese movimien· to, sería desastroso Dominando tonto O' León coma o Granado, ellos dominarían el corazón de Nicaragua Yo no le quedaría esperanza 01 ejército de Walker. Destruir Jo ciudad sería provocar gritos de horror en todo Centro América, pero dejarla intacto sería un sui– cidio Así, al menos, razonaban Henningsen y

Walker Le tocó a Henningsen, con 300 hombres, l/e– var a cabo la tarea de arrasar Granada después de evacuar a la población civil. En medio de ls mayores escenas de miseria y de tragedia, los abrumados y des– Corazonados granadinos, que aun permanecían en la

-86-

Page 111 - RC_1964_12_N51

This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »