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A principios de i 857, el Presidente Buchonan se encontró bajo la creciente presión de que pusiera fin al embrollo centroamericano ~I Senador ~e~jamin es–
taba onsioso de comenzar acttvos negocIaciones con
México sobre la ruta de Tehuantepec, y estaba siendo obstaculizado por las incertidumbres sobre Nicaragua Vanderbilt estaba perturbado por las indicaciones del Gobierno de Costa Rica, que habiendo izado su ban– dera en los vapores del Trónsita, na daba señales de querer devolverlos Era necesaria la acción, la que to– mó formo con la llegada a San Juan del Sur de una po– derosa corbeta, la St Mary's, su Comandante Charles N Davis can instrucciones oficiales de "dar tales pa–
sos como las circunstancias lo exigieran para la protec– ción de ciudadanos omericanos lt en Nicaragua, y qui
a
zás con instrucciones secretas de poner fin a lo guerra por cualquier medio a su alcance.
Hombre astuto, Davis comenzó por neqociar con
el General Mora, el permiso de sacar a los mujeres y niños americanos de Rivas, bajo la protección de la bandera de los Estado, Unidos Fue dedarado lino tregua paro este propósito, y mientras estaba todavía en vigor, le sugirió a Mora yo los aliados del Norte que permitieran al mi<mo tiempo la salida del ejército de Walker Encantados, le complacieron Po'toriormen– te Mora admitió que en otros veinte días más sus pér– didas debido al cólera, le hubieran obligado a la cesa– ción de lo guerra La única estipulación que puso fue que él debería recibir toda la artilleda y municiones de Walker El 30 de Abril, Davis le escribió una corto a Walker, que le fue llevada por un oficial de Mora boja una bandera blanca, en el <entido de que <u situación era desesperada y que Walker debería estar bierl ad– vertido de rendirse, él y sus hombres, a los E,tado' Uni– dos, representados por Davis. Si esta oferta no era aceptada, continuaba Davis, él capturaría la Granada
en San Juan del Sur, cortando con ello su última espe– ranza de escapar
La amenaza enfureció o Walker; y al mismo tiem· po le hizo ver lo inutilidad de más resistencia, por lo que contestó que estaba dispuesto o nenociar los tér– minos de su capitulación Siguieron conferencias, que se distinguieron principalmente por su determinación de obtener la seguridad de aquellos soldados nicara– güenses que habían continuada en el servício de su
ejército¡ no firmaría ninqún convenio que no It.:!s per·
mitiera volver pacíficamente a sus hogares Ni tenía intención alguna en permitir que los costarricenses se beneficiaran de su artillería Las cláusulas de capi– tulación, aunque exigían lo enlrega de 'us piezas de campo, no estipulaban si debían estar en buen servicio, por lo que Henningsen y sus oficiales procedieron sis– temáticamente a destruir todos los morteros y cañones, así como un arsenal que habían construido
El primero de Mayo de 1857, a las cinco de la tarde, Walker se dirigió o sus hombres por lo última vez Sus breves frases eran en una forma incapaz de dar mucho alivio o sus descorazonados y hambrientos seguidores El tono, sin embargo, ero desafiante, los ideos lejos de sus miserias actuales Uno sospecha qUe fue debido o su lejanía y despego de las cosas que
pudo conservar su propia moral durante el sitio, si se hubiera identificado con sus hombres sus desgracios le hubieran destruido Les dijo que se tendrían que se–
parar "por ChOlO", Que ellos "habían escrito una pó·
gina de lo historio americana que sería imposible bo– rrar u olvidar Del futuro, si no del presente, debe–
mos esperar un justo juicio". Luego ogrqdeció o sus
oficiales y o los hombres que habían servido boja su mando, y permaneció ci un lodo mientras el Generol Henningsen explicaba los términos de rendJ.eión y les señalaba el orden de marcho Walker y su estado ma– yor irían o Son Juan del Sur o entregarse 01 Coman– dante Davis o borda del St Mary's El resto del ejér– cito y los no combatientes serían llevados por lo ruto del Tránsito a Greytow!" o bordo de otro buque de guerra de los Estados Unidos, el Wabash, el Comodoro Paulding en comando
El hecho de que Walker y sus más altos oficiales eran prisioneros de Davis, no fue comprendido por mu– chos de sus hombres Ni estaban interesados en sus planes poro el futuro que yo bullían en su mente, y los que exigían su regreso o los Estados Unidos o lo mayor brevedad Para los mós rec¡ehtes reclutas, pa–
ro aquellos que le conocían menos y no habíar sentido el impacto de su personalidad, la cruda realidad era de que los abandonaba en los momentos más difíciles de sus vidas Su partida, abrupto y sin emociones, era para ellos la culminación de uno pesadilla. Desde el
momento en que 10 vieron alejarse sus resentimientos
acumulados cobraron fuerzo Se sentían para con él como los restos del Gran Ejército de Napoleón pudie– ron haberse sentido cuando éste los abandonó en la retiiada de Moscú Lo alta político no signíficaba na– do paro los descorazonados hombres en los filas del ejército de Walker Habían aguantado hambres, he–
ridas purulentas, fiebres, moscos, niguas, piojos, disen–
tería, habían vivido en un miasma de sangre, hedion–
deces, temores y miserias, habían visto '0 sus amigos,
y aun a sus mujeres y sus nii1os, sufrir y morir en Ni–
caragua, y ahora su jefe, el hombre por quien habían arriesgado todo, los abandonaQa Así ~e sentían. El y sus aficiones iban o caballo Ellos tendrían que ca– minar, o cajear si es que eslaban heridos, los millos que separaban o Rivas del Lago de Nicaragua El es– taría en monos de Americanos, ellos fueron dejados a merced de los costarricenses Lo ira crecia en ellos durante el tardado viaje o través del Lago de Nícara– gua y el río San Juan hasta Greytown Aunque las tropos de Mora se refrenaron de abiertos violencias, no perdían lo oportunidad de robarles las pocos pertenen– cias que todavía les quedaban, y los humillaban Las raciones que les daban apenas si eran comibles. Cuan– do por fín se arrostraron a bordo del Wabash, los ofi– cioles del barco se sorprendieron y se llenaron de píe–
dad ante su situación, y el viaje de regreso, por un mar
tormentoso, fue un largo himno de odio paro Walker.
V
Después de lo llegada de Walker o bordo del Sto
Mary's se desarrolló una crisis pues el Comandante Da– yis insistía en fa rendición de la goleta Granado Esto no constaba en fas cláusulas de rendición, pero cuando
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